Los furgones de recogida salen cada día a las seis de la mañana para vaciar contenedores y llevar la ropa al almacén de Cáritas | Irene Arango

En Cáritas trabajan a destajo desde hace algunas semanas para gestionar sus contenedores de recogida de ropa. Han tenido incluso que contratar a un trabajador temporalmente para poder cubrir el aluvión de ropa usada que satura sus contenedores.

«Esta mañana el furgón que tenía que recoger los contenedores de ropa de Sant Josep ha tenido que hacer un segundo viaje para vaciarlos todos», explica Paco Cabrera, responsable de gestionar este programa de la acción caritativa y social de la Iglesia Católica.

Es época de cambio de armario, y los responsables de gestionar contenedores de ropa usada de toda España lo notan. En el chat de Whatsapp de los responsables de Cáritas de otros lugares de España es el tema de moda estas semanas.

Cabrera asegura haber notado un incremento respecto al año pasado. Consecuencia de la pandemia, cree. La gente ha decidido prolongar un año más la vida de sus prendas de ropa, algo que notaron los comerciantes. En plena tercera ola no estaba el horno para bollos. Un año después la situación es mucho mejor y la gente parece que se ha animado a renovar el fondo de armario.

Más de 300 toneladas
En lo que va de año, Cáritas diocesana ha recogido 309 toneladas de ropa, 20 más que el año pasado.

La recogida está organizada por itinerarios: lunes Vila, martes Santa Eulària, miércoles Sant Josep y Sant Antoni... Sin embargo, estos días se encuentran con contenedores que al día siguiente de vaciarlos ya vuelven a estar llenos.

Tanto Cáritas como la Fundación Deixalles, en el caso de Ibiza, engrasan sus máquinas en otoño y primavera.

Ambas entidades sin ánimo de lucro realizan una labor social a través de la gestión de las viejas prendas de la ciudadanía, además de darles una segunda vida.

Una labor que cierra el ciclo de la economía circular, añadiendo un valor medioambiental a este trabajo.

«Con esta labor también cerramos este círculo de reutilización, con el objetivo, además, de concienciar a la gente de la necesidad de no acumular tanto y dar un nuevo uso a estas prendas que si no acabarían en los depósitos de basura», indica Gustavo Gómez, coordinador de Cáritas Ibiza.

El material que se recoge en los contenedores de ropa de Cáritas en Ibiza tiene dos destinos.

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Una parte, la ropa de mejor calidad, va a las tiendas de ropa social de Cáritas de Santa Eulària, Sant Antoni, Sant Jordi, Puig d’en Valls y Vila.

Esta última está actualmente cerrada para poder ampliar el espacio de alimentos y productos de primera necesidad pero está prevista su pronta reapertura.

La ropa se entrega de forma gratuita o por un precio simbólico a personas que la necesitan.

Del procedimiento de selección de ropa, limpieza y desinfección se encargan las personas en riesgo de exclusión social que participan en el programa A tot drap.

Formación
Los participantes se forman en selección, almacenaje y gestión de stock textil, además de recibir formación en habilidades sociales y laborales básicas.

Actualmente el programa, que integran una decena de participantes, funciona a medio gas debido al reciente cambio de almacén que ha llevado a cabo Cáritas, en el que ya tiene prácticamente habilitado el nuevo espacio de formación y trabajo.

El segundo destino, a donde va la mayor parte de la ropa, es la fundación Formació i Treball (FIT), en Barcelona, que desarrolla el programa de economía solidaria Moda Re- de Cáritas.
La FIT, una entidad sin ánimo de lucro, gestiona a través de su empresa de inserción social Roba Amiga el tratamiento de la ropa. El objetivo es triple: crear puestos de trabajo estables (actualmente 140) para personas en riesgo de exclusión, reducir la generación de residuos con la reutilización de esta ropa y cubrir las necesidades de ropa de personas con bajos ingresos ofreciendo ropa de segunda mano de calidad.

Segunda vida
La ropa y complementos que no son aprovechables por el desgaste se reciclan para darles una segunda vida como fregonas, bayetas u otros tantos productos hecho de restos textiles.

Las ventas de las tiendas de Moda Re- revierten en los participantes de la cooperativa. En Ibiza está prevista la próxima apertura de uno de estos locales comerciales de los que ya hay un centenar en toda España.

Gustavo Gómez explica que, además, se ha implementado un procedimiento de trazabilidad de la ropa para evitar su reventa en países del tercer mundo.

«Intentamos evitar que la adquieran empresas que compraban esta ropa aquí muy barata y luego provocaban un impacto negativo en el comercio local de estos países. Ahora procuramos que esta ropa se utilice en proyectos solidarios para que se mantenga esta función social y que no haya empresas que se aprovechen de ello con prácticas desleales hacia el comercio local».

Un proyecto en crecimiento que pronto generará novedades en Ibiza.