Pere Terrasa junto al edificio que se utilizo para hacer la portada del mítico disco ‘Physical Graffiti’ de Led Zeppelin publicado en 1975.

Pere Terrassa es una de las personas más conocidas en España dentro del mundo del coleccionismo de discos. No en vano, Peter Runaway, como es conocido popularmente, regentó hasta 2007 la tienda Runaway Music en la calle Quarter de Sencelles de Palma, es el organizador de la Fira Internacional del Disc de Barcelona y colaborador habitual de las de Mallorca, Madrid y Bilbao y puede presumir de tener más de 20.000 discos en vinilo. Este fin de semana, de 11.00 a 21.00 horas estará en la tercera edición de la Fira del disc de Sant Antoni tras ser invitado por la Asociación Músico Cultural Retro y su presidente Pep Pilot.

— Dicen que es uno de los mayores coleccionistas de vinilos de todo el mundo. ¿Eso es cierto?
—No se si tanto. Tal vez uno de los vendedores con más solera porque empecé en 1993 y desde entonces no he parado. Puede que tenga en propiedad más de 20.000 discos.

— Y todo desde una tienda de discos en Palma...
—Sí, desde Runaway Music. Allí vendíamos todo tipo de discos hasta que en 2007 decidimos cerrarla para seguir con otro tipo de negocio. Hemos tenido la suerte de movernos por ferias de toda Europa y por algunos de los festivales más importantes de España como el de Benicassim, el Primavera Sound o el BBK donde también se venden muchos discos.

— ¿Internet ha hecho mucho daño a las tiendas de discos? En Ibiza ya no queda ninguna.
—Para las tiendas puede ser porque al final es más cómodo que ir a una tienda física. Nosotros decidimos cerrar tras 14 años cuando llegó el CD y cuando nos dimos cuenta que con todo lo que teníamos nos salía más rentable vender por festivales o por ferias.

— ¿Y para las ferias?
—En este caso ha sido para mejor porque ahora el comprador busca información en el móvil e incluso puede escuchar un par de canciones a través de las plataformas digitales. Ahora, gracias a Internet, casi nadie compra a ciegas y eso es muy positivo.

— ¿El coronavirus como ha afectado a las ferias de discos?
—Como a todo. Afortunadamente se han vuelto a recuperar y gozan de muy buena salud como esta de Sant Antoni que es un lujo para el pueblo.

— ¿Llegará a ser como la de Barcelona?
—Eso es mucho decir porque la de Barcelona está muy consolidada. Nosotros la heredamos hace más de 30 años de un periodista llamado Jordi Tarrá. Pero no es la única importante en España. También es muy buena la de Mallorca que ha contado con actuaciones de grupos como Barricada, Los Suaves o Los Iilegales. Y por supuesto la de Utrecht, en Holanda, la más grande de Europa y que este año se traslada a Den Bosch.

— Todo el mundo habla del auge del vinilo. ¿Es tanto como se dice?
—Pienso que sí pero esto es algo que nosotros ya llevábamos diciendo desde hace por lo menos cinco años. El vinilo siempre ha tenido un público muy fiel que venía a comprar a las ferias discos de todo tipo de estilos pero ahora si que hay una subida muy importante a nivel de ventas.

— Tanto que ya casi todos los grupos y cantantes vuelven a apostar por él.
—Sin duda. Y eso se ha notado, como es lógico en el volumen de fabricación. Ahora mismo hay una lista de espera de unos seis meses cuando hace poco no llegaba al mes. Y eso también es un problema que afecta a los pequeños editores que apenas pueden tener unas 300 copias a su alcance.

— Véndame las bondades del vinilo...
—Son muchísimas. El formato no es comparable a nada a nivel musical y más allá de su calidad algunos son verdaderas obras de arte con valores añadidos como fotografías, letras o agradecimientos.

— ¿Esa idea también cala entre los jóvenes?
—Pienso que sí. Con la pandemia muchos jóvenes han pasado por casas de sus padres y se han enganchado a la calidad del vinilo. Y es que todo aquel que prueba a escucharlo en un buen aparato acaba enganchado sin vuelta atrás. Y eso ha pasado con muchos jóvenes en los últimos meses.

— ¿Cuál es el perfil de la gente que se acerca a las ferias?
—Muy variado. Tanto como los tipos de discos que se pueden encontrar. Ten en cuenta que si se tiene paciencia se puede comprar desde los que oscilan en torno a los 20 euros hasta algunos únicos y que pueden llegar a 400 euros.

— ¿Se siente especialmente orgulloso de haber vendido alguno en especial?
—Muchos la verdad. No me podría quedar con alguno ya que hemos tenido alguna edición del primer disco de Pink Floyd grabado en mono, singles increíbles de Queen o discos de los que apenas hay ejemplares en todo el mundo. No se trata del nombre del grupo sino de si quedan o no y de lo que esté dispuesto a pagar el comprador.

— ¿Usted tiene alguna debilidad?
—Realmente no. Llevamos discos nuevos que nos dan las discográficas porque nos conocen de muchos años y también de segunda mano que mucha gente nos ha ido dando con lotes que en ocasiones han sido muy grandes. Mi debilidad es la música.