Comerciantes de la zona se quejan de la suciedad y falta de seguridad en esta zona por el callejón reabierto. | Irene Arango

El asesinato en diciembre de 1998 de Llúcia Ferragut en su establecimiento del barrio de la Marina por parte del toxicómano Manuel Moreno tuvo, entre otras consecuencias, la del cierre de los dos callejones de la calle d’Enmig. Fue el Ayuntamiento gobernado por el popular Enrique Fajarnés el que tomó la decisión de tapiar este angosto paso entre esa vía y la calle de la Virgen dado que se había convertido en un foco de graves problemas para el barrio. 24 años después, el Consistorio gobernado por el socialista Rafa Ruiz ha decidido reabrir uno de esos pasos y los problemas de entonces se han trasladado a 2022 sin apenas diferencias.

El presidente de la Asociación de Comerciantes del puerto de Ibiza, Joaquín Manuel Senén, ha recordado este jueves esta circunstancia al denunciar cómo el callejón ha vuelto a ser la vía de acceso de numerosos toxicómanos a sa Penya. Personas que, tal y como pudo comprobar este periódico, utilizan esta vía como si de un retrete se tratara. Orines, excrementos y un hedor nauseabundo sorprendían este jueves a cualquiera que se acercara a este pasaje. La falta de limpieza era evidente y la explicación la ofrecía el propio Senén: «Esta calle solo se baldea una vez por semana y se hace los martes. Los lunes baldean la calle de la Virgen, con lo que toda la porquería baja por el callejón hasta Enmig. El resto de la semana no pasa nadie a limpiar».

Pero no es esta situación lo que más preocupa ahora mismo a comerciantes y vecinos. La inseguridad está a la orden del día y la reapertura del callejón ha contribuido a su incremento. «Los toxicómanos suben por ahí a buscar drogas», relató Senén, «o lo utilizan para escaparse después de haber robado en algún comercio de la calle».

Los afectados han informado de esta situación tanto a la Policía Nacional como a la Policía Local de Ibiza. Y la concejala de Seguridad, la socialista Rosa Rubio, «solo ha dicho que la decisión de reabrir la tomó el concejal Pep Tur, que ella no sabía nada», según recordó el presidente de los comerciantes.

Que la sensación de inseguridad se ha instalado en la zona lo corroboraron algunos comerciantes con los que pudo hablar este juves Periódico de Ibiza y Formentera. La propietaria de Una Ibiza, Vanessa Espejo, explicó que «cada día hay robos y gritos y peleas entre los toxicómanos». «Te roban algo», añadió, «y suben corriendo por el callejón. Antes lo tenían más difícil porque los podías perseguir pero ahora no puedes hacer nada. Además, van a comprar droga. Los que venden están ahí y nadie les dice nada. Es un secreto a voces». Espejo calificó la situación de «muy desesperante e incómoda». «Tenemos que defendernos entre los comerciantes cuando pasa algo porque por aquí no verás a ningún policía local», añadió, «hay mala energía, inquietud, movidas». Y puso como ejemplo que acababa de avisar a la Policía Local para que se acercaran a ver qué le sucedía a un hombre que estaba tirado en el suelo a pleno sol: «Nos han dicho que no podían venir porque están con otra cosa. No pasan por aquí».

Toxicómanos

De un modo similar se pronunció la propietaria de Keia, Marta Bonet. «Con la reapertura del callejón han vuelto los problemas», lamentó, «vuelve a ser un foco de infección, de drogas, de toxicómanos». Y añadió: «Quizás la solución sea arreglar primero el problema de los toxicómanos y no el del callejón».

La encargada de un establecimiento cercano al pasaje, Claudia Riemer, mostró también su indignación por la situación mientras limpiaba concienzudamente su tramo de la calle: «Aquí antes teníamos un policía de barrio y no se podía mover nada. Ahora, con lo del callejón, hay más problemas. Roban y suben por ahí fácilmente y se esconden porque hay muchos recovecos. Es un sitio que solo sirve o para vender drogas o para que se escapen los que roban».