Los pequeños dependientes de Sant Antoni se han organizado para avisar por Whatsapp. | Irene Arango

Uno de los inconvenientes que tienen los comericos es tratar de reducir, en la medida de lo posible, los hurtos que se producen a diario en los establecimientos y que, en el balance anual, suponen un gasto cada día más difícil de asumir y que se incrementado por las medidas extraordinarias de seguridad que hay que adoptar.

En el municipio de Sant Antoni, un grupo de pequeños comerciantes, hartos de estos pequeños pero abundantes hurtos, optaron por la prevención. Yqué mejor manera que saber de antemano quién va con intención de robar. La mejor herramienta que encontraron para poder estar informados a tiempo real de si hay delincuentes rondando por sus establecimientos fue la aplicación de mensajería instantánea de Whatssap. Alicia Marí Ribas, propietaria del centro comercial Soler que hay en la entrada de Sant Antoni, fue la impulsora de esta iniciativa, que por el momento suma a cinco comercios, ubicados todos a la entrada del casco urbano. «Empezamos a usar este sistema para comunicarnos entre los establecimientos de la zona en abril de este año», explica. «Y es que cuando abrí la tienda esta temporada me encontré con algo que nunca me había pasado: un montón de hurtos con gente del pueblo», afirma.

Menores

Explica que, principalmente, se trataba de menores, «argelinos o árabes, que se agrupaban en la acera de enfrente y, cuando te dabas la vuelta, entraban corriendo y te robaban los expositores de mecheros o vapeadores de encima de la caja». Ante esta situación, esta empresaria empezó a alertar a los comercios vecinos de las actuaciones de este grupo de menores. Y para facilitar la comunicación y englobar al mayor número de establecimientos posibles de la zona, optaron por crear este grupo de Whatssap.

«Detectamos a muchísimos ladrones a lo largo del día.Se producen muchos hurtos y lo hacen con la mayor calma del mundo porque saben que no tienen nada que perder», lamenta Alicia Marí.

Así, en cuanto un trabajador de uno de los comercios detecta a alguien tratando de robar, inmediatamente envía un mensaje al grupo con la descripción o la fotografía del sospechoso y la zona a la que se dirige, para que los trabajadores del resto de los establecimientos estén alerta y, en caso de recibir la visita de esa persona, poder hacer una vigilancia más estrecha. «Así hemos evitado bastantes robos», insiste Marí, quien afirma que este sistema les funciona «y nos ha ido muy bien». Pese a que se evitan robos con este sistema, las sustracciones, según afirman, siguen siendo elevadas. «Tenemos muchos robos», recalca la impulsora de esta iniciativa, algo que achaca a cómo están formuladas las leyes. «Hay un mínimo de 400 euros para que un hurto sea considerado un robo y eso en un souvenir es inviable. Conocen las leyes, saben que a los menores no se les hace nada y a los extranjeros, aún menos, por lo que no tenemos nada que hacer», explica esta empresaria.

Timos

Además de para prevenir hurtos, este sistema les está sirviendo para reducir el impacto de los timos que anualmente se producen en estos comercios. «Hemos tenido muchos timos con el famoso cambio de billetes», un sistema que se base en que el timador acude a un local con un billete grande, normalmente de 50 euros, y escoge un producto de bajo coste. A la hora de pagar, cuando el dependiente mete el billete en la caja, el estafador finge recordar que tiene el importe exacto en monedas y pide que le devuelva el billete para cobrarle en monedas. En ese momento, con un rápido juego de manos, guarda el billete y busca en sus bolsillos las monedas. Todo este proceso lo hace pacientemente, tratando de producir el mayor estrés al empleado, que ve que se le acumula la clientela y no termina de cerrar la venta. Finalmente, el timador no encuentra el dinero y pide que le devuelvan el cambio del billete de 50 euros que ha entregado antes (que el dependiente ya le ha devuelto y él ha escondido) y, al final, el timador se marcha del establecimiento con el billete y con el cambio. Aunque, lamentablemente, alguno de los establecimientos acaba siendo víctima o de un robo o de un timo, el hecho de que todos los alrededores lo sepan y conozcan la identidad del ladrón o timador hace que, al menos en esa zona, no puedan volver a actuar.