El regreso de un gran espectáculo. Sant Antoni disfrutó ayer de unas Fallas muy especiales tras dos años en blanco por la pandemia. | Marcelo Sastre

La magia de las fallas ha vuelto a Sant Antoni por todo lo alto tras dos años de oscuridad. Esta fiesta valenciana ha regresado al calendario primaveral del municipio con todos sus actos tradicionales: pasacalles, Ofrenda floral, la mascletà y la cremà. «Teníamos muchas ganas e ilusión por vestirnos con la indumentaria fallera pero, sobre todo, celebrar la Ofrenda floral a la Virgen», señaló la fallera mayor de Sant Antoni, Ainhoa Cabrera.

Según esta mujer, este acto es uno de esos momentos que eriza la piel y llena de emoción los rostros de todos los falleros. No obstante, antes de comenzar el pasacalles de la Ofrenda de flores por las calles de Sant Antoni, todos los falleros de la comisión organizadora se concentraron en la explanada de Ses Variades. Entre ellos, la asociación valenciana El Molí de Picassent. Esta comisión fue la escogida para cruzar el mediterráneo y vivir, por primera vez, las fallas ibicencas.

«Hemos venido invitados por la Falla de Sant Antoni. Cada año llaman a una agrupación valenciana para festejar estos actos y celebrar comidas de convivencia», subrayó Jorge Perales, uno de los representantes valenciano. A los pocos minutos, la explanada se colmó de falleros dispuestos a comenzar el pasacalles de música tradicional hasta la plaza de la Iglesia. Durante el recorrido, que duró más de 30 minutos, la veterana fallera Rosa Fernández explicó que forma parte de esta entidad desde que se fundó.

«Hace 22 años empezamos con la Asociación Peña Valencianista, creada por Rafa Ríos, y decidimos establecer una comisión en la calle Cervantes. Así empezó todo. Ahora somos más de 50 falleros», apuntó mientras sostenía a su nieto en brazos vestido de fallero. Poco a poco, todos los miembros fueron llegando a la Iglesia para entregar sus flores a la Virgen. Un acto muy emotivo que tuvo como colofón la mascletà, un espectáculo pirotécnico que albergó a decenas de vecinos alrededor de Ses Variades. Por la noche, esta misma explanada se colmó de personas que vieron arder los monumentos con la espectacular cremà.