Imagen de archivo del muelle de Ibiza donde atracan las barcas de Formentera. | Marcelo Sastre

La Conselleria de Transportes del Govern balear también fía la posible reducción de frecuencias de trayectos de embarcaciones de pasajeros entre Ibiza y Formentera a los efectos que pueda tener la nueva normativa aprobada por la Autoridad Portuaria de Baleares que impide la maniobra simultánea de dos embarcaciones en las zonas restringidas de ambos puertos, por lo que todo quedaría en manos de las navieras.

Desde la Conselleria recordaron que, en estos momentos, se está impulsando el Decreto de transporte Marítimo, que ha ampliado su período de información pública hasta el 13 de junio, y que «no puede establecer límites porque la misma ley de la que emana no lo permite, sino que lo que hace es garantizar servicios mínimos de conectividad entre las islas y regular los diferentes tipos de transporte que se realizan, regular y excursiones turísticas, principalmente».

Para ver una posible reducción de frecuencias, el departamento dirigido por el ibicenco Josep Marí Ribas Agustinet indicó que habrá que esperar a ver qué resultados desprenden las medidas adoptadas por el ente portuario y que han entrado en vigor este mes de junio. «Habrá que ver los resultados, que se calculan entorno a un 25-30% de reducción de frecuencias», subrayaron.

Hay que recordar que desde la propia APB ya dejaron bien claro que no regula ni está en su planificación regular las frecuencias de trayectos de embarcaciones de pasajeros entre las pitiusas.

Según indicaron, «la reducción de frecuencias puede ser una consecuencia de la nueva normativa que impide la maniobra simultánea de dos embarcaciones en las zonas restringidas, pero no hay un plan de reducción en sí», reconocieron desde el ente portuario. De hecho, lo que realmente hace la ordenanza es realizar una programación de escalas en la línea regular Ibiza-la Savina, aplicando los nuevos criterios de seguridad para este tráfico en la zona de servicio en ambos puertos.

Concretamente, define su objeto como «favorecer el uso racional en las instalaciones disponibles con garantía efectiva de la seguridad en la realización de las operaciones portuarias de aproximación, atraque, estancia, desatraque y salida en los referidos puertos».

El propio Consell formenterés tuvo que reconocer que la única vía posible para la reducción del número de embarcaciones entre ambas islas estaba en la aplicación d ella ordenanza de la APB, puesto que fueron las propias empresas del sector las que señalaron que esta medida provocaría una reducción en el número de frecuencias entre las dos islas.

Las navieras

En este sentido, el delegado de la Asociación de Patronales de Empresarios de Actividades Marítimas de Baleares (Apeam), Rafael Cardona, cifró esta reducción en un 30%. «De momento estamos realizando las mismas rotaciones que empezamos a realizar el 13 de mayo», manifestó Cardona, lo que a día de hoy «representa una reducción de 66 rotaciones, lo que equivale a un 30% menos», aclaró.

Por su parte desde la coalición Sa Unió de Formentera apuntaron como la única posibilidad para que se pueda regular el número de frecuencias la actualización de la Ley de Transportes. «Mientras que no se actualice la Ley de Transporte Marítimo de 2010 no se podrá solucionar la problemática de las frecuencias entre Ibiza y Formentera», manifestó el portavoz de la coalición, Lorenzo Córdoba, al valorar la incapacidad tanto del Govern balear como del Consell para tratar de poner freno a esta problemática que sufre el transporte marítimo entre islas.

Un problema que, según recordó, no existía en 2010, por lo que «si tenemos una ley antigua que no recoge los problemas que tenemos actualmente y lo que hace el Govern es sacar un decreto basado en esta ley, es un decreto que nace muerto», aseguró. «En el momento en que esta ley esté actualizada, se podrá desarrollar el decreto para que se cumpla», insistió. Asimismo, indicó que la isla no se había enfrentado a esta problemática de las frecuencias hasta que, posteriormente a la aprobación de la ley, Gent per Formentera denunció a las navieras «porque lo que hacían justamente era intentar repartirse los trayectos para no tener que salir dos barcos al mismo tiempo y que, el barco que saliera, lo hiciera con el máximo de ocupación para que fuera rentable para todas las compañías».

Tras la decisión de Competencia de que las navieras no podían acordar viajes, «cada una empezó a salir cuando le interesaba», que solía ser en las horas de más demanda, «por lo que se empezaron a duplicar y triplicar viajes», lo que ha sido uno de los gérmenes de la actual situación.