Khalid en su frutería de Figueretes. | Toni Planells

Las autoridades marroquíes reabrieron su espacio aéreo el pasado 7 de febrero tras la suspensión de los vuelos directos con destino y salida desde Marruecos el 29 de noviembre por la detección de la variante ómicron de coronavirus. Sin embargo continúan en suspenso las rutas marítimas.

En Baleares, en temporada baja, solo existe un vuelo directo al reino alauí a la semana, desde Mallorca los domingos por la noche con la compañía Air Arabia. Durante la temporada de verano son tres los vuelos que operan, siempre desde el aeropuerto de Son Sant Joan. Se da el caso de que, desde el anuncio de la reapertura del espacio aéreo, los precios para viajar hasta Marruecos desde la capital balear se han multiplicado.

Mejor en barco que en avión

Bujama es de un pueblo del norte de Marruecos, Alhucemas, en la región del Rif. Para Bujama, el hecho de que su país haya abierto el espacio aéreo no le supone un especial estímulo a la hora de planear una visita a su país de origen. «En el avión apenas puedes llevar cosas», se queja, y reclama que «lo que queremos es que reabran las rutas marítimas, los aviones me dan igual». Reconoce que tiene «muchas ganas» de ir a su pueblo y que echa de menos a su familia, no obstante tiene claro que esperará hasta que se recuperen las conexiones marítimas para poder llegar a su pueblo con su propio vehículo. «En Marruecos sin coche estás huérfano».

Hace más de un año que no visita su país, «estuve al final del verano de 2020», cuando hizo una escapada en avión con un amigo. Pretendía quedarse más tiempo, pero el temor al cierre de las fronteras le llevó a regresar tan solo una semana después de su llegada. Su amigo prefirió quedarse más tiempo y «al final tuvo que quedarse siete meses en Marruecos».

Yusef es de Tetuán, trabaja como barbero en la misma barbería que Bujama y hace tres meses que llegó a Ibiza desde León. Al contrario que su compañero, Yusef sí tiene previsto viajar en avión hasta su pueblo, «como no tengo coche, a mi me da igual», explica. Cuenta que hace dos años que no visita a su familia, «desde que comenzó la pandemia», razón por la cual tiene más que claro que «de este verano no pasa» para visitar a los suyos.

A pocas calles de la barbería en la que trabajan Bujama y Yusef, Khalid tiene su frutería. Khalid es de Rabat y explica que ha vuelto de su país hace apenas un mes. Cuenta que antes de la reapertura del espacio aéreo marroquí había «unos cuatro vuelos excepcionales a la semana, de la compañía Air Arabia, que salían desde Casablanca y Tánger con destino a Barcelona». Khalid asegura que partió el octubre pasado en un vuelo directo a Rabat, antes de que Marruecos cerrara el espacio aéreo, «yo quería volver antes pero no pude», aunque asegura que por razones distintas al cierre del espacio aéreo. «Ahora lo que me toca es trabajar», asume a la hora de programar futuros viajes a Marruecos, aunque asegura que «muchos vecinos están preparando para viajar». Sin embargo también explica que muchos de ellos «esperan a que se pueda ir en barco, es mejor ir en coche para visitar a la familia. Además con dos maletas no es suficiente».

El trabajo también impide, por el momento, viajar a Moha y a su familia a su pueblo, Berkán. Moha regenta la carnicería Cas Serres y asume que «si no abrimos nosotros no abre nadie». Asegura que tiene muchas ganas de volver a su pueblo y visitar a su familia que, «hace cinco años que no vemos».

Explica que tenía programado viajar hasta Marruecos hace un par de años, pero que la pandemia frustró sus planes. Sin embargo no tiene dudas de que «este verano seguro que vamos», de manera que ya estará preparando el viaje junto a su esposa Houria, eso sí «mejor en barco, para poder llevar el coche».