Belén de Sant Miquel. | Arguiñe Escandón

Como cada año –y ya van, al menos, 20–, la iglesia de Sant Miquel de Balansat expone su belén entre mediados de diciembre y el día de los Reyes Magos. Con motivo de la celebración de las típicas caramelles en la parroquia, Periódico de Ibiza y Formentera no perdió la ocasión de visitarlo.

Su autor es Juanito des Fornàs, una persona del pueblo que tiene a su cargo a varios obreros de la iglesia que son los encargados de montarlo.

Según contó uno de ellos, Miguel Tur, lo que tiene de especial este belén es, por encima de todo, su entorno, que tratan de configurar «lo mas natural posible», con campos, variada vegetación e incluso «un riachuelo con agua que se mueve».

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También es destacada la presencia de animales. Además, por supuesto, hay una gran cantidad de personajes. De hecho, Tur no supo precisar el número exacto que aparece en escena, sino sólo que se trata de «muchos».

El belén, que tardó cuatro días en ser montado, lo visita gran cantidad de gente cada año, porque la iglesia se queda abierta durante el día y toda la gente que acude allí durante estas fechas aprovecha para verlo.

Además, el belén se queda encendido para que el espectador pueda apreciar el juego de luces, que simbolizan, según explicó Tur, «el día y la noche». «Consideramos que es bonito y, además, lo preparamos con mucha ilusión», subrayó el obrero. En su opinión, que el belén esté allí expuesto supone «un aliciente más» para las eucaristías que se celebran durante las fechas navideñas.

El nuevo párroco de la iglesia, el mexicano Álvaro González –apenas diez días en el cargo– y el diácono, Pedro Miguel Ramírez, quedaron impresionados por su variedad, belleza y luminosidad.