Mikel Bengoa, comprobando el estado de una de sus trampas.

EEl mosquito tigre (Aedes albopictus) se ha convertido en uno más de los elementos molestos de la temporada de verano que se sufre en las Pitiusas. Se trata de una especie invasora de mosquito especialmente agresivo y escurridizo, cuya picadura, tal como el lector habrá podido comprobar, es especialmente dolorosa. Las lluvias primaverales o las primeras de otoño son el caldo de cultivo perfecto para este molesto insecto, que aprovecha cualquier mínimo repositorio de agua para convertirlo en su lugar de cría. Mikel Bengoa (San Sebastián, 1979) es doctor en biología y uno de los mayores expertos en esta especie de mosquito, asentada en las Pitiusas desde 2014.

—¿Últimamente se está notando más presencia de mosquito tigre, o es una percepción personal?
—La temporada acabó hace algo más de un mes. El pico poblacional y de actividad suele darse entre septiembre y octubre, aunque este año es verdad que se ha retrasado un poco. En cuanto bajan un poco las temperaturas, cuando las mínimas no superan los diez grados, paran la actividad. Hemos constatado año tras año que el factor más limitante, tanto para el inicio como para el final de su actividad, es la temperatura mínima nocturna, que es lo que más le afecta. Los primeros años consideramos que esa temperatura era de 12 grados, pero últimamente tal vez se está aclimatando más a nuestras temperaturas y ahora consideramos entre nueve y diez grados la temperatura mínima que resiste.

—¿Cuál es la situación del mosquito tigre en las Pitiusas?
—La verdad es que no disponemos de un muestreo sistemático de todos los municipios, tal como se hace en Mallorca. Se hizo un muestreo en 2016 para constatar su presencia, tanto en Ibiza como en Formentera, pero desde entonces no tengo constancia de que se hayan vuelto a recopilar datos en este sentido.

—¿Por qué no hay datos? ¿Qué administración debería ocuparse?
—El control de plagas es una competencia municipal, por lo que son los ayuntamientos los responsables de llevar a cabo los estudios pertinentes en este sentido y de promover un plan de vigilancia y control de mosquitos. Como en todo, hay algunos ayuntamientos que muestran más interés que otros. Por eso, nuestro trabajo, el de los entomólogos y las empresas de control de plagas, también es el de concienciar a los ayuntamientos y administraciones de la importancia de invertir para controlar estas plagas.

—Dice que el mosquito tigre es una plaga. Entonces, ¿debería actuarse al respecto como en otro tipo de plagas?
—Sí, por supuesto que es una plaga. A veces los ayuntamientos tienen tantas cosas que la plaga de los mosquitos es solo una más. Lo más habitual es que se inviertan más esfuerzos en controlar las plagas, por ejemplo, de cucarachas o roedores, pero deberían darle más importancia a la de los mosquitos. Debo decir que me consta que en el Ayuntamiento de Vila sí se hace, pero no en otros municipios.

—¿Cómo ha llegado hasta aquí?
—Es una especie con origen en el sureste asiático y el primer salto que nos consta es el que hizo en EEUU en 1992. Llegaron hasta allí debido al comercio internacional de neumáticos usados, escondidos en sus huecos dónde suelen quedar espacios en los que se acumula un poco de agua, que junto a una buena temperatura es el hábitat perfecto para este tipo de mosquitos. Del mismo modo llegó a Italia más o menos al mismo tiempo. A España no se sabe muy bien cómo llegó. Fue sobre 2004, seguramente debido al transporte de mercancías con Italia. Tampoco está claro cómo llegó hasta las Islas Baleares en 2012. En las Pitiusas se detectó por primera vez en 2014, en el polígono de Montecristo y alrededores. Cuando hicimos el estudio y pusimos trampas en el parking del Privilege, sólo poniéndolas ya nos comían los mosquitos tigre.

—¿Se trata de una plaga de una especie invasora?
—Sin duda. Estamos hablando de una de las 100 especies con mayor potencial invasor. Allí donde han llegado se han acabado estableciendo. De hecho, se está extendiendo por todo el mundo. Su secreto es la plasticidad, por un lado climática, ya que se adapta a todo tipo de climas, y, por otro lado,la plasticidad de los focos de cría, ya que se adapta a cualquier lugar con un poco de agua.

—¿Es posible su erradicación o deberemos acostumbrarnos a convivir con esta especie?
—Yo creo que nos toca acostumbrarnos. El mosquito tigre puede criar en cualquier cúmulo de agua, desde el tapón de una botella de bebida hasta un aljibe de recogida de aguas pluviales, por lo que se hace realmente complicada su erradicación con las herramientas de las que disponemos hoy en día. Solo se ha conseguido erradicar totalmente en una isla de Australia, pero si la miras por Google Earth ves que se trata de un secarral de isla, que, quitando las cuatro macetas que tenían, ya era suficiente, pero en el resto de lugares a los que ha llegado se ha quedado.

—La serpiente es otra especie invasora de la isla, no tiene depredadores naturales y está evolucionando de una manera espectacular. ¿Pasa lo mismo con el mosquito tigre?
—El mosquito tigre tampoco tiene depredadores naturales, salvo alguna araña, pero no es como el mosquito común, que se reproduce en lugares como las salinas, al que atacan los murciélagos o los vencejos. Es un mosquito que vuela muy poco, unos 400 metros en toda su vida, da unos saltos de vuelo muy cortos, de unos 50 metros, y a una altura muy baja, de no más de un metro y medio, y normalmente entre la vegetación. Por eso es más fácil que caiga en una tela de araña a que sea comido por un vencejo. Además, el mosquito tigre es más diurno que nocturno, por lo que no comparte horario con los murciélagos. Su control depende totalmente de nosotros.

—¿Qué atrae a un mosquito tigre?
—Es un animal diurno, por lo que ve muy bien y el componente visual es muy importante. También detecta muy bien la temperatura; por eso, también suelen ir a zonas negras que tienen más temperatura. Por último, también se sienten atraídos por el CO2, la exhalación en la respiración, que les indica que hay un ser vivo.

—¿Puede llegar a desplazar a otras especies de mosquito?
—No. Podemos decir que este mosquito ha venido a cubrir un nicho que no cubrían las otras especies de mosquito. Ninguna de las otras especies podía criar en menos de un litro de agua ni tienen actividad diurna.

—¿Cuánto tiempo puede llegar a vivir un mosquito tigre?
—Los machos suelen vivir alrededor de una semana. En cambio, las hembras, que son las que pican, pueden llegar a vivir hasta un mes. A los dos o tres días de nacer, las hembras son fecundadas. Entonces tienen que buscar a alguien a quien picar para poder producir los huevos dos o tres días después y luego se pasan tres o cuatro días poniendo huevos. Si las condiciones son las adecuadas, tras la puesta de huevos vuelven a iniciar el ciclo.

—¿Existe el peligro de que transmitan enfermedades?
—Sí que pueden transmitir enfermedades. Son un vector más de transmisión, pero podemos estar tranquilos ya que se trata de enfermedades que están muy estudiadas y controladas. El mosquito tigre puede transmitir el dengue, la zika o la fiebre chikungunya, que son enfermedades que no son endémicas de España, y en cuanto se da algún caso se activan los protocolos de salud de manera muy eficiente. Podemos estar tranquilos en este aspecto.

—¿Cómo podemos evitarlos?
—El primer paso es retirar cualquier recipiente en el que se pueda acumular agua para eliminar los focos de cría. Luego se pueden aplicar otras estrategias para evitar que nos piquen, como repelentes cutáneos o el uso de trampas de captura masiva de adultos. Por último, también hay tratamientos adulticidas. Por otro lado están las piscinas, que, si están bien cloradas, no presentan problema. Aunque puedan poner huevos allí, el cloro elimina el alimento de las larvas y no progresan. Pero sí se convierten en un problema cuando no se mantienen fuera de temporada.

—Las picaduras son muy dolorosas. ¿Cómo debemos actuar ante sus picaduras?
—Lo primero es no rascarse, porque, cuando nos rascamos, lo que hacemos es esparcir su saliva por el torrente sanguíneo. Cuando un mosquito nos pica, nos inyecta su saliva con un cóctel de sustancias como un vasodilatador, un anticoagulante o un anestésico para que no nos enteremos de que nos pica. Si nos rascamos, lo que hacemos es esparcir ese cóctel. Es mejor aplicarse frío o alcohol.

—¿Por qué pican más a unas personas que a otras?
—Hay muchos factores que influyen a la hora de elegir a uno u otro: desde el color de nuestra ropa –los mosquitos tigre tienen predilección por la ropa oscura y, por eso, suelen ir a los calcetines–, el olor corporal o la cantidad de CO2 que emitimos. Pero uno de los factores que más influyen en la percepción de que pican más a unos que a otros es la reacción alérgica que tenemos frente a las picaduras. Hay quien apenas reacciona y hay quien tiene reacciones alérgicas muy severas, incluso quien tiene que ir al hospital.