Los tres integrantes de la colla de es Xacoters de sa Torre des Puig d’en Valls, durante su actuación. | Arguiñe Escandón

La iglesia de Sant Miquel de Balansat acogió ayer, como es tradición durante las Navidades, dentro de su misa una sesión de caramelles, de un cuarto de hora de duración aproximadamente.

Alrededor de 50 personas presenciaron la actuación de es Xacoters de sa Torre des Puig d’en Valls, que se presentó en la iglesia con tres de sus cinco integrantes –Mariano Carraca (padre e hijo) y Javier Bonet–.

Éste último declaró que el grupo –nació hace 30 años aproximadamente, pero arrancó como la colla de Santa María a cargo de su tío, Vicent Bufí, otros 30 años antes– intenta interpretar «cuantas más caramelles, mejor». Lamentablemente, a veces, «por tiempo o por calendario, no es posible hacerlas todas», añadió Bonet.

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Por la tarde, la colla de es Xacoters de sa Torre des Puig d’en Valls realizó otra actuación, en este caso en Sant Mateu, que ya contó con la incorporación de sus otros dos miembros, Vicent Frit y Francisco Bufí, primo de Bonet.

El portavoz de la colla indicó que comienzan sus recitales coincidiendo con la misa del Gallo –como es tradición en Ibiza– y se van trasladando de parroquia en parroquia cada día, hasta las diez que tienen este año. Con las caramelles de Sant Antoni, Sant Josep y Sant Miquel ya interpretadas, continuarán su gira por las diferentes iglesias de la isla hasta acabar en Sant Rafael el próximo día 9 de enero a las 19.00 horas.

Bonet se mostró confiado en que «poco a poco» saldrán nuevos escenarios para el grupo, porque estamos en una época de «plenitud» de caramelles y «la gente está contenta, porque siguiendo con esta tradición cada año se consigue que perdure, lo cual es algo necesario».

En este sentido, Bonet elogió la «variedad» de repertorio de que dispone el grupo y el hecho de que «la gente mayor conoce esta tradición y comprende lo que son las caramelles». Su reto ahora, afirmó, es enganchar a la gente joven, «que venga por curiosidad, porque se trata de algo nuestro». Así, concluyó, es preciso mantener una identidad «que es lo que quedará» y confió en que «ni pandemias ni otras cosas» puedan hacer perder «esta maravillosa cultura».