Ana María Boned. | Daniel Espinosa

Ana María Noguera Boned (Ibiza, 1971) relata con orgullo la historia del bar que fundaron sus antepasados en una casa payesa de Sant Carlos: Ca n’Anneta. Desde los años 40, y durante décadas, su abuela Ana Marí Torres dirigió este negocio en el que locales y visitantes han visto la vida pasar entorno a un vaso de sus famosas hierbas ibicencas.

¿Cuál es el éxito de Ca n’Anneta?

—Sin duda, continuar con el local como ha sido siempre y no romper la esencia de aquello que te da algo viejo. También, el buen servicio y la carta de comida casera y tradicional.   

Les han dado un premio a la Trayectoria Empresarial Exitosa.

—Es un reconocimiento que el Ayuntamiento de Santa Eulària nos hace, lo que significa que el negocio funciona y que sigue adelante. No es el primer premio, ya tendremos cinco o seis como el Ramón Llull o distinciones internacionales o de la Escuela de Turismo. Son muchos años de trabajo.

Siempre hará ilusión un reconocimiento.

—Sí, porque te recuerda que un año más estás allí y que estás funcionando. Un año tras otro, al final se crea esta trayectoria.

Sin duda, su bar preserva la esencia de una Ibiza que, para muchos, ya no existe.

—El bar, en la parte de la entrada y la barra, está como siempre. Lo he conocido así toda la vida. Se han ido haciendo reformas, pero tratando de mantener la estructura original. Todavía se conservan los buzones antiguos o muebles de la vieja cabina de teléfono, y cuando uno se sienta en el patio y ve las vigas y todo, le parece que está en el pasado.

¿Cuándo abrió el Bar Anita?

—La historia viene de atrás. Según cuentan mis padres y la abuela Anneta viene de los tatarabuelos. La casa donde está el bar tiene cerca de 150 años. En aquella época, en Sant Carles sólo existía la iglesia y dos o tres casas. Nuestro tatarabuelo compró el terreno y construyó la vivienda para uno de sus hijos y, para dar un servicio al pueblo, abrió en la planta baja un negocio, unos ultramarinos donde también vendía tabaco y había servicio de correos. El bisabuelo lo llevó hasta los años 40, cediéndoselo después a uno de los hijos que tuvo que emigrar a América, así que pasó a manos de un hermano que fue quien se casó con mi abuela. Después, él también tuvo que irse y ella se hizo cargo del bar porque quedó sola. Ella continuó hasta que el negocio pasó a manos de mi padre. Can n’Anneta se hizo famoso en la época de los hippies, en los 60.

Su abuela tendría mucha relación con los ‘peluts’ o los hippies de la época.

—Ibiza fue uno de los lugares elegidos por estas personas para huir de la guerra de Vietnam y mi abuela les recibió. Comenzaron a llamarla ‘Anita’, aunque en realidad el nombre del local es Can Pep Benet.

¿Nunca tuvo problemas con ellos?

—Nunca. A los hippies les llegaban giros postales porque los padres les mandaban dinero cada mes. Mi abuela después los recibía y les daba a ellos el dinero. Incluso, si a alguno se le acababa, mi abuela les fiaba y al siguiente mes, liquidaban cuentas.

Ca n’Anneta es sinónimo también de unas buenas hierbas ibicencas.

—Viene de muy atrás. Creo que lo debió empezar mi bisabuelo y, cuando mi abuela asumió el negocio, las mejoró. Se utilizan hierbas aromáticas o anís dulce. Ella debió estar haciendo mezclas hasta que encontró el punto adecuado para que fueran tan buenas. No es una receta secreta. Se trata de jugar y encontrar los ingredientes adecuados, con las proporciones justas.

Habrá clientes que les visiten desde hace muchos años.

—Sí y muchos que vienen a comer o a tomar algo y acaban comprando botellas de hierbas que después llevan a sus países. Cuando éramos pequeños vivíamos en la parte de arriba y nos hemos criado allí. Así, todos los años muchos extranjeros que venían en verano nos han visto crecer un año tras otro. Ahora nos ven y todavía se acuerdan. Mi abuela además tiene fotos con gente famosa y, por ejemplo, participó en capítulos de la serie ‘Cuéntame’, así como en otros programas.

¿Su abuela era consciente del éxito conseguido?

—No mucho porque siempre ha estado allí en contacto con la gente. Habrá visto que los hippies o los artistas han ido cambiando y lo ha ido viviendo, adaptándose a lo que había.

¿Está asegurada la continuidad de Ca n’Anneta?

—Sí, en el 97 mi padre buscó a un encargado que todavía está con nosotros, Vicent. Mis padres todavía están con nosotros y somos tres hermanos con hijos. Nuestra intención es seguir adelante.