Un perro defecando y su dueño al lado.

Restos de basura en aceras y calles, suelos pegajosos y llenos de manchas y excrementos caninos por doquier. De esta manera definen los propios vecinos del barrio de Cas Serres algunas de las calles de este enclave del municipio de Ibiza. Y hay dos calles que se llevan la palma en cuanto a suciedad y mal estado: la calle de Marià Villangómez y la de Josep Tur i Llaneras, además del parque ubicado junto al centro social del barrio, que se ha convertido en el ‘retrete privado’ de todos los perros de la zona.

El descontento con la limpieza es generalizado. La encargada de uno de los bares de la zona tiene claro que, si quiere que el tramo viario en el que se ubica su establecimiento esté limpio, le corresponde a ella barrerlo a diario. Entre otras cosas, critica que no se les permita tener un cenicero en el exterior del local para que los fumadores, aunque no puedan fumar en la terraza porque no está permitido, puedan depositar sus colillas antes de entrar al bar. En cuanto a la labor de los servicios de limpieza municipales, indica que prácticamente brilla por su ausencia. «El barrendero se limita a recoger las cuatro cosas que pueda haber alrededor de los contenedores de basura», señala, «mientras que los camiones hacen la recogida entre las 10.00 horas y las 12.00 horas, lo que provoca que    haya malos olores en las calles».

En términos similares se expresa otro vecino de la calle Josep Tur i Llaneras, que hace hincapié en la porquería que, desde hace meses, se adhiera al asfalto y a las aceras. «La última vez que pasó por aquí una máquina de limpieza con agua a presión fue en las pasadas navidades», recuerda.

Otro de los focos de suciedad del barrio de Cas Serres, y en este caso también un foco de ratas, según denuncian los propios vecinos, es la calle Marià Villangómez. En este caso ni siquiera se terminó de urbanizar un tramo de calle, por lo que entre trozo de acera y trozo de acera se puede ver una veintena de metros de malas hierbas y basura. Una basura que, al parecer, es depositada por los usuarios de las viviendas turísticas que hay en la zona y que suponen un reclamo para las ratas de la zona.

Pero si una zona de este emblemático barrio de Vila predomina sobre el resto en cuanto a suciedad, ese es el parque ubicado junto al centro social. Un lugar en el que a diario juegan multitud de niños pero que se ha convertido en el punto de evacuación de todos los perros de la zona. Los excrementos caninos que adornan esta zona pública se pueden contar a cientos, especialmente en lugar del parque destinado a merendero, en el que curiosamente está prohibida la entrada de mascotas.