Vicente Marí durante el discurso. | Daniel Espinosa

Dignísimas autoridades, señoras y señores:

A pocos metros de aquí, el día de San Ciriac, las tropas cristianas capitaneadas por Guillermo de Montgrí conquistaron esta fortaleza de Dalt Vila. Fue un lejano 8 de agosto de 1235 cuando Ibiza empezaba a forjar, a lo largo de los siglos, una larga y extensa tradición que hoy recordamos y celebramos. Con los nuevos pobladores, llegaron una nueva cultura, una nueva religión y una nueva lengua, que asentaron una sociedad que conserva todavía su esencia original.

Ocho siglos después, nos corresponde seguir haciendo historia y hacerlo, como decía don Joan Marí Cardona, «llenando huecos entre gruesas columnas, para conocer más esta tierra que nunca deja de sorprender». Por eso, esta celebración, es también una oportunidad para mostrar y compartir de dónde venimos, quiénes somos y quiénes queremos ser. En un mundo cada vez más globalizado, las Festes de la Terra son un marco único para recordar y poner en valor nuestra identidad.

Y hacerlo, desde sus fundamentos. Desde pequeñas acciones que recuperen tradiciones perdidas con los años. Hablo, por ejemplo, de la fiesta de San Salvador, patrón de la Marina y que desde antiguo servía para alabar, cada seis de agosto, un pasado marinero ligado al recuerdo de aquellos corsarios ibicencos que protegieron nuestras costas, nuestra isla, de ataques piratas o de impulsar como recientemente se ha anunciado, la elaboración de un nuevo nomenclátor geográfico que recupere, conserve y difunda un importante patrimonio inmaterial de palabras y topónimos propios que corren el peligro de desaparecer a causa del desuso. Porque reconociendo el pasado es cómo se construye con fuerza el futuro.

Identidad

Un año más, nos reencontramos ante las puertas de la sede de la antigua Universidad, precedente histórico de autogobierno de las Pitiusas, para celebrar y reivindicarnos como isla: para preservar nuestra identidad sin renunciar a seguir avanzando hacia mayores cotas de autogobierno que nos permitan afrontar, desde Ibiza, la resolución de los problemas que directamente nos afectan. Los ibicencos hemos demostrado en muchas ocasiones que sabemos y podemos dirigir nuestros destinos.

Y, una vez más, defendemos nuestra capacidad de hacerlo. Queremos asumir más competencias, pero éstas deben venir con la transferencia de medios humanos, económicos y materiales necesarios para prestar un buen servicio. No queremos ni aceptaremos competencias a cambio de hipotecas que no mejoren la vida de los ibicencos. Y es, desde esa responsabilidad colectiva como pueblo, que debemos enfrentar con sensatez y orgullo nuevos retos.

Ibiza ha sido siempre una tierra solidaria, aportando y contribuyendo siempre cuando ha hecho falta y reclamando cuando ha sido necesario lo que necesita, lo que merece. Porque no es de justicia que ante una crisis que nos afecta a todos por igual, se tengan más facilidades en función de la isla o de donde se viva. No es de justicia, que las inversiones que se necesitan desde hace tiempo la isla, no lleguen con la fluidez que deberían hacerlo, dificultando así el funcionamiento y mejora de infraestructuras y servicios básicos para los ibicencos.

Fondos Europeos

Las esperanzas de recuperación etsán puestas ahora en los Fondos Europeos que, en el caso de Ibiza, deben dirigirse hacia proyectos de formación, innovación y modernización del sector turístico, del transporte y hacia la implantación de energías renovables. Fondos necesarios para impulsar la economía y bienestar de los ciudadanos pero que siguen siendo una incógnita que sólo se resolverá con un reparto más transparente y equitativo hacia las administraciones locales y sector privado.

Asimismo, en Ibiza hemos cumplido con la ejecución del antiguo convenio de carreteras, ahora toca que por parte del Gobierno de España se firme cuanto antes el NUEVO CONVENIO, que permita mejorar la seguridad y fluidez de nuestra red viaria. Estas Festes de la Terra se celebran cuando la isla está llena de visitantes llegados de todos los rincones del mundo.

Por lo tanto, tenemos una oportunidad inmejorable de mostrarles quienes somos en realidad. ¿Cuál es el gran valor de esta tierra?, que poco tiene que ver con la imagen que muchas veces se proyecta hacia el exterior. Es indudable que el turismo ha supuesto para Ibiza una puerta hacia su riqueza y desarrollo, pero esta puerta no puede seguir abierta a cualquier precio. Ser un destino referente a nivel mundial comporta una responsabilidad y, sobre todo, la necesidad de mejora constante para consolidar día a día este liderazgo. No debemos tener miedo al éxito.

Debemos ser conscientes de lo que esto significa: de su suerte, y también del deber que nos obliga a gestionar y trabajar con rigor y con consenso a la hora de establecer regulaciones y límites que sean compartidos por todos. Siendo conscientes de la fragilidad y limitación de nuestro territorio debemos establecer las medidas que garanticen un crecimiento sostenible de nuestra economía, haciendo posible la convivencia pacífica entre residentes y visitantes.

Turismo

El turismo es bueno y necesario para nuestra isla, pero queremos un turismo respetuoso con el entorno y con la gente. Un turismo que comparta con otros días como hoy, que reconozca y valore la riqueza de nuestra historia, nuestra cultura y nuestro patrimonio. Por eso, más que nunca, debemos celebrar lo que nos hace únicos. Debemos reivindicar con orgullo la singularidad de esta tierra que, desde sus orígenes, ha sido siempre un espacio abierto a la convivencia, a la tolerancia y al respeto.

No podemos mirar hacia otro lado ante aquella gente que llega aquí a abusar, a aprovecharse de Ibiza y de los ibicencos, y ponga en duda el honor de todo un pueblo en base a prácticas totalmente denunciables. No podemos dejar, en definitiva, que determinadas actuaciones al margen de las normas y leyes dañen una isla, y echen por tierra el esfuerzo y el trabajo de muchas personas.

Por este motivo, la lucha contra el intrusismo, en todas sus formas, debe seguir siendo uno de los pilares fundamentales de nuestro trabajo como administraciones públicas, actuando con contundencia, de forma coordinada y leal con el resto de instituciones de sus islas. Desde el Consell d'Eivissa, hemos entendido esta lucha como una batalla que debe estar fuera de la crítica partidista que tanto detestan a los ciudadanos. Trabajando juntos, conseguiremos atacar de raíz unas actividades ilegales que nada tienen que ver ni con los turistas ni con el turismo.

Actividades ilegales

Actividades ilegales que generan problemas de orden, de saturación y que hacen imposible que muchos trabajadores tengan acceso a una vivienda digna. La búsqueda de este equilibrio no es fácil, pero, ante esto, la parálisis y la crítica fácil no son una opción. Sus soluciones llegan con trabajo. Y con trabajo conjunto. Aportando ideas y buscando fórmulas que nos permitan, como decía antes, prevenir y controlar actuaciones que en nada benefician a la isla. Como hemos hecho con sus fiestas ilegales, liderando y proponiendo medidas que el Gobierno ha aceptado en buena parte.

Por eso, también seguiremos trabajando para avanzar en propuestas como la regulación del acceso por tipologías de vehículos en la isla, impulsando medidas desde el análisis serio, el diálogo y el consenso y, a la vez, redefiniendo un nuevo modelo de transporte público que garantice y facilite una movilidad sostenible en todo el territorio insular. En este sentido, el Consell Insular d'Eivissa ya trabaja para que, a partir de septiembre, todos los ibicencos tengan la oportunidad de viajar en autobús de manera gratuita, haciendo por ello un esfuerzo económico que exigimos que, como tal, se compense al igual que en otros territorios.

Proponemos y reclamamos también al Gobierno de las Islas Baleares que se dé el impulso definitivo a cambios legislativos propuestos desde Ibiza desde hace más de 2 años que permitan la clausura de pisos turísticos, favoreciendo así el retorno de estas viviendas al mercado residencial de alquiler. Ahora más que nunca, los ciudadanos necesitan instituciones comprometidas, cercanas, ágiles y resolutivas y, como decía, necesitan por encima de todo respeto y unidad. Porque su lealtad debe entenderse como lo que es; un camino bidireccional en el que no se puede castigar ni cuestionar una parroquia, un municipio o una isla por motivos partidistas.

Crisis sanitaria

Cuando aún seguimos luchando por recuperarnos de una grave crisis derivada de la pandemia sanitaria, nos enfrentamos a otra crisis marcada por una elevada inflacción, la subida constante de precios y costes de carburantes y energías. Una situación muy complicada que solo podremos vencer si, como en otras ocasiones, el respeto institucional marca el camino de sus decisiones.

En el marco de sus competencias, el Consell Insular hará posible que las escuelas públicas de 0 a 3 años dependientes de la institución, no supongan una carga económica para las familias, ya que se reducirá a 0 el precio de la matrícula y el servicio ordinario de guardería. (9 a 13 horas.) Hoy, en el día de nuestra fiesta aprovechamos para recordar que juntos somos más fuertes: Lo hemos demostrado y debemos seguir haciéndolo.

Tenemos una oportunidad de avanzar, transformar y añadir valor por encima de volumen. Tenemos, en definitiva, la oportunidad de seguir ejecutando propuestas que se traduzcan en la recuperación económica y social de la isla, ajustando el modelo turístico hacia otros sectores que habían quedado olvidados, pero de quien depende en gran medida su propia subsistencia de nuestra tierra.

Sector primario

Agricultores, ganaderos, cazadores y pescadores. Gente del campo y del mar merecen toda nuestra atención para favorecer un cambio generacional que garantice la subsistencia del sector primario en un año muy especial, en el que las cooperativas agrícolas de Santa Eulària y de Sant Antoni cumplen setenta años y la cofradía de pescadores de Ibiza celebra su primer siglo de historia arraigada al mar.

Defender y preservar la actividad primaria que durante siglos ha mantenido nuestros antepasados, valorándolos a ellos, es valorar nuestra propia tierra y, a la vez, es dar una salida rentable a la producción autóctona: productos de gran calidad que debemos hacer llegar a cada mesa para que todo el mundo pueda disfrutar de los verdaderos sabores de Ibiza.

Cuidando el campo, conservamos paisaje. Somos una isla: un territorio pequeño y frágil y tenemos todos la responsabilidad de cuidarlo, aprendiendo de los errores, buscando el equilibrio y haciendo posible un gran acuerdo, un Pacto peso Territorio, que permita, sin prejuicios, garantizar un futuro más allá de nuestras generaciones más cercanas.

Un pacto forjado desde el diálogo y la voluntad de llegar juntos a un mismo objetivo: Ibiza. Se trata, en definitiva, de preservar y ajustar un modelo que respete la herencia de nuestros antepasados ​​sin estar sometidos a su inseguridad y descontrol que generan constantes cambios y alternancias. Ahora que parece que el mal son vividos por su pandemia empieza a quedar lejano, en un día de celebración como este, debemos incidir en un mensaje de responsabilidad, individual y colectiva, que recuerde que debemos seguir luchando, haciendo esfuerzos y aprovechando todas las oportunidades que tenemos para avanzar con decisión.

Y lo tenemos que hacer por nosotros, pero también por todas las personas que estos dos años nos han dejado por esta enfermedad. Celebramos la verdadera riqueza de una isla que se hace grande ante sus dificultades y se fortalece ante los retos. Una tierra con una gran historia escrita a base de pequeños hitos personales y que debemos seguir forjando con nueve retos, sueños y proyectos que cumplir día a día, pasa a paso.