Montse Grueso, gestiona desde hace cinco años junto a Pedro González, la librería Sa Cultural en la calle Bisbe Abad i Lasierra de Ibiza.  | Marcelo Sastre

A Paloma, Montse y Jesús se les ilumina la cara cuando hablan de su trabajo como libreros. Hablan con la pasión de quien está enamorado de una profesión con la que generaciones enteras antes que ellos han difundido durante siglos sabiduría, conocimiento y mundos mágicos, ficticios y lejanos a los que huir de la rutina. Un trabajo que sigue resistiendo orgulloso a pesar de lo que ha tenido que vivir estás últimas décadas demostrando ser un servicio fundamental para nuestra sociedad.

Algo que queda resumido en la reflexión que hizo ayer a Periódico de Ibiza y Formentera Paloma Alcahuz, quien regenta desde hace 22 años junto a su marido Heri la librería Atenea en la Calle Aragón de Vila. «A mí me encanta vender libros, es mi mayor pasión y creo que no hay nada que me guste más, y por eso a pesar de que hayamos pasado por malos momentos en estos años abrimos todos los días nuestra librería con la ilusión de seguir aportando nuestro granito de arena a este maravilloso mundo de las letras».

«Desde que abrimos hace cinco años escuchamos que no hay futuro para los libros tradicionales, pero nuestra librería se ha hecho un hueco con clientes fieles demostrándonos que somos tan eternos como el teatro que año tras año, siglo tras siglo, sigue resistiendo»
Montse Grueso
LIBRERÍA SA CULTURAL

Gracias a ello han conseguido tener clientes fijos que confían en su criterio y su sabiduría y que los prefieren a la compra online. «Mucha gente que entra en Atenea se acaba sorprendiendo con lo fácil y sencillo que es comprar de forma presencial, porque encuentran más opciones de las que se imaginaban y porque aquí tienen la ventaja de sentirse bien tratados, aconsejados y con un servicio en el que en apenas 48 horas puedes recibir el libro si no lo tenemos».

Además, al igual que otras librerías de Ibiza, han notado un aumento de ventas con el coronavirus a pesar de que, como asegura Paloma, los adolescentes cada vez leen menos. «El consumo de nuevas tecnologías ha hecho mucho daño porque muchos chicos solo leen por obligación y casi nunca un libro entero, buscando siempre resúmenes, pero si hemos comprobado en este tiempo es que si generamos buenos lectores desde pequeños, estos cuando se hacen mayores lo transmiten a sus hijos creando un vínculo que es difícil romper».

Librería Sa Cultural

Precisamente, esto es algo en lo que están haciendo especial hincapié en la Librería Sa Cultural desde que Montse Grueso y Pedro González la abrieron hace cinco años en el 11 de la calle Bisbe Abad i Lasierra de Ibiza. «Somos conscientes de que si vamos sembrando en los niños y adolescentes interés por la lectura tendremos mucho ganado para el futuro y por eso estamos apostando desde hace tiempo por el cómic y el manga, aprovechando que tiene una magnífica salud, llegando a un público que a lo mejor no se acerca tanto al libro tradicional».

Ellos también son cien por cien vocacionales y eso se transmite a la conversación. «Es nuestra verdadera pasión y eso es algo que intentamos inculcar a cada cliente que entra a la librería, tratándoles con cariño para que se sientan bien acogidos y al mismo tiempo con profesionalidad para que sepan que podemos aconsejarles en lo que quieran y encontrarles casi cualquier cosa».

En su caso también son conscientes de los retos a los que se enfrentan, sobre todo llegados desde Internet y los libros electrónicos. Sin embargo, afrontan el futuro con optimismo. «Desde que pusimos la librería hace cinco años estamos escuchando que el papel va a desaparecer, que no hay futuro para los libros tradicionales, pero poco a poco nuestra librería se ha ido haciendo un hueco, con clientes fieles y un aumento de ventas en el confinamiento, demostrándonos que somos tan eternos como el teatro que año tras año, siglo tras siglo, sigue resistiendo».

A la izquierda Jesús Navarro en El Quijote y a la derecha Heri, marido y propietario junto a Paloma Alcahuz de Atenea, Fotos: MARCELO SASTRE
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Librería El Quijote

Precisamente si alguien sabe de como resistir al tiempo y sobrevivir al avance de los tiempos es Jesús Navarro.

Este conquense que llegó a la isla en 1971 desde Pinarejo, su pueblo natal, junto a sus padres y a sus cuatro hermanos, ha estado vendiendo periódicos en Sant Antoni desde hace casi cinco décadas y desde 1995 regentó la librería El Quijote que en diciembre del año pasado decidió ceder a su hijo Álex.

De su prodigiosa memoria salen cientos de anécdotas e historias fruto de un trabajo incansable gracias al cual en un día llegaba a vender «entre 3.000 y 4.000 periódicos». Además, asegura con «gran satisfacción» la gran cantidad de clientes fijos que ha hecho todos estos años y como ha ayudado «humildemente» a conseguir que muchos escritores de Ibiza hayan podido dar salida a sus libros a través de su establecimiento y «como generaciones enteras de estudiantes han comprado allí».

«Con la pandemia subieron las ventas entre los residentes hasta un 30% y además, la llegada de otro turismo movilizó el verano pasado a visitantes en busca de libros de bolsillo o producción local para poder llevar después a sus lugares de origen»
Jesús Navarro
LIBRERÍA EL QUIJOTE

También de como se han convertido en un punto de compra de libros «casi obligada» en el pueblo, sobre todo durante la pandemia, donde «han aumentado las ventas entre los residentes hasta un 30%,», y como la llegada de otro turismo «movilizó el verano pasado a visitantes en busca de pequeños libros de bolsillo para ir a la playa o de producción local para llevar a sus lugares de origen».

Entre ellos, La Ibiza vivida, el que escribió Xescu Prats sobre Pepe Roselló, y «que ha sido el que más rápido he vendido desde 1995».

Ahora entre Jesús y su hijo Álex tienen un ambicioso plan de mejora de la librería. «Él es más joven que yo, ha entrado con muchas ganas y tiene claro lo que hay que mejorar para dar un nuevo empujón que nos permita seguir en esta línea 10 o 15 años más, y por eso ahora vamos a cambiar el escaparate y acercar los libros mucho más a la entrada para que sean más accesibles a todo el mundo».

Y es como asegura este conquense ibicenco de adopción con una gran sonrisa, «el libro en papel nunca va a desaparecer» .