El velero Blue Panda de WWF España llegó a Ibiza hace una semana dispuesto a visitar la reserva marina de Tagomago, captar imágenes de los fondos en esta zona y recuperar redes de pesca abandonadas. El mal tiempo frustró sus planes, pero aún así los tripulantes aprovecharon su estancia para difundir en la isla la importancia de aumentar el número de estos espacios protegidos en todo el Mediterráneo al ser herramientas de gestión «muy útiles» para la conservación y el uso sostenible de los recursos.

Estas zonas sirven también para proteger hábitats vulnerables como la posidonia o los corales, reconocieron desde WWF.

José Luis García, responsable del programa marino de WWF España, defendió que el objetivo principal de su visita a Ibiza era visibilizar la importancia de que el 30 por ciento del Mediterráneo esté protegido antes de que finalice la década. Por el momento, sólo el 1,27% del mar ha logrado una protección real.

Con esta campaña, el velero ha visitado ya otras reservas existentes para comprobar in situ los progresos conseguidos tras la declaración. Su intención ayer era navegar por la zona protegida de Tagomago, aunque el mal tiempo obligó a cancelar este recorrido.

«Acabamos en Ibiza porque lo que más nos gustaba era que en todo el proceso de creación de la reserva, diferentes actores que no siempre se ponen de acuerdo caminaron juntos. Por otro lado, en poco tiempo se han demostrado los efectos beneficiosos que tiene la declaración a la hora de recuperar recursos», explicó García.
En este sentido, desde WWF recordaron que la creación de una reserva marina influye directamente en su círculo más cercano. El turismo asociado a estos espacios protegidos o la mejora de hábitats naturales, son cambios en positivo que consiguen estas declaraciones.

«En cuanto a las praderas de posidonia, el hecho de protegerlas tiene beneficios en las playas cercanas puesto que suelen estar en mejor estado, tienen agua más limpia y transparente, y todo beneficia a un sector turístico basado en el disfrute del mar», insistió el experto.

Sobre la pesca, al incrementarse las poblaciones de algunas especies, se beneficia al sector profesional y también a los aficionados de esta práctica recreativa que pueden hallar especies imposibles de ver en otras zonas no protegidas.

Precisamente, en la creación de la reserva marina de Tagomago la entidad WWF colaboró con el Consell o la Cofradía de Pescadores. «El Govern está haciendo una buena labor en relación a las reservas marinas, algunas con una trayectoria de 20 años», explicó Gómez. «Queda mucho por hacer», reconoció el portavoz. Según aseguró, delimitar zonas de posidonia dentro de estos espacios ayuda a expandir conocimientos y a divulgar su protección.

Red fantasma
La visita del Blue Panda a las islas coincidió con la celebración de la COP 16 de Glasgow, por lo que se quiso destacar la urgencia de afrontar la crisis climática que amenaza el mar. Los miembros de la tripulación expresaron cierto optimismo al considerar que hay una mayor conciencia a la hora de proteger el Mediterráneo.

Tristemente, el mal tiempo obligó también a cancelar la recuperación de una red fantasma al sur de Ibiza. Según Gómez, se trata de una peligrosa amenaza en el mar puesto que puede seguir atrapando peces y otras especies y destruir hábitats durante años al tardar mucho tiempo en degradarse.

A bordo del Blue Panda, sí pudo celebrarse ayer entre las partes implicadas un debate sobre la reserva de Tagomago con el objetivo de «trabajar en la visión conjunta de hacia dónde se quiere ir en la gestión de esta zona», reconoció el portavoz. Incluso, se abordó la posibilidad de expandir la protección hacia aguas exteriores del islote para proteger otros hábitats como los corales.