Un perro labrador. | Pixabay

El Ayuntamiento de Santa Eulària ha iniciado esta semana los trámites administrativos para elaborar un censo municipal de ADN canino, sumándose a otros 52 municipios españoles que ya contemplan esta medida en sus ordenanzas.

Según ha informado el Consistorio, el objetivo es prevenir los excrementos depositados en la calle y mejorar la convivencia, garantizando ciertos aspectos del bienestar animal y la limpieza en todo el término municipal.

Tras los primeros trámites técnicos, se llevará a cabo la modificación de la Ordenanza de Tenencia de Animales que podría estar lista para su licitación antes del primer trimestre de 2023. Después, una vez esté aprobada la normativa de manera definitiva, se dará un periodo de carencia para que los propietarios inscriban a sus perros en el censo municipal de ADN canino.

La muestra del animal a través de la saliva estará subvencionada por el Consistorio durante la fase de implantación. Este genotipo irá vinculado al chip del animal y será de obligado cumplimiento.

Este listado permitirá al Ayuntamiento retirar las heces de las calles y, una vez limpia la zona, se podrá sancionar después al propietario que no la haya retirado, así como a los propietarios que no tengan a sus perros registrados una vez haya finalizado el periodo de implantación.

Según las ordenanzas que ya están vigentes en más de medio centenar de municipios, las multas oscilan entre los 60 y los 1.500 euros. En ningún caso se sancionará al propietario de un perro por las heces de otro, ya que las muestras contaminadas se descartan.

La iniciativa, además, conseguirá de manera paralela otros objetivos ya que permite controlar a los animales abandonados e identificar a las camadas a través de su parentesco genético.

Según los cálculos del departamento de Medio Ambiente, la población de canes en el municipio de Santa Eulària podría superar los 5.000 ejemplares.