Algunas referencias de leche, agua o arroz ya empiezan a notar el desabastecimiento en los supermercados.

La huelga de transportistas, convocada por la Plataforma para la Defensa del Transporte de Mercancías por Carretera, ha llegado ya a su décimo día y sus efectos ya empiezan a notarse en algunas de las estanterías de supermercados de la isla. Si bien el grueso de referencias de las grandes superficies se mantiene disponible, algunas grandes superficies ya están sufriendo rotura de stocks en algunos productos.

La actitud de los empleados de algunas cadenas de supermercados tampoco invita al optimismo, incluso apuntan a una inminente rotura de stocks en algunos productos. «Ni siquiera nos está llegando leche», apuntaba una encargada de un supermercado Lidl, que también aseguraba que, aparte de la leche, «lo que más nos falta es pasta o huevos; de momento nos queda algo pero no sabemos hasta cuándo van a volver a traer. Sin contar la harina y el aceite de girasol que hace días que no queda nada de nada», señalaba. El agua es otra de las referencias a las que apuntaba esta empleada, aunque aseguraba que «mañana [por hoy] nos traerán más». Explicaba también su temor ante el empeoramiento de la situación. «He preguntado a los camioneros -decía- y me han dicho que va a faltar más suministro». En cuanto a producto fresco, fruta y verdura, aseguraba que «tardan un poco en llegar, pero al final llegan».

En otras franquicias de supermercados, el panorama puede variar. Por ejemplo, en Mercadona se pueden encontrar productos agotados en otras superficies. Incluso los estantes de aceite de girasol se encuentran ocupados. El mismo caso sucede en Eroski, donde su gerente en Ibiza y Formentera explicaba ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que «al tener plataformas en Ibiza aguantamos con stock en productos no perecederos». Sin embargo, reconocía que «en frescos hay faltas puntuales de fresas, tomates, pimientos o judías, pero son productos de entradas diarias y van viniendo».

En cuanto a la clientela, por el momento no se observaban grandes decepciones a la salida del supermercado, por lo menos en cuanto al abastecimiento. No así en cuanto al precio de la cesta de la compra. Así se expresaba Verónica Calderón a la salida de uno de los establecimientos, que se quejaba de que «con lo que antes me gastaba 50 euros, ahora me gasto 80», concluyó.