Los gimnasios como el Nirvana intentan aprovechar al máximo las posibilidades de trabajar al exterior. | Daniel Espinosa

Llega el mes de enero y en cualquier año normal buena parte de nuestra población tendría entre sus objetivos apuntarse a un gimnasio para perder los kilos que ha ganado durante las fiestas de Navidad. Ponerse en forma está dentro de la lista de propósitos de los españoles desde hace décadas. Sin embargo, hasta esto se ha visto alterado con la aparición en nuestras vidas del coronavirus.

El miedo a los contagios, sobre todo en estas semanas en la que la variante Ómicron está haciendo estragos, el tener que presentar el certificado de vacunación para entrar y la crisis económica que ha llevado a muchas personas al paro o a no tener tantos ingresos económicos, están lastrando la actividad de muchos gimnasios de la isla que intentan sobrevivir como buenamente pueden. «Aunque para nosotros enero nunca fue nuestro gran mes en comparación con abril o mayo, con la llegada de los que vienen a trabajar en temporada de verano, si estamos notando que la actividad está mucho más floja que en otros años por el miedo que hay entre la gente a coger el virus y porque hay muchos que no tienen el certificado de vacunación que es obligatorio para entrar», explicó este viernes a Periódico de Ibiza y Formentera Rafael Tur, propietario de la cadena de gimnasios Nirvana Fitness Center.

Nirvana Fitness Center
Actualmente, Tur tiene abiertos dos gimnasios, uno en Sant Jordi y otro en Platja d’en Bossa, éste último mirando el mar y con amplia zona exterior. En ellos hay entre ocho y diez trabajadores en plantilla, aunque en este mes de diciembre se ha encontrado con cuatro de baja mientras intenta cuadrar gastos como puede para seguir adelante. «Nuestro día a día está muy complicado porque hemos estado mucho tiempo cerrados por las restricciones y porque nos guste o no tenemos que pagar una serie de gastos fijos como luz, agua o alquiler que llegan cada mes y que se suman a impuestos como ivas o irpfs por parte de los ayuntamientos».

Rafael Tur, propietario de Nirvana desde hace 16 años. Foto: Daniel Espinosa.

Además, como en el caso de otros gimnasios de la isla, en los Nirvana Fitness Center han tenido que ajustar sus tarifas a lo que demandaba el mercado, repercutiendo, lógicamente en sus cuentas. «Yo llevo 16 años con este tema y como me encanta mi trabajo y no quiero darme por vencido hemos puesto promociones muy ajustadas que se quedan en torno a unos 25 euros al mes, pero al final somos conscientes de que estamos perdiendo mucho dinero a la espera de que todo esto se recupere, porque solo en gastos de luz hemos pasado de 1.200 euros al mes a unos 2.800 y a eso hay que sumarle otros 1.000 euros mensuales de agua, el sueldo de los trabajadores o la contribución a la seguridad social».

Dreams Sport Fitness Center
En una situación parecida se encuentra Vicente Fernández, dueño e impulsor del gimnasio Dreams Sport Fitness Center en Santa Eulària desde el 29 de mayo de 2006. «Aquí también hemos empezado el año un poco suave con respecto a lo que estábamos un poco acostumbrados, sobre todo, porque hay cierto recelo a dar clases grupales en sitios cerrados con todos los contagios que se están dando con la variante Ómicron, y eso es otro problema más que se acumula al haber sido los primeros en cerrar y los últimos en abrir cuando se empezó a desarrollar el coronavirus».

Por ello, aseguró este viernes a este periódico que no paran de buscar alternativas para conseguir que el uso de las instalaciones sea lo más seguro posible. «A día de hoy tenemos cuatro trabajadores contratados, mientras rezamos para que nadie tenga que cogerse la baja, y lo que estamos haciendo es aprovechar todo lo que podemos las posibilidades que nos ofrece nuestra terraza exterior aunque a veces eso tampoco es fácil porque estamos en el mes de enero y las temperaturas se notan dependiendo de la hora a la que se venga a entrenar».

Ibiza sigue ofreciendo muchas horas de sol para poder aprovechar a la hora de hacer gimnasia. Foto: Daniel Espinosa.

En su caso también han ido ajustando las tarifas a las necesidades de la sociedad, llegando a bajar unos 10 euros su cuota desde que empezó la pandemia. Sin embargo al igual que otros centros, los gastos no paran de aumentar. «Nosotros tenemos abiertos todos los días desde las 06.00 horas de la mañana hasta las 22.00 horas de la noche así que echa horas de lo que eso supone en luz y agua, pero solo te diré que en nuestro caso, el gasto en productos de limpieza ha aumentado desde que comenzó la pandemia un 400%, y eso es muy difícil de aguantar durante mucho tiempo más».

Own Fitness Studio
Quienes ven de manera más positiva estos días son los gestores de Own Fitness Studio, ubicado a los pies del Hard Rock Hotel de Platja d’en Bossa.

Rubén Pina y Joan Vázquez trasladaron desde Lleida su concepto de entrenamiento personalizado y adaptado a cada persona teniendo en cuenta su momento y sus necesidades y por ello sus grupos son reducidos, lo que de momento les beneficia. «Desde el principio nosotros apostamos por grupos de un máximo de ocho personas que llegan por el boca a boca, por recomendación o a través de las redes sociales, siempre con mascarilla puesta y con distancia de seguridad, y por eso, aunque si es cierto que hemos notado bajas, nuestros clientes han seguido respondiendo», explicaron este viernes a Periódico de Ibiza y Formentera.

La apuesta por los entrenamientos personales personalizados es un valor añadido en Own Fitness Studio. Foto: Daniel Espinosa.

Además, a su favor juega su privilegiada ubicación. «Tenemos una terraza justo enfrente del mar y eso lo aprovechamos muchísimo para los entrenamientos personales y para ofrecer un valor añadido con respecto a otros centros deportivos y que ha provocado también que hayamos sido unos privilegiados sin parar de trabajar durante todo este tiempo y con un año, el pasado, el mejor que hemos tenido desde que estamos en Ibiza».