Imagen de dos mujeres, de paseo, con las mascarillas puestas. | Arguiñe Escandón

El primer día de la vieja normalidad en Ibiza –esto es, el uso obligatorio de la mascarilla en la calle– se saldó con parte de la población cumpliendo la ley, pero había mucha otra gente paseando por las calles de la isla plácidamente sin ella.

Entre quienes la llevaban puesta en Sant Josep, se encontraba Francisco Tur. En su opinión, «si queremos salir de la pandemia, tal como están las cosas, es necesario llevarla». Además, Tur le sacó una ventaja al uso de la mascarilla, y es que, ahora que se acerca el frío, «abriga y protege de resfriados».

También Selena Marí era favorable a la medida. Esta chica aseguró que en absoluto le importaba; es más, lo prefería, «sobre todo ahora, que hay tantos positivos».
De parecida opinión era Bartolomé Marí, seguro de que la mascarilla protege de nuevos contagios. Marí dijo que, en realidad, esto es una «continuación de todo lo anterior, pues aún no hemos salido de la pandemia y la crisis se está agravando».

Es verdad que tanto cambio de ley desconcierta a la gente. Eso le pasaba a Juan Ramón. «Según el Gobierno, es obligatorio, pero no sé, porque tan pronto dicen una cosa como la otra», lamentó. Así pues, en su opinión, no queda otra que «seguir haciendo caso de lo que vayan diciendo».

Algo parecido le sucedía a María Teresa Marí, quien confesó que sólo se pone la mascarilla si hay gente cerca de ella. «Ya no sé en qué creer», explicó.

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«Una tontería» o «innecesario»
Y luego quedan los que directamente están en contra de la obligatoriedad. En Ibiza, una madre y su hijo –polacos ambos–, que se encuentran en la isla visitando a un hermano del chico, fueron lo suficientemente taxativos. Para Silvia Zabrzenskia, se trata de «una tontería, y ni siquiera te deja respirar». Su hijo, Jacobo Zabrzenski, calificó la obligatoriedad de la mascarilla directamente como algo «innecesario».

Pero, claro, como colores hay para todos los gustos, en su recorrido de este sábado, Periódico de Ibiza y Formentera también encontró a personas que creían que sí había que llevarla para evitar los contagios, sin llevarla ella puesta. Este fue el caso de la brasileña Sonia Carulho, quien, a pesar de ir a cara descubierta, admitió que «sí habría que llevarla porque se ha demostrado que evita los contagios».

El nuevo Real Decreto
Cabe recordar que Real Decreto-ley 30/2021, de 23 de diciembre, establece de nuevo la obligatoriedad del uso de la mascarilla por la calle, por un período indefinido, a las personas mayores de seis años, bajo penas de multa de hasta 100 euros.

Sin embargo, existen unas excepciones a la norma, como pueden ser la práctica del deporte individual y «durante la realización de actividades de carácter no deportivo que se realicen en espacios naturales y manteniendo, en todo caso, la distancia mínima de 1,5 metros con otras personas que no sean convivientes».

Estas excepciones también afectan a personas con enfermedades que no puedan utilizarla, cuando sea incompatible con la naturaleza de una actividad física y en centros de mayores o discapacitados cuando los trabajadores cuenten con pauta completa en más del 80 por ciento.