El técnico palpa el costado de un joven dolorido. | Marcelo Sastre

Dos minutos. Ese es el tiempo que tienen de media los sanitarios que componen una UVI móvil desde que reciben el aviso hasta que arrancan el vehículo para realizar la asistencia. Un médico, un enfermero y un técnico en emergencias sanitarias son las tres patas de una gran mesa que no puede nunca cojear.

Y eso muy bien lo saben Gustavo, Joan y Nacho, el personal sanitario que integró este viernes pasado la UVI móvil de Can Misses, también conocida como ambulancia asistencial de soporte vital avanzado. Eran las 20.00 horas de la noche y los tres profesionales habían asistido a un joven que se había precipitado desde una zona peligrosa en Cala Bassa.

Descenso a las entrañas del 061 de Ibiza una noche de verano
Nacho, Gustavo y Joan, el equipo del 061

Tras comprobar que el estado del chico era estable, la asistencia pasó a disposición de la ambulancia asistencial de soporte vital básico, integradas por dos técnicos en emergencias sanitarias, que se encarga de ofrecer una atención sanitaria inicial al paciente.

Falta de recursos

«Faltan más ambulancias asistencial de soporte vital básico. No puede ser que tengamos los mismos recursos sanitarios que en invierno cuando en verano la isla cuadruplica la población», subrayó indignado el técnico Nacho Moreno minutos antes de atender el próximo servicio.

En este sentido, señaló que solo han habilitado uno de estos vehículos en Sant Joan para la época estival con el objetivo de calmar las aguas, pero es «insuficiente». Explicó que este servicio proporciona apoyo a la UVI móvil de Santa Eulària, pero necesitan más efectivos. «Solo hay tres UVIs en la isla: una en Sant Antoni, otra en Santa Eulària y otra en Ibiza con sus correspondientes ambulancias de soporte básico de los centros de salud», puntualizó.

Asimismo, afirmó que han conseguido que se habilite otra ambulancia en el pueblo de Sant Agustí. «Desde la central tienen que tener muy claras las prioridades. No puede ser que por cubrir un servicio no urgente, otra persona grave corra peligro. Es esencial la coordinación desde la central», explicó la pata más veterana de la mesa, el médico Gustavo Albert. En este sentido, subrayó que lo primero que preguntan es si el paciente está inconsciente. «Esto es lo que más nos importa a nosotros. Si está consciente o no».

Primera asistencia

Al volver de Cala Bassa y entrar en la base del 061 ubicada en el edificio viejo de Can Misses, el equipo sanitario volvió a recibir otro aviso de última hora. Un joven de 25 años con distrofia muscular de Duchenne había sufrido una insuficiencia respiratoria. Después de dos minutos, los tres integrantes, junto a Periódico de Ibiza y Formentera, se trasladaron hasta el domicilio de forma rápida, pero segura.

Una vez en la vivienda, el equipo cargó toda la dotación sanitaria necesaria para asistir a Alejandro, el joven que había sufrido el fallo en el sistema respiratorio. «Le diagnosticaron distrofia muscular de Duchenne a los ocho años. Desde entonces luchamos contra esta enfermedad cada día», señaló a este medio la madre de Alejandro. La mujer, que observaba con disposición las herramientas médicas utilizadas por los sanitarios, informaba en todo momento de cómo había sucedido el incidente y de los antecedentes sanitarios de Alejandro.

Tras controlar la tensión del chico y colocarle el soporte respiratorio no invasivo, le explicaron a la madre que no era necesario trasladarlo al hospital, bastaba con controlar su estado clínico los próximos días. «Mucha veces no hace falta ingreso, realizamos el servicio in situ y esperamos el siguiente aviso», subrayó Nacho Moreno antes de volver a subir a la uvi. «En esta ambulancia encontrarás todo lo que puedas hallar en una UCI. Tenemos la dotación necesaria para cubrir cualquier urgencia», destacó el médico Gustavo Albert.

Eran las 21.00 horas y el equipo de sanitarios se trasladó al comedor de Can Misses para intentar cenar antes del próximo aviso. «La mayoría de veces tenemos que dejar a medias la comida. En ocasiones, nos hemos tenido que ir sin pagar», explicó el malagueño Nacho Moreno. Este técnico en emergencias sanitarias lleva afincado en Ibiza desde 2016, año en el que consiguió plaza fija en la isla. Antes de esto, este sanitario estuvo trabajando entre Palma e Ibiza varios años. Mientras el equipo cenaba, los móviles permanecían en la mesa por si sonaba la alerta.

Fue justo en ese momento cuando Gustavo Albert destacó lo mucho que había cambiado el sistema sanitario desde que él comenzó en la profesión en Barcelona. «En los años sesenta había tantos médicos que solo me ofrecían sustituciones. Apenas se convocaban oposiciones y tenías que esperar a que sonara la flauta», destacó mientras cenaba una baguette. También señaló que la primera UVI móvil se habilitó en Ibiza en el año 99. «Yo viví los inicios de este servicio. Primero como coordinador y luego como médico», puntualizó al mismo tiempo que sonó el aviso.

Una mujer de 83 años, residente en Roca Llisa, había sufrido una disnea hacía 30 minutos. Esta unidad, sin apenas digerir la cena, se trasladó a la base y se subió a la ambulancia. En menos de 15 minutos, la UVI ya se encontraba a las puertas de la vivienda para asistir a esta longeva mujer. Según los sanitarios, todo parecía un cuadro clínico del covid. No obstante, una vez allí    observaron que lo que tenía la paciente era un ataque de ansiedad. Diagnóstico que, sin duda, sorprendió y molestó al equipo sanitario, puesto que estos casos pertenecen a la ambulancia de soporte vital básico.

«No sé por qué la central nos ha enviado a este servicio. El problema de recibir los avisos desde el 112 es que ocurre como en el teléfono loco, la información se desvirtúa», apuntó Gustavo tras hablar con la central.

Nuevo aviso

Minutos más tarde, un nuevo aviso concentró la atención del equipo que, mientras íba al lugar de los hechos, Avenida Pere Matutes Noguera, señaló que el entendimiento entre los tres es esencial. «Solo con mirarnos ya sabemos lo que tenemos que hacer cada uno», subrayó Nacho Moreno.

En este sentido, explicó que lleva muchos años trabajando con Gustavo y que se entienden mucho a la hora de trabajar. Eran las 22: 30 horas y la ambulancia aparcó justo en la puerta. Tras coger todos la dotación médica repartida en diferentes mochilas subieron hasta la planta tres del edifico. Un hombre delgado y dolorido salió al pasillo quejándose del costado por un golpe que sufrió hacía 24 horas. La vivienda, que contenía marihuana, no presentaba condiciones de salubridad.

Tras comprobar el estado del joven, Gustavo diagnosticó que este hombre tenía que haber sido atendido por la básica y no por la uvi móvil. «A veces pasa esto. Nos avisan de asistencias que no requieren un servicio encargado de atender las emergencias», explico el enfermero Joan Andreu.

Este sanitario, que lleva en Ibiza desde junio, está en la isla con un contrato temporal. «Llevo cuatro años trabajando en la UCI de Son Espases, pero yo quiero trabajar en una uvi móvil por eso acepté este trabajo. Quiero conseguir puntos que posibiliten mi vuelta a Mallorca como sanitario de una ambulancia de soporte vital avanzado», apuntó este enfermero.

Asimismo, destacó que ningún turno es igual. Hay jornadas con innumerables servicios y otras con asistencias más distanciadas. En esta línea, según el Área de Salud de Ibiza y Formentera, las UVIs móvil llegaron a realizar, durante la temporada turística de 2019, años prepandemia, más de 900 asistencias. Mientras que las ambulancias de soporte vital básico ejecutaron más de 3.500 servicios sanitarios.