Joan Tur, en Sant Miquel. | Toni Planells

El presidente de la asociación de vecinos del pueblo de Sant Miquel es Joan Tur. Él es quién recibe de primera mano las quejas y reivindicaciones respecto al pueblo de Balansat y el encargado de trasladar esas quejas ante las autoridades competentes. Una responsabilidad como mediador ante la que reconoce que «a pie de calle, desde el bar, todo se ve muy fácil, pero la burocracia no es sencilla». Pone como ejemplo una antigua reivindicación: «Abrir una calle que lleve al Puerto de Sant Miquel. Lo que pasa es que hay que estudiar todo el tema de las pluviales, no vamos a hacer una calle y derivar todo el agua a un vecino. No es fácil». En este sentido asegura que se ha reunido con el Ayuntamiento y que el tema y «ya se está estudiando por parte de recursos hídricos. Desde el Ayuntamiento nos explicaron que, lógicamente, no se puede hacer una cosa sin antes hacer la otra».

Dentro del mismo proyecto, Tur asegura que también se está estudiando hacer un carril bici, «para no poner en peligro a toda la gente que, sobre todo en verano, suben y bajan muchas veces caminando. Se juegan la vida: es una carretera estrecha con muchas curvas y cuándo menos te lo esperas te encuentras a un turista». Asegura que, desde el Ayuntamiento «nos han informado que es uno de los temas que está en marcha, pero las cosas llevan su tiempo», insiste. Explica que está previsto que «se quiere hacer un depósito para regular el caudal de agua del pueblo». Tur cuenta que el terreno para ubicar este depósito ya estaba ubicado «al pié del Puig, a una cota incluso superior a la de la iglesia. Lo que supone una presión de cerca de dos kilos». Sin embargo el impacto ambiental de esta estructura ha impedido que finalmente se instale en ese lugar, por lo que se ha buscado otra ubicación. El representante de los vecinos asume que los tiempos se alargarán por este motivo «ahora hay que expropiar el terreno y esa burocracia lleva su tiempo». Con este proyecto, Tur explica que se surtirá de agua al Puerto de Sant Miquel, ya que «hasta ahora el agua que se usa en el Puerto es privada».

Basuras

Otro de los temas recurrentes que los vecinos de Sant Miquel vienen reclamando desde «hace años» gira en torno a la recogida de basuras, que califica de «caótico». Sin embargo asegura que «el Ayuntamiento es consciente de ello», y justifica que «con la concesión que había hasta ahora, que ya ha caducado, no da para más: si te dan un presupuesto para hacer un trabajo y resulta que te piden el doble, no lo puedes hacer». No espera la nueva concesión antes de la temporada, pero sí antes de final de año, «habrá que cambiar los contenedores, que ahora están de manera que no hay control y se tiran las cosas de mala manera». Se refiere, más que a los puntos de dentro del pueblo, a los que hay en las afueras «en medio de ningún lugar dónde los vándalos que no saben dónde tirar algo lo echan allí. A cualquier hora te encuentras una furgoneta tirando un sofá que luego está allí no sé cuánto tiempo». En este sentido aboga por reducir el número de puntos, «en lugares más cercanos a la carretera dónde no puedan hacer estas cosas».

Médico del pueblo

Tur, como buen vecino de Sant Miquel, echa de menos a Florit, el médico del pueblo, jubilado el pasado 30 de diciembre de 2021, «ha estado más de 40 años aquí, ha estado más tiempo que el cura del pueblo». También recuerda con cariño a Miquel Puig, el otro médico del pueblo, éste privado, «entre los dos, si no podía atenderte uno por la mañana te atendía el otro por la tarde en su consulta. Por desgracia lo enterramos hace poco tiempo». Cuenta que «ninguno de los dos miró el reloj nunca a la hora de atender a sus pacientes, además fuera la hora que fuera te atendían ante cualquier problema».

«No entendemos por qué una persona que quiere trabajar y está en condiciones de hacerlo no puede trabajar», se pregunta y él mismo se responde que, «hay una ley que no deja trabajar a los médicos más allá de los 70 años y contra esto no se puede luchar».

Se queja que, desde la jubilación del médico, «hay días que no hay médico y hay que ir a Sant Joan», pero comprende que la incidencia de la crisis tiene mucho que ver.

Otro tema recurrente tiene que ver con Telefónica: «No quitan ningún cable viejo, están los mismos que había cuando se puso el primero. Van poniendo lo nuevos sin quitar los viejos, que además quedan mal colgados y si caen los camiones se los llevan dejándote dos o tres días sin teléfono ni conexión. Es caótico».