El cristal acabó fracturado por el impacto de un piedra utilizada por el asaltante.  | Daniel Espinosa

«La situación es frustrante porque uno tiene la sensación de que esta gente actúa con total impunidad. Hoy -por ayer- nos han reventado la entrada del bar pero es que el sábado, el mismo sujeto, nos destrozó la puerta de otro    negocio. Y lo peor de todo es que causan un gran daño para llevarse 5 euros con diez y tres sobres de manzanilla. El robo hace daño, pero lo más sangrante e indignante es el quebranto de tener que llamar al seguro, que te lo reparen en el día y todas las molestias que conlleva». Hartazgo, indignación e indefensión. Son los sentimientos que desprendían ayer las palabras de Ramón, el propietario de Moraíto Tapas, establecimiento que ayer de madrugada fue reventado a golpes de piedra por un sospechoso habitual.

Tras denunciar el robo, agentes de la Policía Nacional se desplazaron hasta el local ubicado en la calle Pere Francés, en es Pratet. Ya por la mañana, los investigadores regresaron al escenario para tomar muestras de las huellas dactilares presentes en el contorno del agujero abierto por el asaltante a golpe de piedra. Las huellas son una prueba de cargo más que se sumarán a las imágenes de seguridad. «Llevamos    una temporada muy dura porque los delincuentes se han cebado con los negocios del centro y en nuestro caso no es la primera vez», apuntó Ramón, quien añadió el autor del último robo ya reventó hace apenas cuatro días, la madrugada del sábado, otro de sus negocios, es Vermell.

«Es necesario más seguridad durante la noche y que la Justicia se lo haga mirar porque siempre son los mismos y siempre están en la calle para ir pegando palos», apuntó otro comerciante afectado por la cadena de robos que afecta a los establecimientos del centro de Vila.

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Cajas vacías

La Policía Nacional ha abierto una investigación por estos últimos robos y la detención del sospechoso era cuestión de horas.

«Uno ya no sabe qué hacer porque aunque dejes carteles avisando que no hay dinero o mostrando la caja vacía, algunos siguen causado el daño», lamentó el responsable del negocio.

La presencia de las cajas registradoras vacías en el escaparate es la tónica general en los negocios del centro, una medida mayoritaria entre los comerciantes de la calle Vicente Cuervo.