Vecinos y comerciantes que residen cerca de la actual depuradora de Ibiza y del torrente de sa Llavanera comprobaron ayer, de nuevo, que no hace falta lluvia para que haya vertidos fecales de la planta depuradora. En este sentido, a media mañana saltaba la alarma al comprobar cómo salía de la actual depuradora una especie de ‘río’ negro pestilente. Santi Martínez, que trabaja en la zona, aunque acostumbrado a los continuos episodios de vertidos, se mostraba sorprendido por distintas razones. «Normalmente sale cuando llueve y el agua suele ser más o menos clara. Hoy (por ayer) sale completamente negra; no recuerdo haberla visto así de negra nunca. Además tiene una pestilencia especial, no se puede parar uno al lado, huele exactamente como una cloaca», explicó este vecino.
Según aseguraron desde Medio Ambiente del Govern, sí que se produjo un vertido durante media hora motivado por una acumulación «de elementos arenosos en el pretratamiento de la planta depuradora». Una vez resuelta la «anomalía», Medio Ambiente del Govern ordenó a la contrata que gestiona la depuradora que limpiara el torrente, algo que sucedió ayer por la tarde.


Cabe recordar que la actual depuradora es la más contaminante de Baleares y está obsoleta. La puesta en marcha de la nueva infraestructura en Ibiza, actualmente en construcción, se retrasará más de un año, según los cálculos de la empresa constructora, debido al descubrimiento de restos arqueológicos en el recorrido de las tuberías de impulsión. La puesta en marcha de la infraestructura pasaría así de mediados de 2023 a finales de 2024.