La actual depuradora de Ibiza está sobrepasada y casi cada vez que llueve vierte aguas fecales, como este viernes. | Daniel Espinosa

Las obras de la nueva depuradora de Ibiza se encuentran actualmente paralizadas en la parte del tramo donde se están ejecutando las impulsiones. Así lo confirmaron este viernes desde el Ministerio de Transición Ecológica, desde donde informaron que se está acabando la obra civil de la estación depuradora y tramitando los pedidos de los equipos a instalar. «La obra civil pendiente de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) son conducciones de redes internas, el último tramo de la impulsión y emisario, urbanización y entorno de control», según explicaron.

En paralelo, se «está avanzando en la ejecución de la estación de bombeo de aguas residuales ubicada en la depuradora actual». Según explicaron, el trazado de los colectores de impulsión tiene «paralizada la ejecución por la aparición de restos arqueológicos». Este pasado verano, el Ministerio de Transición Ecológica empezó a desviar los colectores que llegan a la actual depuradora para así entroncar éstos con la nueva estación de bombeo (EBAR) que llevará el agua hasta la nueva planta depuradora.

En este sentido, recordaron que esta pasada temporada han estado trabajando, precisamente, en los colectores de impulsión, que es lo que ahora está parado por los restos arqueólogicos. Según explicaron desde Transición Ecológica, mantienen que la nueva depuradora estará acabada en el año 2023, en concreto, en el segundo semestre.

Por el momento, se desconoce la importancia de estos hallazgos arqueológicos ya que la empresa que está ejecutando las obras de la nueva depuradora de Ibiza (la UTE formada por Sacyr y Sadyt) remitió la semana pasada al Consell d’Eivissa la memoria de lo que habían encontrado mientras trabajaban en los colectores de impulsión. Desde el Consell d’Eivissa confirmaron que recibieron la memoria la semana pasada y que en breve remitirán su contestación y valoración al Ministerio de Transición Ecológica.

Cabe destacar que la empresa concesionaria presentó cuando empezaron las obras un plan de gestión arqueológica al Consell d’Eivissa. Este plan de gestión fue aprobado en 2017, con informe favorable de la Comisión Insular de Ordenación del Territorio, Urbanismo y Patrimonio Histórico-artístico (Ciothupa). Por ello, ante el hallazgo de cualquier resto arqueológico, la empresa emite memorias que son remitidas a la máxima institución insular para informar sobre lo que han encontrado, según recordaron desde el Consell d’Eivissa.

Años de retraso
La nueva depuradora de Ibiza acumula años de retraso. Se empezó a hablar de la necesidad de una nueva planta depuradora en el año 2009 y ya entonces se anunció que las obras empezarían en 2010, algo que no fue real. Finalmente, las obras salieron a licitación en el año 2015 por un importe de 41,2 millones de euros. Fueron adjudicadas un año después por un importe de 24,3 millones de euros, un 40,9% menos de lo previsto inicialmente, a la UTE formada por S.A. Depuración y Tratamientos (SADYT) y SACYR, S.A.U.

Entonces, se informó de que el plazo de ejecución de la nueva depuradora sería de 33 meses. Los trabajos para construir la nueva depuradora empezaron en 2017 y, a finales de 2019, se paralizaron por la necesidad de cambiar el trazado de las tuberías que conectarán la actual depuradora con la nueva. Solventado este escollo, se retomaron los trabajos a finales del pasado mes de abril.

Mientras tanto, la actual depuradora, que pasará a ser estación de bombeo de la nueva cuando ambas se conecten, sigue estando sobrepasada y vierte cada vez que llueve, tal y como pasó este viernes.