En las casas de Fátima o Abdullah llevan días elaborando dulces y otros suculentos platos que van a degustar tras el ocaso. La población musulmana en Ibiza y Formentera vive ya uno de sus momentos más especiales: el Ramadán.

Abdulaziz Haouari, representante de la comunidad en Santa Eulària, reconoce que es difícil calcular cuántos miembros pueden ser en la localidad, aunque «fácilmente podemos llegar a los 600 o más». Creada hace más de 20 años, la asociación está perfectamente integrada en el municipio. Incluso antes del Covid, sus representantes organizaron un gran acto en el que participaron miembros del Consulado e incluso Vicent Marí, por aquel entonces alcalde de Santa Eulària.

Según explica, en esta ocasión tienen «muchas ganas» de celebrar unidos el Ramadán y dejar atrás un momento tan duro como la pandemia. En la localidad, y durante todo el mes, van a llevar a cabo sus rezos nocturnos en el pabellón deportivo. La mascarilla, eso sí, deberá todavía acompañarles.

Abdulaziz recuerda cómo la fecha del Ramadán va variando todos los años en función del calendario lunar. Su cumplimiento está considerado como uno de los Cinco Pilares del Islam y su duración es de veintinueve a treinta días, a partir de la luna creciente.

Los musulmanes realizarán la primera comida del día justo antes del amanecer -la denominada suhur- y, tras el ocaso, disfrutarán del iftar o celebración nocturna. «El rezo de la noche es una hora y media después del atardecer. Rompemos el ayuno cuando se va el sol y después, acudimos al pabellón y celebramos el rezo de la noche», relata Abdulaziz.

Tanto hombres como mujeres están invitados a la oración. «Una semana antes o dos ya comenzamos a preparar los dulces, aunque todo el día en ayuno, tampoco puedes después comer cualquier cosa. Hay que comer algo de dulce porque da más energía, también sopa», explica este vecino de Santa Eulària.

Sobre el ayuno, Abdulaziz reconoce que son muchas las veces en las que debe explicar los motivos de esta práctica y escuchar cómo les llaman «locos» por no comer o beber hasta que se esconde el sol: «Es todo psicológico y todo el mundo puede hacerlo. Tienes hambre dos o tres minutos y se va. Nosotros lo hacemos además porque es uno de los Pilares del Islam».

«Ahora todos los médicos hablan de los ayunos para cuidarse», puntualiza también. Para terminar, asegura que en su comunidad tienen siempre la puerta abierta para cualquier persona interesada en su religión.

Desde Sant Antoni, Farid muestra también la hospitalidad de la comunidad musulmana animando a visitarles en su nueva mezquita. Tras quedarse pequeño su anterior lugar de culto, pudieron comprar el bajo de un local y acondicionarlo como mezquita. Allí podrán unirse ahora en los rezos y, por primera vez, sin restricciones de aforo. Durante los primeros días, hasta 300 personas podrían sumarse a la oración nocturna.

«Habíamos pedido al Ayuntamiento algún espacio, pero ha coincidido que no tenían instalaciones habilitadas. Lo celebraremos en la mezquita y lo estamos intentando hacer de una manera organizada», asegura Farid.

«A nivel espiritual, uno quiere mejorar durante este mes. Comenzamos también a ayunar durante algunos días en los meses anteriores al Ramadán. Nos vamos concienciando para que, cuando llegue, podamos seguir mejorando en este sentido. Es una oportunidad más para que un siervo de Dios pueda purificarse de sus malas acciones y pensamientos. Según el Profeta, es el mes de la misericordia y el perdón de Dios», añade.

Fátima explica también cómo elabora para su familia todo tipo de dulces a base de almendras, sésamo o miel: «Comemos por la noche sopa, dátiles y dulces, cosas que no sean muy pesadas. Como trabajamos, algunos se levantan después sobre las 5, antes de la salida del sol, para tomar leche o dátiles».

Los musulmanes residentes en Vila también sienten que el Ramadán es para ellos uno de los momentos más especiales del año. Al comenzar en esta ocasión en fin de semana, Abdullah cree que en los rezos nocturnos, y tras romper el ayuno, más miembros de la comunidad participarán en la oración. De hecho, en la calle Portinatx acaban de instalar una gran carpa para rezar y, según calcula, hasta 350 persona podrán unirse a los rezos nocturnos en Vila. Un imán les explicará allí los objetivos del Ramadán y del ayuno.

«Como este año habrá ahora las vacaciones de Semana Santa, vendrán los niños también. Les gusta mucho el ambiente», concluye.

Tras acabarse el Ramadán, los mulsulmanes conmemorarán la fiesta de Eid al-Fitr. Con sus familias y amigos compartirán suculentos platos y dulces, deseando paz y felicidad para todos. Ramadan Mubarak!