Glenda Graziani señala algunos de los restos arqueológicos. | Toni Planells

El Ayuntamiento de Sant Josep de Sa Talaia presentó las conclusiones preliminares de la segunda campaña de excavación de los restos del molino harinero de agua de Es Torrent de ses Fonts, conocido como es Molinot. Estos trabajos, después de analizar nuevas evidencias obtenidas a finales del año pasado, permiten concluir de forma inicial que esta infraestructura hidrológica no es de época andalusí, como se pensaba, sino que podría pertenecer a un período posterior, probablemente ya a la etapa cristiana. También se ha establecido, en cuanto a su período de funcionamiento, que este molino harinero estuvo en uso hasta el siglo XIX, mientras que la nivelación de todo el terreno por su acondicionamiento como terraza para el cultivo se produjo cuando el molino ya estaba abandonado, a principios del siglo XX.

La investigación de esta estructura es fruto de un convenio con la Universidad Autónoma de Barcelona, ​​y está liderada por los historiadores Helena Kirchner y Antoni Ferrer Abárzuza y la arqueóloga Glenda Graziani. Esta segunda campaña de excavación costó cerca de 18.000 euros y recibió una subvención de la Conselleria insular de Cultura, Educació i Patrimoni por la mitad de este importe. El resto fue sufragado por el Ayuntamiento de la localidad, que ya asumió el coste de la primera campaña de excavaciones en su totalidad.

La clave para llegar a esta conclusión preliminar es que en los estratos correspondientes a la época en que estuvo en uso esta infraestructura no hay fragmentos de piezas cerámicas de época andalusí. «Esto, junto a que las dimensiones del molino son de mayor envergadura de lo que calculaban inicialmente, nos inclina a descartar provisionalmente una cronología andalusí», explicó Graziani.

«La excavación de este yacimiento se promovió a raíz del interés que nos hicieron llegar los residentes de esta zona y los propietarios del terreno y ha contado también con la ayuda inestimable de varios vecinos muy implicados en la conservación del nuestro patrimonio. Gracias al empuje de todos ellos estamos encontrando mucha información que nos hará redefinir lo que sabemos del aprovechamiento de los recursos hídricos en anteriores épocas», explicó la concejal, Patrimoni, Participació y Educació, Ángeles Marí.

La consellera insular de Educación, Cultura y Patrimonio, Sara Ramon, por su parte, explicó que «es una prioridad del Consell de Eivissa recuperar nuestro Patrimonio, que necesitaba una intervención urgente de la máxima institución insular. Es por ello por lo que en lo que llevamos de legislatura ya se han presupuestado un total de 300.000 euros y se han ayudado a 11 beneficiarios que vienen realizando obras de reconstrucción, mantenimiento y consolidación del Patrimonio». Ramon añadió que, en el caso concreto del Molinot, "el Consell de Ibiza ha aportado cerca de 10.000 euros que han permitido al Ayuntamiento de Sant Josep recuperar este lugar tan especial".

Las sucesivas excavaciones han confirmado la importante transformación del entorno del molino para ganar tierra de cultivo en terraza susceptible de ser irrigada. Esta transformación implicó un enorme esfuerzo por el terreno rocoso. Por debajo se sitúan cuatro piezas cuadrangulares también de marés y presumiblemente agujereadas, con una longitud total documentada del lagar de 5,73 metros, rodeados de una estructura maciza de 2,77 metros de largo y 1,66 de ancho hecha en mampostería de bloques de piedra caliza con mortero.

En la parte inferior se encontró el resto del arco de medio punto, con una luz de 1,79 metros con una altura documentada de 1,34 metros y 0,80 metros de profundidad. Se trata del arco donde se encajaban las muelas del molino y estaba situado al nivel del obrador.

Las conclusiones preliminares sobre la etapa en que funcionó este molino harinero, que podrán afinarse a través del estudio de los materiales cerámicos recogidos, obligan a replantear toda la cuestión de los molinos fluviales y su cronología. La documentación del siglo XIII habla de cuatro molinos situados en la riera del Jondal. A día de hoy sólo se han encontrado evidencias de este de Es Molinot y de otro situado en el cuartón de Portmany. Por lo que establecen los investigadores, los aprovechamientos de la fuerza del agua de época medieval serían de menor dimensión con unas muelas de entre 40 y 60 centímetros de diámetro. El agua que movía los rodillos para accionar las muelas se haría circular a través de una rampa y no por un lagar, según consideran los investigadores, y al ser instalaciones de construcción relativamente débil habrían desaparecido en el momento de ser abandonados.