La presentación oficial del libro en Ibiza se celebró ayer por la tarde en el Pikes Hotel.

Christian Len y Luis Costa presentaron ayer en Pikes Ibiza el libro 'Balearic: Historia oral de la cultura de club' en Ibiza ante más de un centenar de personas. Una presentación que en Ibiza se ha hecho esperar cerca de un año debido a la pandemia ya que estaba prevista para el pasado 21 de septiembre y que la lluvia obligó a retrasar hasta el día de ayer.

Un libro que habla de la historia de la cultura de club en Ibiza no podía limitarse a una simple presentación, de manera que se organizó toda una jornada en la que DJ veteranos se fueron alternando en los platos desde el mediodía. Algunos de ellos formaron también parte activa de la presentación en sí. DJ Alfredo, Leo Mas, DJ Pippi, Joan Ribas, César de Melero y Nelo compartieron mesa con los autores del libro y con personajes clave en la historia de la cultura de club en Ibiza como el creador de Space, Pepe Roselló o el exdirector de Pacha Danny Whittle.

Balearic: Historia oral de la cultura de club en Ibiza explica, desde cerca de un centenar de entrevistas a DJ y músicos de fama internacional, periodistas, disqueros, bailarines, promotores que han realizado sus autores, la historia de la cultura de club en Ibiza. El libro narra cómo a partir de finales de los años 50 empezó a llegar el turismo internacional a Ibiza. Primero, los beatniks y, después, los hippies americanos que huían de la guerra de Vietnam, muchos atraídos por la libertad y la inhibición que Barbet Schroeder plasmó en la película de culto More, rodada en 1969 entre Ibiza y Formentera, y con la banda sonora firmada por Pink Floyd. La historia continúa explicando cómo desde entonces la semilla, en forma de música y drogas, que estos viajeros dejaron en Ibiza acabó eclosionando a finales de los años 80. Entonces un grupo de clubbers ingleses alucinaron con las sesiones de DJ como Alfredo Fiorito o Leo Mas en las noches de Amnesia y lo exportaron a los clubes ingleses bajo el nombre de Balearic Beat. Desde entonces, las hordas de turistas británicos en busca de este tipo de música, fiesta y, por qué no decirlo, drogas han convertido Ibiza en la meca del turismo clubber hasta día de hoy, con el paréntesis de estas dos últimas temporadas con las grandes discotecas cerradas con motivo de la pandemia.

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Ante las preguntas de Periódico de Ibiza y Formentera, los autores divagan sobre los efectos que ha tenido la pandemia en la cultura clubber de Ibiza tras dos años con las grandes discotecas cerradas. «Ibiza tiene componentes suficientes como para sobrevivir a esta situación. A lo mejor hasta le ha ido bien tanto al clubbing como a Ibiza. Se había montado una burbuja insostenible», asegura Costa, mientras que Len está convencido de que el próximo verano «el clubbing volverá en barrena. Las pistas volverán a ser lo que eran. Los que tienen el poder y la pasta volverán a por lo suyo». Ambos autores esperan que finalmente no sea así y que «las cosas se hagan de otra manera, con más contenido en las fiestas a parte del DJ». «Alguna cosa tiene que cambiar», defienden los autores, que apuestan por «mejorar la experiencia, siempre con la libertad por delante y cuidando el contenido musical. Sin ataques de nostalgia, devolver el prestigio a nivel cultural». Costa habla de la cultura de club como «un monstruo de dos cabezas» que, por una parte, tiene el «insaciable fin económico», pero que, por otra, también tiene el «talante y la creatividad que caracterizan a Ibiza».

Opiniones diversas
Los autores tampoco acaban de ponerse de acuerdo con su opinión sobre el futuro de las fiestas ilegales en villas privadas más allá de coincidir en el hecho evidente de que esos dos últimos veranos se han consolidado y en la posibilidad de que acabe afectando al mundo clubber en general. Por un lado, Christian Len reconoce que este tipo de fiestas ofrecen un tipo de libertad que no pueden ofrecer los grandes clubes y que seducen a buena parte de los clientes, aunque Costa pone sobre la mesa desde la diferencia en los equipos de sonido, que no pueden competir con los de las grandes discotecas, al elitismo de la mayoría de estas fiestas a las que «un clubber al uso no puede llegar a acceder». Sobre su libro, ambos autores destacan algunos de sus puntos y anécdotas que recogen en él. Luis Costa habla, por ejemplo, de cómo el autor del libro Trainspotting, Irvine Welsh, llegó a pinchar en la fiesta Manumission ante 10.000 personas «puestas hasta arriba de todo (…). De hecho, no importaba gran cosa lo que estuviera pinchando», asegura Welsc en el libro.

Costa también subraya cómo una serie de casualidades llevaron a Jon Sa Trinxa a hacerse con una de las residencias más longevas de la isla tras haber perdido sus discos, o cómo Amnesia rechazó, en 1984, los servicios del DJ argentino Alfredo Fiorito, sin dejar de lado la mítica presencia de Pink Floyd en la banda sonora de More, la película de Schroeder.
Por su parte, Christian Len habla de New Order y de cómo el grupo mancuniano trató de grabar su álbum Technique en 1988 durante seis meses en Ibiza, huyendo del auge del clubbing en Londres. Lo que se encontraron en Ibiza, «un paraíso de clubes al aire libre y un cosmopolitismo superior al de Londres», hicieron que la banda británica apenas lograra grabar cuatro pistas.