Hace ya más de 3 años del temporal que asoló parte del bosque de Sant Antoni de Portmany y, aunque en las zonas más accesibles ya no se aprecian prácticamente rastros de este desastre natural porque se produjo una limpieza de los restos de pinos que inundaban toda la zona, hay lugares del municipio en los que todavía estos efectos son muy visibles.

Tanto es así que incluso con estas altas temperaturas se están convirtiendo en un auténtico problema en caso de que salte una pequeña chispa. Y es que todas estas toneladas de madera seca después de más de 3 años es un combustible ideal para provocar un incendio forestal de grandes dimensiones, más aún en esta zona boscosa entre la playa de cala Gració y el Camino de Cap Negret, a sólo un centenar de metros de hoteles de lujo como el OKU o el TRT o del estrella Michelín Es Tragón.

La Dirección General de Recursos Hídricos del Govern balear, dependiente de la Conselleria de Medio Ambiente, realizó los trabajos de limpieza del Torrente d’en Ribes, ubicado en esta zona, que se encontraba lleno de árboles caídos y secos tras el temporal de lluvia y viento que se cebó con Sant Antoni en octubre de 2019.

Se actuó en una franja de aproximadamente 1 kilómetro, y en la actualidad quedará alrededor de otro kilómetro lleno de restos de madera muerta y muy seca entre el torrente y cala Gració.

Hay que recordar que, según los datos que facilitó en su momento la Conselleria balear de Medio Ambiente tras una inspección aérea se, elevaba a 100.000 el número de árboles caídos en tras el vendaval. Entre los meses de junio y septiembre de 2020 el Instituto Balear de la Naturaleza (Ibanat) retiró los árboles de unas 22 hectáreas con un coste de 152.000 euros.

Se actuó principalmente en las zonas con mayor accesibilidad, mayor influencia en la interfaz urbano forestal así como en las zonas que generasen discontinuidad en masas forestales de cara a los trabajos de un posible incendio forestal.