Cogobernanza es uno de los vocablos que nos quedará de la pandemia de COVID-19. La coordinación entre todas las administraciones para gestionar las diferentes crisis provocadas por esta tragedia mundial ha sido toda una novedad en un país acostumbrado al cainismo y en el que no abunda la lealtad institucional. Si alguna enseñanza ha sacado el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí, de esta etapa en la que aún estamos inmersos es precisamente la de la necesidad del diálogo con todos para buscar las soluciones más adecuadas. «Nadie está en poder de la verdad absoluta», recuerda, «y hay que saber escuchar para tomar de forma compartida las decisiones más acertadas».

—Estamos inmersos en la sexta ola de COVID-19. ¿Cómo está afectando a la institución que usted preside?
—Toda esta pandemia nos ha afectado. Además de cambiar la vida de todo el mundo, la pandemia ha cambiado las prioridades de las instituciones públicas. Hemos tenido que dejar a un lado lo importante para dedicarnos a lo urgente. Hemos dado ayudas a familias y personas que lo necesitan, autónomos, empresas. Hemos puesto en marcha el centro de vacunación del Recinto Ferial y hemos tenido que dedicar más atención y esfuerzos a la residencia de mayores y al centro de menores. Ha sido un sobreesfuerzo para atender lo que ha significado la pandemia en Ibiza. También en lo relativo a la coordinación con las administraciones competentes, el Govern y todos los ayuntamientos, además de los agentes sociales. Con todos hemos mantenido un diálogo fluido y directo y creo que hemos dado una imagen de coordinación y de no tirarnos los trastos a la cabeza en una de las situaciones más complicadas que ha vivido la sociedad ibicenca en muchos años.

—¿Le hubiera gustado tener más competencias para gestionar este momento?
—Creo que, en el marco institucional que tenemos en estos momentos, con las competencias que tenemos, se ha hecho un buen trabajo. Evidentemente, cuando echas la vista atrás piensas que algunas cosas se podrían haber hecho de otra manera. Pero nos hemos enfrentado a algo que nunca había pasado. Por ejemplo, hemos tenido una temporada turística cero, la de 2020. Y eso ha sido algo totalmente excepcional. E, insisto, ha sido también muy importante la imagen de coordinación que hemos dado a la hora de enfrentarnos a esta catástrofe que aún estamos viviendo pero de la que cada vez se ve más cerca el final.

—Para usted, entonces, la cogobernanza ha funcionado.
—Por encima de diferencias ideológicas, creo que, en este caso, hemos abordado esta etapa que nos ha tocado vivir de una manera razonable. Siempre ha habido diferencias entre instituciones, pero se han discutido pero no públicamente. Lo importante es ir avanzando y que este mal sueño que estamos viviendo quede atrás. Nos costará olvidarnos porque muchas personas han perdido la vida y muchas empresas han cerrado, pero tenemos que dejar atrás esta etapa y afrontar el futuro con esperanza e ilusión. Para nosotros 2021 ha sido el año del inicio de la recuperación y 2022 tiene que ser el año de la consolidación y del final de la pesadilla.

—Una de las cosas que ha puesto de relieve la pandemia es que el sistema sanitario español no es tan fantástico como pensábamos. En el caso de Ibiza, ¿cree usted que es un sistema fuerte o lo que ha sucedido le permite exigir al Govern mayores recursos?
—Somos una isla y determinados servicios públicos siempre necesitan de mayores medios. No solo en sanidad. Sucede lo mismo con la Guardia Civil o la Policía Nacional. Los ibicencos tenemos que ser siempre reivindicativos para que, comparativamente, nuestros servicios públicos no sean peores que los que se puedan dar en Mallorca o la península. Tenemos la responsabilidad y la obligación de reivindicar siempre para no quedarnos atrás. Históricamente, Ibiza siempre ha estado un poco olvidada por parte de los poderes central y autonómico y creo que hemos de ser exigentes. Hemos de levantar la voz todos los partidos para que estos servicios públicos esenciales no queden infradotados o se ofrezcan en inferioridad de condiciones.

—La pandemia ha provocado el cierre del ocio nocturno. ¿Cuál es la postura del Consell?
—El ocio nocturno de Ibiza es líder mundial y ha dado una imagen de seriedad y responsabilidad. Ha sido el sector el que voluntariamente ha dicho que no quería poner en riesgo ni la salud de sus clientes ni la imagen de su marca. Tampoco querían poner en riesgo el destino. Hay que reconocer el sacrificio que han hecho. Y pienso que ya es el momento de que el sector se pueda ir abriendo de una forma segura. La vacunación es el factor que ha provocado un antes y un después en la pandemia. Ahora hay más contagios pero son menos graves y el sistema sanitario parece que no corre el riesgo de colapsar.

—A pesar del virus y del cierre de este tipo de ocio, la temporada de 2021 ha sido mucho mejor de lo esperado. ¿Cómo cree que será la de 2022?
—Yo soy optimista. Tiene que ser mejor que la de 2021. Pero no olvidemos que aún estamos lejos de la normalidad. En 2021 no abrieron sus puertas más de un 30% de establecimientos hoteleros. Ha habido negocios que llevan cerrados desde finales de 2019 y otros que han desaparecido. Muchos trabajadores no han vuelto a sus puestos. Tenemos aún camino por delante y hasta que logremos que todo pueda funcionar queda mucho. La recuperación total vendrá cuando acaben la pandemia y las restricciones que impiden la libertad de movimientos.

—2021 ha tenido como protagonista a la gastronomía que era algo que nadie esperaba.
—Como destino turístico, Ibiza es todas las islas en una. No todo es ocio aquí y tenemos más encantos que mucha gente desconoce. Tenemos una magnífica gastronomía, es verdad. Y cada vez se conoce más. El éxito está en el producto local. Nosotros tenemos las competencias en promoción turística y hemos hecho una apuesta clara por nuestro producto local. Queremos que el sector turístico y la restauración apuesten por este producto. Esto es algo que le da valor añadido. No se trata solo de los profesionales de la gastronomía sino también del producto. Y esto da una nueva imagen de Ibiza. La diversidad es lo que hace que Ibiza sea un destino turístico conocido a nivel mundial.

—Este producto local significa a la vez un impulso al sector primario. ¿Qué retos se plantea el Consell para 2022 en este área?
—Nosotros nos marcamos como objetivo dar un impulso importante al sector primario. No se trata solo del producto sino que hablamos también de paisaje. El sector turístico representa el 90% de nuestro PIB. Y este sector es el que ha de tirar del primario mediante el consumo de producto local. Esta unión entre los dos sectores es la clave para que nuestra agricultura, nuestra ganadería y nuestra pesca vayan más y que haya más gente joven que se anime a trabajar en este sector. Evidentemente, esto, además de permitir obtener el producto local, nos facilitará mejorar nuestro entorno, nuestro paisaje. Es sostenibilidad y es nuestra gran apuesta en Ibiza. El binomio turismo-agricultura es la base del futuro del sector primario.

—¿Hay algún proyecto concreto?
—Se ha hecho mucho trabajo pero queda también mucho por hacer. Hay que cubrir la falta de gente joven que quiera dedicarse al mundo rural. Es nuestra gran apuesta y nuestro gran reto. Queremos conseguir que el sector primario atraiga talento para poder tener la oferta suficiente para dar cobertura a lo que puede llegar a demandar el sector turístico. Pensemos que en Ibiza se produce solo en torno al 4% de lo que se consume, con lo que tenemos mucho camino por recorrer. Desde el Consell vamos a poner el máximo esfuerzo para avanzar. La unión de los dos sectores es, insisto, una apuesta clave de futuro, tanto para nuestra tierra como para nuestra economía.

—Estamos todos pendientes del maná de los fondos europeos. ¿Llegará el dinero? ¿Cuáles son los proyectos prioritarios a financiar con estas partidas?
—Llegará, sin duda. Es un reto que tenemos todas las administraciones y el sector privado para movilizar y ejecutar estos proyectos que tienen que mejorar nuestra economía, diversificarla y hacerla más sostenible. Es una apuesta de futuro y el Consell ha elaborado un plan, Ibiza Avanza, con más de 30 proyectos que pueden ser financiados con estos fondos. Suman unos 300 millones de euros para proyectos transformadores, sobre todo en el ámbito energético. Se trata de transformar la Ibiza que ha quedado atrasada.

—¿Tiene solución el déficit de vivienda protegida en Ibiza?
—Sí, pero la vivienda es un problema que hay que abordar desde diferentes ópticas. Hay que revisar muchos planeamientos que han quedado desfasados para la construcción de vivienda en algún régimen de protección, sea público o privado. Ahora solo se contempla la construcción de esta vivienda a través del Ibavi y esto no va a resolver el problema. Tiene que ser la colaboración entre los sectores público y privado y hay que establecer un marco normativo que haga posible que se puedan llevar a cabo promociones en régimen de alquiler para paliar el problema. Es necesario también un marco normativo seguro para que los propietarios sepan que, si alquilan sus viviendas, la podrán recuperar rápidamente en caso de impago. Y, además, hace falta luchar contra el intrusismo. Hay que abordar el problema desde diferentes ópticas.

—Presidente, ¿qué va a pasar con la depuradora? ¡Es el cuento de nunca acabar!
—Las depuradoras son la gran asignatura pendiente de Ibiza. Llevamos años apostando por la nueva depuradora y ahora han surgido problemas de hallazgos arqueológicos. Aquí los problemas clave se cronifican y la depuradora va a sufrir un nuevo retraso.

—Usted es una persona muy práctica. ¿Qué le genera esto de la de la cronificación de los problemas?

— Sí, lo soy [risas]. La verdad es que me genera incomodidad e impotencia ante un problema que tendría que estar solucionado hace años. La Administración competente es el Gobierno central. Adjudicó el proyecto con problemas económicos y ahora se suman los retrasos por los hallazgos arqueológicos. Yo espero que se resuelva rápido. Pero hay que estar muy encima y exigir al Gobierno y al Govern que no se alargue más. No podemos estar siempre aguantando los vertidos. Además de las molestias que producen a los vecinos, están contaminando nuestras aguas costeras.

—Lo de los vertidos es algo ahora mismo injustificable.
—Tenemos infraestructuras muy anticuadas, de 30 o 40 años. Y el resultado no puede ser otro que el mal funcionamiento. Insisto, tenemos que levantar la voz de manera permanente para que los problemas no tarden años en resolverse. Algún día llegarán las competencias en recursos hídricos pero requieren de financiación. De nada sirve aceptarlas si no vienen bien dotadas. Está claro que, si esto lo ejecutas desde Ibiza, siempre será mejor que si se hace desde Madrid o desde Palma. Hemos de conseguir la transferencia pero también los recursos necesarios.

—¿En qué punto está la negociación?
—Estamos en una fase muy inicial. Estamos realizando ahora los estudios y la pandemia lo ha retrasado todo. Tiene que ser, además, una transferencia que se haga de manera progresiva. Hemos pedido gestionar primero los torrentes. Por cercanía, por conocer mejor el territorio y por ser más expeditivos, es más fácil acabar con el problema que se crea con los torrentes cuando hay lluvias torrenciales. Pero, insisto, competencias sí pero bien dotadas.

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—¿Qué predisposición hay por parte del Govern?
—Cuando empezamos a hablar al principio de la legislatura había interés. Pero ha quedado aparcado porque ha dejado de ser una prioridad por la pandemia. Yo confío en que el diálogo se reprenda para que la transferencia llegue de forma progresiva y con el dinero necesario.

— ¿Y cómo va la negociación con Fina Santiago para la transferencia de las residencias?
—En estos momentos está en punto muerto. Tenemos que resolver el problema de la financiación. Quedan por transferir las residencias de Can Blai, sa Serra y Can Raspalls y los números que hace el Govern son inferiores a los que hacemos nosotros. El Consell ya gestiona el hospital-residencia de Cas Serres y sabemos el coste de funcionamiento de esta infraestructura. Una vez que se llegue al acuerdo económico, no habrá problema para esa transferencia. Pero, como ya le he dicho, no vamos a aceptar ninguna competencia sin los medios económicos necesarios para prestar un buen servicio.

— ¿Hay mucha diferencia entre lo que dice el Govern y lo que saben ustedes?
— Sí, tenemos diferencias importantes. Le diría que alrededor del 50%. A ver, hay una mesa de diálogo entre las dos administraciones y yo confío en que llegaremos a un acuerdo. Pero no aceptaremos una competencia que no venga con la financiación adecuada para prestar en condiciones el servicio. Nosotros vamos a seguir negociando de todos modos.

—¿Cómo está la negociación del convenio de carreteras con el Ministerio de Fomento?
— Hace unos días hemos celebrado la comisión bilateral con Fomento y han reconocido que el Estado nos adeuda 16 millones de euros del último plan de carreteras. Ahora hay que buscar la fórmula para que esta cantidad llegue a Ibiza. Puede ser dentro del nuevo convenio o a través de un acuerdo bilateral en el que se reconozca el pago de este dinero. También estamos negociando el nuevo convenio de carreteras, que entendemos que se debería firmar cuanto antes porque hay una serie de infraestructuras viarias que han quedado obsoletas. Ibiza ha cumplido íntegramente con el convenio firmado. Y, por eso, reclamamos a Fomento que ponga sobre la mesa el nuevo convenio. Hay una serie de carreteras que hemos de arreglar para dotarlas de mayor seguridad y es algo necesario en unas carreteras que no están adecuadas al siglo XXI.

—¿Cuánto dinero pide el Consell para paliar el déficit en transporte público?
— El transporte público es de los grandes retos que tenemos por delante. 2022 será el año en el que se liciten las nuevas concesiones y habrá un antes y un después en transporte público. La concesión actual está más que caducada. Tenemos un servicio que es muy mejorable y las nuevas concesiones harán que sea más amplio, con mayor información, vehículos modernos e híbridos… el transporte público en Ibiza ha de dar un paso cualitativo muy importante.

—Pero, ¿cuánto dinero pide el Consell?
—Tenemos pendiente arreglar la financiación del CETIS. En la anterior legislatura el Govern se comprometió a hacerse cargo de los costes operativos de estas instalaciones. Hablamos de alrededor de un millón de euros. Tenemos que reclamar este dinero y todo lo que sean mejoras necesarias en temas de transportes como la estación de autobuses de Santa Eulària. En su momento, la competencia no vino bien dotada y aún tenemos inversiones pendientes que deben ser financiadas por el Govern.

—¿Para cuándo está previsto retomar la negociación sobre el Plan Territorial Insular (PTI)?
— Es algo que está sobre la mesa. El expediente ya está iniciado y yo confío en que durante la primera parte de 2022 ya haya un PTI redactado y que se esté negociando con los diferentes actores. Se trata de hacer una adaptación del PTI que perdure en el tiempo. No puede ser que cada cuatro años, si cambia el gobierno, se restrinjan derechos porque esto provoca una presión sobre el territorio. Piense que cada vez que se habla de un cambio en el PTI se produce una avalancha de peticiones de licencias. Esto hay que evitarlo. Hablamos de licencias que se piden sin ser necesarias. Hay que tener claro que la inseguridad jurídica es el peor enemigo del territorio y necesitamos un marco normativo que perdure en el tiempo. Para eso hace falta un PTI que tenga el máximo consenso y que no sea un campo de batalla cada vez que hay un cambio de gobierno. Es lo peor que puede haber para los propietarios y para la isla.

— Esta situación tampoco permite planificar a largo plazo.
— Sí, pero es lo que le digo de la inseguridad jurídica. Genera desconfianza, descontento y frustraciones. Nosotros queremos trabajar en la línea de consensuar.

—¿Había alguna alternativa al desalojo de los apartamentos Don Pepe?

—Sí, la había. Y lo que ha pasado es una de las grandes decepciones que me he llevado como político. He visto la insensibilidad de la Administración ante la situación desesperada de unos vecinos que no se merecían la respuesta que han tenido. No me gusta criticar a nadie pero no se ha sido lo suficientemente sensible. Teníamos la oportunidad de cambiar la ley o de buscar soluciones para que estos vecinos no tuvieran que salir de sus casas. O no se ha sabido o no se ha querido o las dos cosas juntas. Es lamentable que se haya llegado a este punto. Sabíamos que estos edificios tienen un problema estructural. Pero eso se arregla. Y los vecinos estaban dispuestos a arreglarlo a su costa. No se les ha dado la oportunidad y han preferido echarlos de sus casas antes que darles una solución que solo era burocrática. Es muy triste. Hay que ponerse en la piel de esas 50 familias que han tenido que abandonar sus casas. Por esto yo voy a seguir exigiendo una solución que haga posible que estas personas puedan volver a sus casas.

Lo que está claro es que Don Pepe es el fracaso de los gobiernos de izquierdas. No han sabido buscar una solución a un problema real y que todos hemos vivido porque los medios han dado información puntual sobre lo que sucedía. Tenemos, entonces, a unos partidos que dicen ser «de las personas» y que han echado a estas personas a la calle. Yo creo que aún hay margen suficiente para buscar una solución a estas familias. La solución debe salir del diálogo y de los cambios normativos que hagan falta para hacer posible que estas familias puedan arreglar sus casas y volver a vivir en ellas. Esos edificios pueden tener problemas administrativos y hay que reparar la estructura. Y lo que hay que hacer es agilizarlo todo para que se pueda arreglar.

—El socialista Josep Marí Ribas Agustinet ha dicho ya que será candidato del PSOE al Consell. ¿Qué hará usted?

—Todavía queda tiempo para las elecciones (risas). Lo importante ahora es seguir trabajando y seguir recuperando Ibiza. Hemos de seguir mejorando la situación social y económica creada por la pandemia y es lo que me preocupa. No me preocupa mi futuro político porque queda tiempo para ello. Unos piensan en su futuro político y otros pensamos en el futuro de Ibiza y de los ibicencos.

—¿Cuándo abrirá sus puertas la Escuela de Hostelería?

—Está previsto que entre en funcionamiento a finales de 2022. Las obras van a buen ritmo. Esta escuela va a ser un punto de inflexión para los profesionales del sector. Ibiza es un destino que necesita mano de obra cualificada. Y esta escuela ha de ser la base de la formación de los futuros profesionales de este sector. Ha de haber una titulación oficial y que la gente de Ibiza y de fuera venga a formarse. Esta escuela será fundamental para la isla y para la profesionalización. Evidentemente, Ibiza ha de ser también conocida por ser uno de los mejores centros de formación para los profesionales del mundo de la hostelería. Así que creo que este centro dará valor añadido a nuestro sector turístico.

—¿Qué puede hacer el Consell para ayudar a la Cámara de Comercio de Ibiza y Formentera en la situación actual?

—La Cámara necesita del apoyo institucional. Este tipo de organizaciones lleva mucho tiempo funcionando y tiene un problema de financiación. Se ha aprobado en los presupuestos de la CAIB una enmienda propuesta por el PP y otros partidos con la voluntad política de ayudar a estas entidades. El PP también propuso que los consells insulares pudieran colaborar en el funcionamiento de las cámaras de comercio.