«El abuelo, si lo viera, estaría contento». A Cristina Andreu le rondaba por la cabeza desde hacía tiempo la posibilidad de recuperar el molino de Ca n’Español. Lo construyó su abuelo, Mario Tur de Montis, pero el abandono lo había dejado prácticamente en ruinas. La aparición de las bombas de gasolina y eléctricas, más prácticas porque uno no depende de la fuerza animal o los caprichos atmosféricos, hizo que estas bombas eólicas cayesen en desuso.

En el caso del molino de Ca n’Espanyol sólo quedaba en buen estado la estructura exterior. El techo y el interior estaban en estado de ruina, no tenía aspas y el árbol que las sujetaba se había convertido en un montón de hierro oxidado. «Mi madre siempre estaba con el runrún de ‘qué pena que el abuelo no haya podido arreglar el molino’, que era lo último que quería hacer antes de morir».

Veinte años después del fallecimiento de Mario Tur, su nieta se puso manos a la obra y ahora, gracias a las ayudas del Consell d’Eivissa en materia de recuperación de patrimonio, luce otra vez como si fuese nuevo.

La consellera de Cultura, Educación y Patrimonio del Consell Insular de Ibiza, Sara Ramón, visitó ayer este proyecto de restauración que se ha podido llevar a cabo gracias a la línea de ayudas económicas para el mantenimiento y la recuperación de los bienes inmuebles de patrimonio histórico en el ámbito territorial de la isla de Ibiza, impulsadas por su departamento, y que están permitiendo a la institución colaborar en la realización de obras de conservación, recuperación y mantenimiento de bienes inmuebles integrantes del patrimonio histórico y cultural de la isla de Ibiza, tanto de entidades locales como de propiedades privadas.

El Consell Insular d’Eivissa concedió a los propietarios de este bien patrimonial una ayuda por un importe de 41.320,09 euros, de los 68.885 euros que supuso su recuperación. «Estamos muy contentos de que los propietarios hagan uso de esta línea de ayudas para mantener el patrimonio de nuestra isla. Sabemos que hay muchos elementos patrimoniales en fincas particulares que necesitan de este mantenimiento y por eso hacemos un llamamiento a los propietarios para que soliciten estas ayudas que, para este año, están ya en tramitación y en un par de meses podremos convocar de nuevo», indicó Ramón.

Conjunto patrimonial
Según el técnico insular, Joan Ramon, no hablamos sólo de un molino, sino de un conjunto patrimonial de interés, habitual en Ibiza en las zonas en las que había agua.

En la zona hay una senia (noria en castellano) de origen musulman, situada junto al corral en el que estaban los animales que la impulsaban para extraer agua. También hay un safareig en el que se almacenaba el agua.

Entre el siglo XIX y el XX empezaron a sustituirse las noriaspor estos molinos «que realmente no son molinos. Los llamamos molinos por su apariencia, pero un molino muele. Esto es una bomba eólica».
Animó a los particulares a dirigirse al departamento insular de Patrimonio para poder trabajar en la recuperación de estos elementos que «sin la colaboración y el interés de los propietarios» no podrían volver a lucir en buen estado.

Trabajo artesanal
El encargado de la restauración fue Josep Antoni Clapés, carpintero. Su padre fue uno de los últimos carpinteros de la isla que hacía molinos, senias «y otros artefactos antiguos».

Con los conocimientos aprendidos de su padre, se encarga de ejecutar esta clase de trabajos de restauración.

En el caso del molino, Clapés fabricó y montó la rueda del molino en madera. Tiene diez metros de diámetro con sus velas y sus radios. Consta también de un balancín con la cola, el abanico y el compás. Todo de nueva fabricación.

Ha sido un trabajo de más de dos años del que Josep Antoni dijo sentirse muy orgulloso. A la vista está el resultado que, sencillamente por el interés y esfuerzo de su nieta, agradaría a Mario Tur.