El portavoz de la Cofradía de Pescadores de Ibiza, Pere Varela, aclaró a Periódico de Ibiza y Formentera que el gerret –y el resto de peces– que se venden en los mercados de la isla son ibicencos si llevan la etiqueta de Peix Nostrum y la brida diferencial.

Saliendo al paso a las declaraciones de algunas personas que negaban que el pescado fuera local, Valera desgranó las cifras de capturas de gerret. Así, en 2020 fueron algo más de 25.000 kg de un total de más de 176.000 kg, mientras que el año pasado las capturas bajaron hasta los 21.000 kg de gerret y 157.000 kg en total. Este año, hasta el momento, van más de 4.000 kg de gerret y casi 13.500 kg en general.

Valera resaltó que, del pescado que se consume en la isla, ellos sólo suministran alrededor de un 18 por ciento. «Es imposible que todo el mundo pueda tener pescado de Ibiza, por lo que nuestra labor es que el público sepa diferenciarlo», indicó el portavoz de la Cofradía.

Así, Varela dio las claves para su correcta identificación. Por un lado, «buscar la marca de Peix Nostrum», que indica que ese pescado ha sido capturado por barcos locales de Ibiza o Sant Antoni. Esa etiqueta incluye una serie de datos sobre la trazabilidad del pescado, como pueden ser de dónde viene, cuándo se capturó y, si fuera el caso, cuándo se congeló y cuándo se descongeló. Según indicó el portavoz de la Cofradía, «es el DNI del pescado» y, además, incluye un código QR para que el comprador pueda verificar toda la información contenida en la etiqueta. También indica la presentación –siempre entero, con cabeza–, la frescura, el tamaño, el lote y los aditivos que lleva –en el caso del marisco–. En este campo, añadió, los ibicencos fueron «pioneros» en Europa antes de que la Comisión cambiase la normativa sobre el etiquetado.

Igualmente, aparece dibujado un pescado con una fitora e indica que viene de la Cofradía de Pescadores, el muelle pesquero de Ibiza (Islas Baleares) y la zona de captura –que, en el caso de las Pitiusas, es la zona FAO 37.1.1–.

El otro método, para los peces de mayor tamaño, es ponerle la correspondiente brida que certifica que el producto forma parte tanto de ‘Sabores de Ibiza’, el paraguas que engloba todo el producto local de la isla, como de la marca Peix Nostrum, la referencia en cuestión.

Los barcos pequeños de Ibiza sólo pescan en las aguas llamadas interiores, donde no pueden faenar los barcos de fuera, y esta es una normativa que existe precisamente para proteger el pescado local.
Aparte del gerret, lo que más hay en aguas pitiusas son el pargo, la rotja, el gallo de San Pedro, algo de pulpo y el raó cuando es temporada. En referencia a este último, Valera subrayó que no todo el que se vende en Ibiza es local, porque el raó, al igual que el gerret, se pesca en diversos lugares dentro del Mar Mediterráneo. Por lo tanto, para evitar equívocos, lo mejor es localizar la etiqueta de Peix Nostrum, pues –dijo Valera– «si no lo pone, no es de Ibiza».

En este sentido, y «gracias a las etiquetas», el portavoz de la Cofradía de Pescadores indicó que los distribuidores «cada vez apuestan más» por ellos. De esta forma, tienen diversos convenios con dos mayoristas para que distribuyan el pescado en los restaurantes.

Con estas etiquetas, insistió, con las que fueron «pioneros en el Mediterráneo», también se controla que no haya pesca furtiva y se facilita al consumidor la elección del producto.

Los barcos alicantinos
Valera anunció que ahora se está en conversaciones con las barcas alicantinas –que faenan la gamba, la cigala o el cangrejo– para intentar introducir estos alimentos dentro de la marca Peix Nostrum, ya que se trata de pescado y marisco capturado en aguas pitiusas. Tal como subrayó el portavoz de la Cofradía, «aunque no sean barcos locales, el producto sí es de aguas pitiusas». Por ello, Valera cree que hay que hacer algo para que se traduzca en el comercio local.

En este sentido, el portavoz de la Cofradía de Pescadores declaró que quieren llegar a un acuerdo con estos marineros, a quienes resulta mejor económicamente vender el producto en la península. Allí, donde hay subasta, en Navidades se pueden pagar 150 euros por un kilo de gambas, mientras que en Ibiza, donde no la hay, quizá se quede en 80 ó 90.

Por lo tanto, lo que se pretende desde la organización ibicenca es llegar a un acuerdo y, si el comprador local quiere pagar el precio que se pagaría en la península, lo haga y, de esa forma, el pescado se quede en Baleares.

Además, señaló que están trabajando en algunas otras iniciativas para paliar una faena «que va a la baja». Como muestra, un botón: cuando Valera entró a formar parte de la Cofradía, había seis barcos de arrastre y ahora sólo quedan dos, además de una veintena de artes menores.