Las bailarinas de la asociación Can Planeta interpretan la danza del vientre y Tribal Fusión. | Irene Arango

La asociación Can Planeta quiso dar la bienvenida a la nueva normalidad tras la pandemia y lo ha hecho bajo el lema E pur si muove, tot i així es mou, una consigna que para la entidad es mucho más que una cita célebre.

[Las mejores imágenes del Festival de Dansa Oriental, Ètnica i Tribal de Can Planeta.]

«Hemos estado en la oscuridad mucho tiempo, pero el mundo se ha seguido moviendo y nosotros con él», destacó Katerina Jaquet, coordinadora de Can Planeta. Este sábado tuvieron la oportunidad de volver a pisar un escenario y lo aprovecharon para hacer lo que mejor saben hacer: bailar.

Desde danzas afganas hasta coreografías de la India, toda una amalgama de bailes se interpretaron en el Festival de Dansa Oriental, Ètnica i Tribal, que organizó la asociación Can Planeta y a la que acudieron más de 130 personas. «Uno de nuestros objetivos es reivindicar el arte y la cultura después de todas las dificultades que hemos tenido los dos últimos años», destacó . En este sentido, subrayó que este sábado se eliminaron todas las restricciones de aforo que sí mantuvieron en la primera edición del evento. «Todavía no me creo que hayamos podido esquivar todos los obstáculos y estemos aquí», puntualizó Salmaya, nombre artístico de la coordinadora, algo emocionada.

Cabe recordar que esta entidad no recibe ayudas ni subvenciones por parte de las administraciones. «Hemos luchado mucho para mantener esta asociación. Durante la pandemia estuvimos realizando clases online desde la terraza de mi casa», destacó Jaquet.

Un camino insondable que, según ella, hubiese sido imposible recorrer sin la implicación de las 50 personas que forman parte de la entidad y, en concreto, de las 30 bailarinas que este sábado desplegaron su arte sobre el escenario de la sala del Centro Cultural de Jesús.

Además, no se quisieron olvidar de la situación que viven las mujeres y niñas afganas. Es por eso que, desde Can Planeta, destinarán parte de lo recaudado a la asociación Ponts per la Pau, una organización que apoya y promueve los derechos de las mujeres afganas.