IBIZA CAROLINA ESCANDELL | Marcelo Sastre

Entre sus funciones como consellera de Bienestar Social y Recursos Humanos en el Consell de Ibiza, la violencia de género y la asistencia a las víctimas son cuestiones que remueven especialmente a Carolina Escandell (Ibiza, 1967). Reconoce preocupación por los últimos datos presentados desde la Oficina de la Dona y anima a toda la sociedad a no hacer «oídos sordos» ante un problema con difícil solución.

—¿Se puede salir de la violencia machista?
—Sí y es muy importante buscar ayuda. El circuito del maltrato comienza con cosas sutiles, se va agravando y llega un momento en el que casi se produce la anulación total de la persona y de su voluntad. Si no es con ayuda, no sales. Afortunadamente, hay muchas campañas en marcha y nunca hay que hacer oídos sordos. Si vemos un episodio, debemos llamar a la Guardia Civil o a la Policía porque todavía existe el estigma de que, lo que pasa entre una pareja, es sólo cosa suya.

—La Oficina de la Dona ha presentado los datos relativos a este año.
—Tristemente debemos seguir contando con una jornada de reivindicación, de lucha contra la violencia machista. Nuestro deseo es que el 25N llegue a ser una jornada de celebración y que realmente esta violencia se haya erradicado, aunque estamos todavía lejos y hay que seguir trabajando en ello.

—¿Qué cifras han llamado su atención?
—El primer dato importante, aunque ya lo esperábamos, es que los datos han subido significativamente, pasando de 474 casos atendidos en 2020 a 556. Si los comparamos con el año 2019, cuando en la Oficina de la Dona fueron atendidas 490 personas, el incremento es muy importante. También el contexto Covid, con tantas restricciones de movilidad y confinamientos, obligó a que las mujeres convivieran más con su maltratador y no tuvieran tanta capacidad para denunciar. Así, en 2020 el número de víctimas fue ligeramente inferior.

—Usted ya había reconocido que los casos registrados el año pasado eran menos, pero más graves.
—Sí, nos llegaron casos de la mano de la Guardia Civil o de policías locales. Ahora se ha producido un repunte importante porque han finalizado las restricciones y las mujeres han vuelto a una situación de normalidad en el trabajo o con la familia. Al volver a la vida social, el control que quiere ejercer el maltratador sobre la víctima se diluye, facilitando que las conductas violentas se produzcan de manera más fácil.

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—¿Se sigue pensando aquello de que hay más casos porque la gente denuncia más?
—Tenemos una dualidad en este tema y, en este sentido, siempre hago mucho caso a lo que señala el personal técnico de la Oficina de la Dona. Piensan que es una combinación de las dos cosas: se denuncia más, hay más conciencia, más medios y una mayor sensibilidad al respecto, pero la realidad es que estamos preocupados porque hay un número mayor de casos. Es difícil separar esta línea y saber si es por una cosa u otra.

—Reconoce también que le preocupa el incremento de denuncias por violencia sexual.
—Según las estadísticas y el tipo de maltrato, hay una subida de víctimas que padecieron malos tratos físicos, psíquicos y sexuales dentro de la pareja, pasando de 4,8 a un 12,94 por ciento. Es un incremento muy importante.

—Es un hecho que también se ha registrado en otras zonas.
—Sí, pero aquí todos más o menos tenemos la misma interpretación. Antes, lo que pasaba en una pareja se quedaba entre ellos y no se reconocía como violencia sexual el hecho de que tu marido o novio te obligara a mantener relaciones en tu contra. Ahora, hay un cambio de percepción en este sentido.

—¿Este año han cambiado los perfiles de las víctimas?
—No, más o menos se mantienen y los perfiles más habituales son víctimas de entre 31 a 50 años. Sí que ha subido ligeramente el número de víctimas de 21 a 30 años, aunque no es muy significativo. La educación hace que se perciba antes un episodio de malos tratos, aunque a las mujeres que llevan mucho tiempo con su pareja o que proceden de un contexto muy tradicional, les cuesta más.

—Se siguen escuchando frases como «si lleva tanto con su pareja, tan mal no estará».
—Escuchar esto es aberrante. Si una mujer resiste años con su maltratador es porque la ha anulado como persona. El circuito del maltratador comienza lentamente y, cuando se consolida, estás tan anulada que es muy difícil darse cuenta.