Joan Torres, de apenas cuatro años, se llevó los mayores aplausos en el Día Grande de Sant Joan de Labritja. | Marcelo Sastre

Este viernes el pueblo de Sant Joan de Labritja volvió a recuperar parte de la normalidad que tenía antes de la llegada de la pandemia. Tras el éxito de la noche anterior con mucha gente disfrutando de lo programado para la Nitde Sant Joan, por la mañana centenares de residentes, curiosos y turistas llegados desde distintas partes de Ibiza, de España y del extranjero disfrutaron de la festividad en honor a su patrón.

Sin embargo, si hubo alguien que vivió con especial intensidad este día tanseñalado fue el pequeño Joanet, quien a sus cuatro años debutaba como miembro de la Colla de Labritja. Y junto a él su orgulloso padre Juan Antonio, sonador del grupo folklórico de Sant Joan, y Neus, su madre y balladora en Sa Colla de SantJordi. «Ya había debutado este año en Sant Jordi porque tiene que repartirse entre los dos grupos y ahora está súper motivado y con muchísimas ganas de que le toque bailar en un día tan especial como este», aseguró a Periódico de Ibiza y Formentera su orgullosa progenitora mientras no le quitaba ojo ni un momento.

El caso es que el pequeño Joan vivió el día con gran responsabilidad, disfrutando como todos sus compañeros de colla, y demostrando que tiene un gran futuro en el ball pagès ibicenco. En la misa se comportó como un mayor, salvo alguna sonrisa pilla al objetivo de la cámara de fotos del fotógrafo de este periódico, Marcelo Sastre, y luego marchó como uno más durante la procesión en la que su padre demostró sus grandes dotes como sonador.

Y en el momento del baile, más de lo mismo. Hizo sonar las castanyoles con gran habilidad, siguiendo a la perfección el ritmo que marcaba su padre y otro sonador, y esperó pacientemente su turno para bailar. Algo que hizo, por fin, a las 13.42 horas, despertando una gran expectación entre los muchos asistentes que había en la plaza y que le regalaron como premio una gran ovación al concluir. La primera de las muchas que se llevará seguro durante los próximos años, tanto enSant Joan como enSant Jordi o allá donde estén invitadas la Colla de Labritja o la Colla de Sant Jordi.

Muchos turistas

Entre los asistentes este viernes a la celebración del día grande del pueblo de Sant Joan había numerosos turistas atraídos por descubrir otra parte de la isla que no se suele ofrecer.

Este fue por ejemplo el caso de Agustín y Maite, una pareja de Zaragoza que habían llegado a Ibiza huyendo del calor asfixiante que hace estos días en la capital maña. «Estamos en un hotel de Sant Antoni y la recepcionista nos dijo que si nos apetecía ir al norte podíamos encontrarnos con el día grande de Sant Joan y como íbamos camino de Benirràs, al final nos hemos animado y la verdad es que la experiencia ha sido muy buena porque hemos descubierto una Ibiza más tradicional y distinta a la que nos imaginábamos».

Algo muy parecido a lo que hicieron Fernando y Cristina, llegados desde Vitoria-Gasteiz. En este caso, con el valor añadido de que ellos son dantzaris en Euskadi y querían comprobar cuanto de parecido o distinto tiene el ball pagès ibicenco con su tradicional aurresku. «Llevamos dos días únicamente aquí y queríamos aprovechar para ver otra parte de la isla distinta a la capital o a Sant Antoni y nos hemos encontrado con esta fiesta que no nos imaginábamos que fuera tan bonita».

Misa y procesión

Como en todos los días grandes de los pueblos de la isla de Ibiza, la celebración estuvo compuesta fundamentalmente de misa, procesión, ball pagès y reparto de orelletes y bunyols.

En el caso de la misa volvió a ser oficiada por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicent Ribas, quien dejó de nuevo patente el cambio que ha sufrido la institución con su llegada.Su homilía fue cercana a los fieles y con tiempo para recordar «la importancia de transmitir la fe cristiana de generación en generación» y «mantener y cuidar nuestros símbolos e iglesias».

En torno a las 13.15 horas salió la procesión compuesta por cinco imágenes, siendo la primera la del patrón del pueblo, Sant Joan. Y tras ellas una comitiva de representantes políticos entre los que estaban el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Marí; el alcalde del pueblo Antoni Marí Carraca, el alcalde de Sant Antoni Marcos Serra y el conseller balear de Vivienda y exalcalde de Sant Josep, Josep María Ribas Agustinet.

Y, finalmente, la demostración de ball pagès que volvió a despertar una gran expectación, aunque afortunadamente, todo el mundo respetó ordenadamente su lugar, incluso ante el tradicional revuelo que siempre genera repartir 20 kilos de bunyols y 250 orelletes a eso de las dos de la tarde.

Volvió a haber muchos móviles y cámaras, como los de Fernando y Cristina, sentados respetuosamente en primera fila, con ganas de captar el mejor momento de los sonadors y balladors de sa Colla de Labritja y sobre todo el baile del pequeño Joanet al que no le pudo la presión en ningún momento y dejó el listón muy alto.