La ganadería ibicenca abre Carn & Coop.

Vicent Bernat, presidente de la Cooperativa Ramadera Eivissenca, fue el encargado de dar la bienvenida a quienes se acercaron ayer a la inauguración de Carn & Coop, la carnicería que la cooperativa ha abierto en el Mercat Nou de Vila. Se trata de un establecimiento en el que se puede encontrar producto de primera calidad, ibicenco en su mayor parte.

A la inauguración asistieron distintos representantes de las administraciones ibicencas y del mundo empresarial, como el presidente del Consell d’Eivissa y conseller de Agricultura, Vicent Marí o el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, así como decenas de visitantes que han disfrutaron de los productos de la cooperativa. Tampoco faltaron los miembros de la cooperativa, que estuvieron dando una mano en todo momento ante los detalles de última hora.

Bernat explicó que la cooperativa que preside cuenta a día de hoy con ocho ganaderos como socios, más otros tres como colaboradores. El presidente de la cooperativa ibicenca expresaba cierta satisfacción por el incremento en la producción en Ibiza, que ya alcanza las 400 cabezas de cerdo ibicenco, o las 150 de cordero listos para el matadero, «sin contar la multitud de pollo». Una producción que sin embargo todavía no alcanza más que a un 7% de la demanda de carne en la isla, según Bernat.

Noticias relacionadas

Sobre los productos que se ofrecen en este establecimiento, su responsable explicaba que, «básicamente, la carne que se ha criado y consumido en Ibiza toda la vida: pollo, cordero o cerdo». Sin embargo, también apuntaba que, «pese a que el 60% de lo que tenemos en la tienda es 100% producto ibicenco, también tenemos carne que no podemos criar en Ibiza. En ese caso siempre cumple tres condiciones: que sea de ganadería extensiva, de raza autóctona y de kilómetro cero. Siempre será del todo ecológica».

La presidenta de la Asociación de Cooperativas Agroalimentarias de Baleares, Jerónima Bonafé, también se acercó a la inauguración y subrayó la importancia de la puesta en marcha de esta cooperativa ibicenca que «permite llegar al consumidor sin intermediarios». En cuanto a la importancia del producto local ante episodios de desabastecimiento, Bonafé expresó que «se nota que está aumentando un poco la demanda de nuestro producto; ahora que hay lineales vacíos es el momento de recordar que tenemos ganaderos aquí, de kilómetro cero». Sin embargo, también reconocía que la producción local no es capaz de cubrir toda la demanda. «¡Ya nos gustaría!», exclamó. Y añadió: «Durante muchos años, el consumidor ha tirado de producto de fuera y en este momento no estamos preparados».

El presidente del Consell d’Eivissa, tras las felicitaciones a la cooperativa, quiso destacar que con este punto de venta «el producto local toma más relevancia». También animó, tanto al cliente en general como a la hostelería, a consumir «un buen pollo payés, un cerdo o un cordero criados en ibiza, que son de una excelente calidad y hay que saber apreciar la diferencia que pueda haber en el coste».
Paulina Arévalo presumía de ser la primera clienta de la tienda recién inaugurada. Ramón Furrió, tras el mostrador le sirvió a Paulina dos sobrasadas, una de cerdo negro y otra de cerdo blanco, y aseguraba que «volveré en cuanto se me termine. Esta tienda es una pasada, además son muy buena gente y muy trabajadora».

El alumnado de Cocina del IES Sa Serra se encargó de cocinar el ágape al que la cooperativa quiso invitar a los asistentes a la inauguración de lo que es el primer proyecto de la Cooperativa Ramadera d’Eivissa. Los platos que se prepararon desde esta escuela de cocina estuvieron basados en el porc negre y el pollo payés. Entre las bolitas de sobrasada con miel y sésamo, saquitos de pasta filo rellenos de butifarra o raviolis de calabacín rellenos de cebolla o bao de cerdo con cebolla encurtida destacaba la pata de cerdo negro que estuvieron trinchando los alumnos del IES Sa Serra. El responsable de hostelería de esta escuela de cocina, Pablo García, explicó que «la asamos a 74 grados durante 24 horas. Después la ponemos a 230 grados para que se cree esa croata, esos torreznos que tiene la piel. Es espectacular», concluyó.