Pepe Oriola San Nicolás.

Pepe Oriola (Barcelona, 1963) es un letrado experto en derecho empresarial que, desde hace dos años, ejerce de abogado para la cadena MIJ Hotels, la nueva gestora del complejo turístico Punta Arabí. Oriola, con acciones jurídicas, y la empresa Desokupa, con un control de acceso en las instalaciones, han conseguido reducir la okupación de estas viviendas en un 90%. Oriola está acostumbrado a la repercusión mediática, puesto que, anteriormente, llevó casos judiciales muy mediáticos.

—¿Cuánto tiempo lleva representando a la cadena MIJ Hotels?
—Desde hace dos años, desde el primer día de su fundación. Conozco al Presidente Ejecutivo de la compañía, Manuel López Delgado, desde hace 30 años y nuestra relación personal es muy buena. Lo conocí en Menorca. Yo tenía un servicio jurídico en esta isla y mi cliente era su hermano mayor. Recuerdo que él tenía 13 años cuando lo conocí. Por eso estamos tan unidos. Es más, cuando este proyecto se creó enseguida me llamó para que fuera el abogado de la compañía.

—La compañía decidió convertirse en la nueva gestora siendo consciente del gran pico de okupación que tenía el complejo. ¿Esta situación de incertidumbre no os generó dudas antes de invertir?
—Para nada. Antes de tirarnos a la piscina analizamos la situación entre todos los agentes implicados. Fue esencial el trabajo conjunto entre Paquita Marsan, que creo que es una gran empresaria, y la propia compañía. El acuerdo fue mutuo desde el principio y eso supuso que todo fuera más fácil. Yo, como abogado, comenté que nos hacía falta una buena estrategia para recuperar todas las viviendas okupadas. Y fue, justo ahí, cuando propuse la colaboración de Desokupa. Yo me vi incapaz, en rapidez, de poder recuperar todos los apartamentos en tiempo récord. Y te vas a reír, pero también conozco a Daniel Esteve, el líder de Desokupa desde hace tiempo. Era mi profesor de boxeo desde hace nueve años y tengo muy buena relación con él.

—Todo queda en familia...
—Eso parece. (Se ríe). Cuando lo conocí, Desokupa todavía no existía, pero era consciente de todos sus trabajos. Por eso, no lo dudé. Y, bueno, siempre es mejor trabajar con gente que conoces y que es de confianza.

—Sin duda, este desalojo se ha convertido en un caso muy mediático y polémico. ¿Cree que esta situación ha favorecido vuestros intereses?
—Nosotros hemos actuado sin tener en cuenta esta difusión mediática. Yo, en todo momento, he estado muy tranquilo porque sabía que la vertiente jurídica estaba de nuestro lado. Nosotros hemos actuado dentro de la legalidad siempre. Desokupa simplemente instaló un control de acceso y vigilancia, que es la base de su trabajo y yo, mientras tanto, me ocupaba de las acciones jurídicas. De todas formas, me gustaría decir que la intervención de los medios ha sido muy importante. Desde su visión informativa se han dado cuenta de que no solo la compañía salía perjudicada, sino también los vecinos y la reapertura del Hippy Market. Gracias al esfuerzo de todos, especialmente de Desokupa, se habilitarán 60 puestos de trabajo nuevos.

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—Entonces... ¿desde la compañía, en todo momento, eráis conscientes de la actividad, (vídeos, comunicados...) que realizaban los miembros de Desokupa?
—Por supuesto, yo ya sabía cómo trabajaban y su forma de proceder. Por este motivo, tenían vía libre. Ten en cuenta que Daniel y el resto de integrantes han priorizado esta okupación. Cuando yo contacté con él, estaban trabajando en otros desalojos y los han paralizado, durante una semana, para ir a Ibiza.

—Desde que se fundó la compañía en 2019, ¿esta cadena se había visto envuelta en una situación similar?
—En la historia de la cadena es la primera vez que se enfrenta a algo así. Sí que es cierto que al principio creíamos que era parcial, pero luego vimos que la okupación era casi completa. Cuando fuimos conscientes de cómo afectaba esta situación a los vecinos y a la supervivencia del Hippy Market fuimos a por todas. También observamos que la okupación afectaba a familias vulnerables que no podían pagar un alquiler. A estas tres familias las hemos reubicado en uno de los inmuebles de la cadena.

—Parece usted muy cómodo ante la opinión pública, como pez en el agua ante los medios...
—(Se ríe) Es que yo he vivido mucho. Mi trayectoria profesional es muy amplia. Desde que fui representante del futbolista Ronaldo, cuando ganó el balón de oro en 1997, no he dejado de tener contacto con los medios. Por ejemplo, a nivel jurídico, tengo mucha relación con ellos, puesto que llevé el caso del chupinazo y también las demandas contra el presidente del Barcelona, Joan Laporta, y el jugador de fútbol Saviola. No obstante, prefiero defender casos como el de Punta Arabí. Intento siempre defender los derechos de los ciudadanos.

—Dejando a un lado al Oriola abogado de la cadena hotelera, ¿qué piensas sobre esta realidad, sobre el problema de vivienda y el crecimiento de la okupación?
—Pues como budista bautizado que me considero te diré que me sitúo en primera línea de la lucha por los derechos humanos. Estoy en contra, totalmente, del mal ajeno. Sé que hay okupantes con necesidades reales, pero si ponemos a todos en una balanza, primero está el bienestar de los vecinos, los trabajadores y los okupas en situación de vulnerabilidad que sí quieren recibir ayudas, y luego el resto. Y, afortunadamente, estamos cerca de solucionar esta situación.

—Ayer se asignó al Juzgado que dictará la orden judicial esta semana, ¿qué seguridad tiene la cadena hotelera de que esta resolución será totalmente favorable para sus intereses?
—Contamos con informes, la denuncia, el amparo de vecinos y trabajadores, todo parece indicar que así será. Sin embargo, en el caso de que no fuera favorable y el juzgado entendiera que no era el momento de adoptar esta medida cautelar, los operativos entrarán igualmente porque la ley nos ampara. Queremos empezar a reformar, pintar y adecuar el recinto, puesto que queremos abrir el complejo a partir de marzo.