Los 85,8 metros de eslora y 11,1 de eslora no pasaron desapercibidos cuando durante la mañana de ayer atracó en el puerto de Ibiza el Royal Shabab Oman II,    un impresionante velero militar de la Royal Navy de Omán.

La nave omaní permanecerá amarrada en el muelle de Levante del puerto de Ibiza, con las puertas abiertas a visitantes de 10.00 a 18.00 horas, hasta mañana miércoles cuando pondrá rumbo a su próximo puerto en Porto. La parada en Ibiza del Royal Shabab Oman II viene enmarcada dentro de la ruta que partió de Omán el pasado 11 de abril para llegar hasta los mares del norte de Europa. Allí disputará una regata internacional antes de volver a casa, 202 días y 50.800 millas después. La función de esta nave es la misma que desarrolla su equivalente español, el Juan Sebastián El Cano. No en vano, 36 de sus 90 tripulantes (y cuatro invitados) son aprendices, cuyas edades oscilan entre los 18 y los 23 años, y entre los que se encuentran 10 mujeres. No es de extrañar que el nombre del navío traducido al castellano sea Juventud de Omán.

Estos aprendices se instruyen bajo los 2.630 metros cuadrados que ocupan las 29 velas del navío que, junto al diseño de su casco en forma de ‘V’, le permiten alcanzar los 17 nudos en las condiciones adecuadas. El capitán del Royal Shabab Oman II, Issa Seleem Al Jahwari, explicaba ayer a Periódico de Ibiza y Formentera que la suma de las longitudes de los cabos que hay a bordo del buque prácticamente podrían rodear la isla. Lo cierto es que, si no rodearla, sí alcanzaría desde es Cubells hasta la cala de San Vicente con sus 36 kilómetros.

Navegación tradicional

Se trata de un barco botado en diciembre de 2013, pero con una tecnología que, tal como explicaba Al Jahwari, es «totalmente manual» y en la que «un marinero del siglo XV se sentiría del todo integrado», pese a que admite que sí dispone de un motor que usan «para entrar a puerto o para atravesar el Canal de Suez» . El capitán explicaba que, «a la hora de poner a punto las velas para navegar, son necesarias tres horas y media de trabajo de unas 70 personas. Es un trabajo muy duro.    Al final de la jornada no les quedan [a los alumnos] ganas de redes sociales. Se van a la cama directamente». El mástil principal del buque protagoniza la primera prueba eliminatoria a la hora de admitir a los alumnos, venidos de todos los puntos del país asiático. Este examen consiste en subir la primera de las escaleras (de cuerda) del mástil, que alcanza los 16 metros. «Al cabo de unas semanas ya suben hasta la segunda, que está a 32 metros. Para cuando volvemos ya suben hasta arriba, a 52 metros de altura», concluía el capitán.