Nadie quiso perderse la última misa oficiada en Santa Gertrudis por Javier Betancourt. | Irene Arango

La del miércoles fue una celebración religiosa muy especial para el padre Jaiver Betancourt. Tras ocho años en la parroquia de Santa Gertrudis, y algunos menos en la de Sant Miquel, este colombiano se despidió ese día de sus feligreses, a quienes siempre llevará en su corazón.

El sacerdote dejó bien claro que, mientras cada uno se va acoplando a sus nuevos destinos, «algunas veces voy a seguir viviendo». Betancourt ejercerá desde ahora como capellán en San Pablo, en Casas Baratas: «Antes de venir a Santa Gertrudis ya estuve como vicario en San Pablo. Ahora iré como párroco, pero la diferencia es abismal entre una parroquia y otra. Santa Gertrudis, al ser un ambiente más rural, te da la oportunidad de tratar más con la gente y ofrecer una mayor cercanía y muestras de cariño. En la ciudad, por el propio ajetreo, no se da esa circunstancia. También Sant Miquel ha sido una parroquia genial, por su gente y por todo el engranaje cultural que maneja».

Con cierta nostalgia, el padre Betancourt quiso dejar bien claro a sus parroquianos que «lo hice lo mejor que pude y, sobre todo, expresarles un sentimiento de gratitud. Más que yo darles, ellos me dieron su aprecio o su paciencia. Al principio, fue un poco difícil porque yo tenía otra mentalidad. Soy latinoamericano, pero ellos pudieron entenderme».

El sacerdote también lamentó la falta de jóvenes en las celebraciones religiosas, aunque lo consideró, al mismo tiempo, todo «un reto evangelizador».

«Tengo que confesarlo. No se me dan muy bien los idiomas y tengo bastante complicación en este sentido. Me da pena no hablar todavía con fluidez el ibicenco, aunque algunas palabras las aprendí. Traté de hacerlo lo mejor que pude. Quiero destacar la gratitud, la paciencia que han tenido conmigo, lo que ha hecho muy fácil mi trabajo pastoral».

Los cambios

El cambio de sacerdote en Sant Miquel y Santa Gertrudis forma parte de la renovación pastoral anunciada por el obispo Vicente Ribas nada más conocerse su designación. Entre otras novedades, el argentino Marcelo Jofré, hasta el momento capellán de Sant Jordi, ha tomado el relevo del propio Ribas en las parroquias de Santa Eulària y Sant Mateu. Además, ha sido nombrado vicario general de la diócesis pitiusa.

El lugar de Jofré en Sant Jordi y Sant Francesc ha sido ocupado por el joven Daniel Martín Reyes, que también será el capellán del Colegio Sa Real. Miguel Ángel Riera ha dejado Formentera para ocuparse de la parroquia de Santa Cruz, siendo sustituido en el Pilar de la Mola y Sant Francesc por el recientemente ordenado Fernando Bayón.

El capellán colombiano José Quintero ha pasado a ser el párroco de Sant Rafel y Santa Agnès. Sergio Alberto Pérez es el nuevo sacerdote de Sant Agustí, mientras que Álvaro Enrique González se hará cargo de Santa Gertrudis y Sant Miquel.