En la lista de la compra de la pescadería, la morena no suele ser el producto más habitual. Un pescado que precisa ser lavado a conciencia y que tiene muchas más espinas que otros han convertido a la morena en un producto poco valorado en los últimos años. Sin embargo, se trata de un producto muy consumido popularmente a través de los tiempos en las Pitiusas.

«La morena, generalmente, la consume gente más mayor. La gente ibicenca de toda la vida que la conoce. Es buenísima de cualquier manera que la prepares», explicaba Gemma Chorat en su puesto del Mercat Nou de Vila. Salvador y Joan confirmaban su admiración por este pescado y bromeaba, «a mí me encanta la morena. De las dos maneras: ¡la de mar y la de tierra!». Pasadas las risas, Salvador detallaba los distintos platos con los que disfruta de este pescado: «la he comido de todas las maneras: hervidas, fritas, con arroz y coliflor, con sal morra o como quieras». Joan añadía, antes de marcharse a desayunar con Salvador, que su plato favorito a la hora de comer morena es al horno, «está buenísima, con una base de boniato y con el sofrito». Gemma añadía que además, «es buenísima para hacer caldo, le da un punto realmente especial», punto en el que Joan no coincide, «para el caldo, el número uno es el congrio». Sin entrar en polémicas, Joan reivindicaba este producto de manera contundente: «Es un pescado barato y es delicioso, quién aprecia el pescado de toda la vida le gusta. Lo que pasa es que ahora le da asco a la gente, no sé por qué. He llegado a oír quién las comparaba con culebras».

La población más veterana sigue apreciando el consumo de morena. Foto: Toni P.

Sobre las razones del poco éxito de la morena entre la gente joven, Chorat habla de la dificultad a la hora de limpiarla: «Hay que limpiarla muy bien con sal antes y quitarle la capa viscosa que la cubre. Si no no sale bien». El precio de la morena ayer era de 14 euros el kilo.

Flores para comer

Si bien la morena es un plato cuya popularidad reside en las generaciones más veteranas, en el mercado encontramos otro producto que, «si lo vieran nuestros abuelos se echarían las manos a la cabeza», tal como expresaba Marga, responsable del puesto de frutas y verduras Boned. Se refería a la flor del calabacín, un producto que tiene expuesto en su mostrador y que su belleza hace susceptible de ser confundido con la decoración.

La flor de calabacín está ganando popularidad en la cocina. Foto: Toni P.

Marga explica que se usa para elaborar un plato que consiste en rellenar la flor con queso ricotta antes de rebozarla y freírla. Su precio es de un euro por unidad, prácticamente lo mismo que un calabacín maduro, cuyo precio es de dos euros y medio el kilo. Su alto precio se justifica en la dificultad a la hora de recolectar esta flor. «Hay que recolectarla a primera hora de la mañana, si te esperas a que suba el sol la flor se cierra y se pone mustia», explicaba Marga.