Nando Arantez pide ayuda para encontrar algún sitio en el que vivir hasta que arreglen su piso. | Arguiñe Escandón

La vida de Nando Arantez y su familia cambió radicalmente el pasado domingo después de que un voraz incendio destrozara su vivienda. Una vez superado el tremendo susto inicial, la preocupación de Nando se centra ahora en saber dónde va a poder vivir junto a los suyos hasta que el piso, al que esperan poder regresar, sea reformado.

«El resto, puedo trabajar y comprarlo. Mi problema es dónde voy a poder vivir estos meses», asegura este vecino de Ibiza, consciente de la grave problemática habitacional que existe en la isla, más en plena temporada turística.

Este trabajador de la construcción, de 49 años, aprovecha para aclarar que el fuego no se inició en la cocina del piso en el que residía desde hace un año, sino que fue un cortocircuito en un dormitorio lo que desencadenó los hechos.

Según explica también, ya había alertado a la propietaria sobre la aparición de humedades cerca de algunos enchufes e incluso un perito le había asegurado que «con eso no pasaría nada y que solo tenía que limpiarlo con lejía».

La desesperación de Nando es tal que incluso ha difundido en redes sociales un mensaje pidiendo la ayuda de los ibicencos «en lo que puedan».

«No tengo dónde vivir en estos tres meses hasta que se reforme», señala en este pequeño comunicado.

Nando reconoce que «me da mucha cosa pedir ayuda porque siempre me he valido por mí mismo». También agradece donaciones de ropa y comida que ha estado recibiendo, aunque el problema es «dónde lo meto porque no tengo espacio para poner nada».

Noticias relacionadas

Este jueves por la tarde estaba previsto comenzar a tirar todos los muebles y pertenencias de esta familia que prácticamente lo ha perdido todo.

El incendio

El domingo por la tarde, ocho viviendas del edificio Astro, situado en la calle Portinatx, tuvieron que ser desalojadas debido a un voraz incendio que afectó principalmente al piso de Nando. De hecho, el resto de vecinos desalojados pudieron regresar a sus casas una vez se comprobó que el fuego no había afectado a la estructura del inmueble. En principio, solo tuvo que apuntalarse un pasillo exterior puesto que se habían caído varios cascotes del revestimiento.

En el suceso, tres personas tuvieron que ser atendidas por inhalación de humo.

Los servicios sociales municipales proporcionaron a la familia de Nando un lugar en el que pernoctar: «A ver hasta cuándo dura. No le veo mucha solución a esto. Si encontráramos un estudio para salir del paso, iría muy bien. Sé que tengo que amoldarme a lo que hay. Mi hijo está deprimido y mi mujer no sabe qué hacer porque el miedo que tenemos es la dificultad que hay ahora para encontrar un lugar en el que vivir».

De hecho, lamenta el «futuro incierto» que se les presenta al no poder saber con exactitud hasta cuándo podrán permanecer en el apartamento sufragado por el momento por los servicios sociales.

Este trabajador relata además que su hijo de 19 años sufre una minusvalía y que cuando comenzó el incendio el joven estaba en el baño dándose una ducha. Mientras Nando le estaba preparando algo de comer, el fuego se declaró en una de las habitaciones.

«Yo lo veía en televisión y me daba una gran pena la gente que perdía sus cosas así y es algo que siempre había pensado, que ojalá a mí nunca me pasara», concluye