El gran debut de la maternidad.

El artículo de hoy está dedicado a todas las madres, especialmente a las mamás primerizas.

Todos sabemos que los bebés no nacen con un libro de instrucciones bajo el brazo y aunque bien es cierto que un nacimiento siempre es motivo de alegría, no es menos cierto que no por ello deja de ser una etapa dura, particularmente para las mamás.

Por este motivo, queremos ayudarte y acompañarte en esos primeros pasos tan importantes con tu hijo para que los disfrutes en su plenitud. ¡Acompáñanos!

El sueño

¡Dormir, dormir... comer y llorar! Al principio, sin orden ni concierto, lo que puede suponer un pequeño caos en el universo familiar, pero no te preocupes, poco a poco, todo volverá a la normalidad. Aunque tienes que tener en cuenta que para lograr la consecución de un cierto orden en las rutinas del bebé, dependes de la cantidad y calidad del sueño del recién nacido, para lo cual tanto él como tú vais a requerir tranquilidad.

Debes tener en cuenta que el descanso es fundamental para la feliz evolución de vuestras vidas y que llega a través de su pauta de sueño, que a su vez está determinada por su ganancia ponderal y por las necesidades alimenticias. Paulatinamente el sueño irá variando en cantidad y calidad, en función de la edad, estado de salud y cambios fisiológicos del niño. De esta manera, los tiempos de vigilia irán incrementándose hasta la consecución de un cierto ritmo regular de 9-11 horas de sueño nocturno durante la primera infancia.

Para que te vayas haciendo una idea, a continuación te mostramos las necesidades de sueño que tiene el niño según su edad en esta etapa.

  • Recién nacido. 16-18 horas, distribuidas a lo largo de todo el día en períodos que se interrumpen como consecuencia de la necesidad de tomar alimento. El 60% del sueño tiene lugar por la noche.
  • 1-3 meses. 14 horas, de las cuales el 75% se produce por la noche, además de dos amplios períodos de siesta.
  • 6-7 meses. 13 horas, incluyendo un amplio período de siesta.
  • 1 año. 12 horas más una siesta corta; suelen estar más interesados en lo que pasa a su alrededor que en la propia actividad de dormir; destacan las rutinas y preparativos antes de acostarse.
  • 2-5 años. 10 horas; en esta fase entran en escena las pesadillas y los terrores nocturnos.

Como puedes observar, todo gira alrededor del número de horas de sueño. Por ello, resulta imprescindible establecer una rutina en sus horarios que ayudará en la consecución de hábitos saludables relacionados con el sueño nocturno y repercutirá muy favorablemente en vuestro descanso y tranquilidad.

Formas de contribuir al descanso

La verdad es que existen varias maneras de incentivar el tan deseado descanso. Para que vayas tomando nota, te contamos algunas de las más relevantes:

  • El juego; al niño le sirve de descanso a la vez que ejercita la socialización e integración, satisfaciendo sus necesidades de diversión.
  • El ejercicio físico y el deporte; conlleva varias ventajas: mejora de la calidad del sueño, incrementa la capacidad respiratoria, inhibe la ansiedad, proporciona un desarrollo muscular armónico y favorece el crecimiento regular óseo.
  • Relajación muscular; presentándolo de forma lúdica y en momentos previos al acostarse.

Eso sí, desde aquí te recomendamos que paralelamente a que integres en tu vida y en la del bebé todas estas buenas costumbres, evites caer en situaciones atípicas para la adquisición de hábitos correctos, como por ejemplo, dormir al niño en brazos. Acostúmbrale desde el principio a dormirse solo en su cuna.Tiene suficiente capacidad para ello. ¡No lo dudes!

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Igualmente, te aconsejamos que hagas gala de tu paciencia cuando en algunas ociasiones tu hijo muestre alguna oposición a acostarse. Habla con él para averigüar qué ocurre, quizás su reticencia a dormir vaya asociada a temores o fantasías (ladrones, monstruos...), y a terrores nocturnos.

En cuanto a la higiene

Por supuesto, la higiene es otro imprescindible en el cuidado del bebé. Además está intrínsecamente vinculada con su descanso y con su sueño. Una higiene correcta favorecerá su desarrollo y su relajación.

Una buena higiene, entra de la mano del baño. Es interesante saber que hasta que no haya cicatrizado el ombligo debe ser tratado como una herida; por tanto, se puede bañar al niño en esos primeros días, pero procurando no mojar esa zona. Hasta que no haya caído el cordón umbilical, no conviene efectuar el baño por inmersión del tronco-extremidades realizándose en ese momento con una esponja o con toallitas húmedas.

Asimismo, conviene bañar al niño siempre a la misma hora y preferentemente cuando no este hambriento o irritado.

Por otra parte, durante las primeras semanas no debe durar más de 4-5 minutos, dado que se produce una descamación fisiológica después del baño.

De igual modo debe realizarse en una estancia a 20-25 ºC, siendo la temperatura ideal del agua de 35-37 ºC.

Eso sí, para llevarlo a cabo necesitarás todo un arsenal de útiles (Manoplas estériles, esponjas de un solo uso, pañales, braguitas, peine o cepillo, aceite infantil...), todo un universo de complementos que tendrás que llevar contigo cada vez que le bañes y que salgas a cualquier sitio, ya que el bebé necesitará de grandes cuidados durante muchísimo tiempo.

Para ello, "cuando salgas de mudanza" lo ideal es utilizar bolsos de Cambrass. Es innegable que estos bolsos constituyen una gran ayuda, puesto que incluyen varios compartimentos que podrás usar tanto como bolso maternal, como para el cochecito y llevar todo lo que necesites para ti y tu bebé.

¡Feliz maternidad!