El equipo de APFEM se encarga del cuidado y mantenimiento de 72 playas. | Arnau Camarena

Como para muchas otras personas, la jornada laboral de Carolina Ribas empieza a las 06.00 horas, cuando suena su despertador, desayuna, se arregla y se prepara para afrontar un nuevo día de trabajo. Sin embargo, su profesión desde hace apenas unos días es muy especial, ya que se encarga, junto con otros 7 compañeros, de mantener limpio todo nuestro litoral.

Carolina es miembro de la Asociación Pitiusa Pro Salud Mental (APFEM) y forma parte del proyecto de mejora de la calidad de espacios litorales de relevancia ambiental promovido por el Govern balear, a través de fondos del Impuesto de Turismo Sostenible (ITS).

Este programa comenzó su andadura el pasado mes de noviembre, tendrá una duración de dos años -con suspensiones temporales entre los meses de junio y septiembre- y dos cometidos principales. Tal y como explicó en conseller balear de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, «tiene en cuenta dos de las connotaciones más importantes que hoy en día nos ocupan como sociedad: la vertiente medioambiental y la vertiente social».

Para llevar a cabo estas jornadas de limpieza diaria a lo largo y ancho de 72 playas y calas de las Pitiusas, la Conselleria balear de Medio Ambiente, con la colaboración de Cruz Roja, ha estrechado lazos con APFEM y son, precisamente, ocho miembros de la asociación las personas encargadas de las principales tareas.

Unos trabajos que son tan sencillos como indispensables, ya que consisten en mejorar la calidad ambiental de las playas, calas y hábitats litorales naturales mediante la limpieza, mantenimiento y mejora de aquellos sitios que están situados en espacios de relevancia natural, como la Xarxa Natura 2000 u otros espacios naturales protegidos.

Por esta razón, «aparte de contribuir en la disminución de la presencia de basuras, también ayuda a ocupar a personas que se encuentran en riesgo de exclusión social», según explicó Mir. En palabras del conseller, son personas cuya eficiencia «es muy importante». «Es gente que está muy involucrada y percibe muy bien las tareas que se les encomiendan», añadió.

«Una oportunidad»
Para Carolina ser partícipe de esta iniciativa es «un apoyo y una oportunidad», ya que, tal y como explicó, visiblemente emocionada, «ayuda, te hace sentir mejor y te realiza como persona».

Ella forma parte de APFEM desde el año 2016 y no es la primera vez que ejerce una profesión similar a esta. El año 2018 ya tuvo la oportunidad de contribuir al cuidado de nuestro entorno limpiando playas entre los meses de abril y julio. «Así como me han dejado repetir, no lo haré tan mal, ¿no?», comentaba, entre risas, ayer.

Ribas asegura que se siente muy feliz de trabajar en grupo, ya que, a pesar de ser la única chica, «me siento cómoda, porque todo el mundo me hace sentir bien como persona». «Cada uno de nosotros pone su granito de arena y eso nos convierte en un buen equipo. Si hay una madera que pesa mucho, nos ayudamos y nos vamos turnando», concluyó.