Bartolomé Bonet, jefe de Pediatría de Can Misses. | Daniel Espinosa

El jefe de servicio de Pediatría del hospital Can Misses de Ibiza, Bartolomé Bonet, alertó este viernes sobre los peligros de un grave problema social como es la obesidad infantil, difícil de solucionar si no hay una «clara» voluntad de intervenir desde todas las partes implicadas. «El sedentarismo es el mal del siglo XXI», lamentó.

Con su ponencia Avances en obesidad infantil, el especialista participó este viernes en la XIX Reunión Anual de la Sociedad de Pediatría Balear que se celebra estos días en el Hotel Los Molinos de Ibiza.

El pediatra comenzó repasando las opciones terapéuticas existentes para niños que deben perder peso, aunque puntualizó que «lamentablemente, estas opciones son muy pocas». También se refirió a nuevos fármacos que en adultos ya están dando buenos resultados y habló de la cirugía bariátrica para disminuir la absorción intestinal, cada vez más en boga entre jóvenes que tienen que adelgazar.

En el caso de los medicamentos, Bonet recordó que su uso es «bastante complejo» en el caso de los menores puesto que conllevan ensayos clínicos muy costosos y la población que puede participar en ellos es reducida. «No se hacen estos estudios en niños y ello dificulta el uso de medicamentos en pacientes de determinadas edades. Si se mira la ficha técnica, incluso medicinas para catarros no se pueden utilizar en niños menores de dos años. Ya no digamos medicamentos contra la obesidad que son relativamente nuevos y sin experiencia a largo plazo en relación a posibles efectos secundarios», reconoció Bonet.

El experto lamentó que la obesidad infantil es un problema que «está aumentando cada vez más». Lo más grave no es que el niño esté «más o menos ‘gordito’», según dijo, sino que desarrolle enfermedades como la diabetes tipo dos. «Una enfermedad que hace 40 años era de adultos ancianos se ha convertido en una de niños. Es un problema de salud muy grande y que irá empeorando si no se toman cartas en el asunto, que no se está haciendo», manifestó.

Otras patologías, como el hígado graso, también pueden aparecer en pacientes muy jóvenes. Hasta ahora, este problema sólo afectaba a grandes consumidores de alcohol o a gente adulta muy obesa. El listado se completa con enfermedades cardiovasculares o degenerativas articulares que están detectándose ya entre los más pequeños. «La diabetes es el mal menor», aseguró Bonet, quien detalló un estudio elaborado por una revista médica que pone de manifiesto que después de una década un joven diabético de 25 años sufre ya graves complicaciones. «No es aquello de pensar que se tiene el azúcar un poco alto», puntualizó.

Como dato positivo, Bonet consideró que la gente «cada vez es más consciente» sobre esta problemática, aunque «es muy difícil tomar medidas».

Entre las posibles soluciones, defendió que hay que llevar una vida activa a nivel físico y olvidarse del sedentarismo y recordó también que este problema ha llegado con el cambio de vida de los últimos 30 años.

Con la pandemia, Bonet reconoció además que en la consulta se está topando con casos más que evidentes de niños que han cogido peso durante estos últimos meses. «Con la llegada del coronavirus ha pasado como en Navidades: la gente ha cogido peso y va a costar muchísimo perderlo», concluyó.