Los niños de Apneef disfrutan del concierto que tuvo lugar este sábado en el Gran Palladium Palace. | Irene Arango

La pequeña Triana tiene más claro desde este sábado que quiere ser pianista o bailarina. Este sábado fue una de las participantes en el Grand Palladium Palace de Platja d´en Bossa en el concierto ofrecido por el cuarteto Camerata Deia Piano Quartet.

[Las mejores imágenes del concierto solidario de la Camerata Deia Piano Quartet por Apneef.]

Unos 20 niños con necesidades especiales, acompañados por sus monitores, aprendieron de qué está hecho un arco de violín e, incluso, se atrevieron a interpretar con este instrumento el Cumpleaños feliz. «¿Quién se atreve ahora a tocar el piano?», preguntó también uno de los músicos. Voluntarios no faltaron. Triana, de nueve años, explicó precisamente que el instrumento que más le gusta es el piano porque los Reyes Magos de Oriente le regalaron uno. «Lo sé tocar más o menos», aseguró.

La conexión entre los músicos y los pequeños fue inmediata. Una vez más, la música hizo magia. El pianista Alfredo Oyagüez recordó que ya trataron el pasado año de organizar un acto similar, aunque la pandemia y las restricciones vigentes en aquel momento no lo permitieron. Esta vez sí pudo ser y el viernes actuaron en Santa Eulària y este sábado en Formentera a beneficio de la Asociación de Personas con Necesidades Especiales de Ibiza y Formentera (Apneef). También pudieron actuar para algunos niños de la entidad, de entre seis y 13 años, que acudieron este sábado al evento en Palladium. «Los chavales están encantados y estamos pasando un gran momento con ellos porque reaccionan de una manera bonita.

La música siempre tiene un efecto psicológico que levanta el espíritu. Pasar una mañana así con ellos es muy bonito», reconoció el pianista.

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Los músicos, para futuros conciertos, ya aseguraron que su deseo es que los niños también puedan acudir.

Desde Apneef, Álvaro del Toro manifestó que la iniciativa estaba siendo «fantástica» para los pequeños, muchos de los cuales vieron de cerca por primera vez alguno de estos instrumentos. Tras el ofrecimiento del cuarteto, y aprovechando el espacio que la Fundación Abel Matutes les ofrece para disfrutar de un proyecto de respiro familiar, no se dudó ni un momento en celebrar el bonito concierto. «Tenemos chicos con muchas necesidades diferentes, pero la música les beneficia a todos», concluyó.

«Veo a muchos artistas por aquí», insistían los miembros del cuarteto. Marga, Guada o Pablo, disfrutaron a lo grande bailando, cantando e incluso alguno de ellos ejerciendo de director de orquesta.

Los componentes del cuarteto lo consiguieron: al final del concierto ningún niño permanecía sentado y todos bailaban felices.