Imágenes del atún rojo de unos 380 kilos pescado este martes. | Toni Planells

El atunero ibicenco Alatxa pescó este martes un ejemplar de atún rojo de unos 380 kilos de peso. El más grande del que hay constancia de haberse pescado en aguas de Balears hasta el momento, tal como aseguraban desde la Cofradía de pescadores de Eivissa. La longitud del atún alcanza los 283 centímetros.

Rondaban las 17 horas de la tarde de este martes cuando el Alatxa amarraba en el muelle de pescadores del Puerto de Vila. A bordo, su patrón, Jaume Coll, se movía como podía, evitando tropezar con el ejemplar de tunnus tunnis que yacía en el suelo ocupando buena parte de la cubierta.

Una grúa tuvo que acercarse al muelle para poder desembarcarlo ante la mirada asombrada de curiosos, pescadores y medios que hacían porras respecto al peso del ejemplar. Las apuestas comenzaban en los 250 kilos de los más prudentes y llegaban hasta los 500 kilos de los más optimistas. Una vez dentro de las instalaciones de la Cofradía, se precisó la ayuda de un toro para trasladar el atún de la carretilla a la báscula, que no fue capaz de disipar las dudas sobre el peso del animal. Una vez alcanzados los 300 kilos dejó de marcar los números. Una aplicación del toro de la cofradía, que pesa el material que levantan sus palas, marcaba claramente 380 kilos.

El más grande

Un peso que Pere Varela, responsable de Peix Nostrum, reconocía que es «aproximado, pero más o menos fiable», sin ocultar el gesto de orgullo en su cara. No en vano se trata del ejemplar de atún rojo más grande registrado que se haya pescado en aguas Baleares.

Sin embargo, el gesto de orgullo que más destacaba en la tarde de este martes en la cofradía era el de Jaume Coll, aunque también de cansancio. «He estado unas tres horas y media para poder sacarlo del agua. Ha habido momentos en los que tenía dudas sobre si se trataba de un tiburón o de una manta raya, de lo fuerte que tiraba. Además tiraba todo el tiempo hacia Denia. Arrastraba el barco. No ha sido fácil», relataba el patrón mientras enseñaba los dedos, hinchados por el esfuerzo.