La escena de jazz húngaro se plantó en el baluarte de Santa Llúcia este sábado y vino a lucir. Symbiosis 5 no se llevó el concurso del festival de Getxo por casualidad. Benedek, Levente, Máté, Gyanyi, Roland abrieron la última noche del Eivissa Jazz 2022. Encerrado en una caja clausuró su concierto con inicio y final de percusión colectiva que no dejó a nadie indiferente.

No bajó el listón Yazz Ahmed, que con su cuarteto recorrió la historia de grandes mujeres de la historia con su estilo psicodélico.

Cinco días

En la noche del paseo Vara de Rey de un 30 de agosto, luce brillante un draco. Es el fondo de escenario para Andrés Coll, que inicia su actuación cayendo sobre el vibráfono como una tormenta. Gotas metálicas que acompañan las melodías árabes del violín Mateusz Smoszynsky y el guembri de Majid Bekkas. Parece que hubiésemos llegado a la fiesta en un oasis del Sahara. Sin duda es una fiesta grande.

El público desborda la platea de 200 sillas de plástico dispuestas para la primera jornada de música del Eivissa Jazz. Segunda del festival tras la jornada inaugural de cine. El concejal de Cultura, Pep Tur, pasa por detrás del público. Apenas tiene tiempo de escuchar el festival, dice. Como el anfitrión de una fiesta, va de acá para allá, asegurándose de que todo esté perfecto. Tras el festival pide las grabaciones y dedica varias tardes a escucharlo en un buen equipo de música, relajado y sin focos.

Coll despierta admiración entre el público. Una mujer pregunta quién es ese chaval que se mueve así sobre el vibráfono. Es el líder del grupo señora. Más adelante sacará unas castañuelas para sorprender al público y darle un toque ibicenco a un concierto entre Europa y África, como Ibiza.

El festival parece que escala hacia Dalt Vila. Pasa de Vara de Rey al parque Reina Sofía en su segunda jornada, que ya hemos explicado por qué es la tercera del festival. Sobre el escenario Arturo Pueyo. También ibicenco. «Estoy muy ilusionado de presentar mi primer disco en mi tierra», arranca la primera pausa del concierto. Arturo se desenvuelve bien sobre el escenario. Su aspecto algo excéntrico, barba larga con la barbilla afeitada (¿para que le sea más cómodo tocar el clarinete bajo?) casa con su talento. Empezó tocando de pequeño en la banda municipal de Ibiza en ese mismo parque y ahora míralo. Agarra el clarinete casi como si fuera una flauta dulce, lo cubre con sus dedos y se convierte en una extensión de su cuerpo. Lleva al público por sus Derroteros, nombre de su primer disco. Acompañaron como invitados el saxofonista Ariel Bringuez (una de esas personas que si pones su nombre y la primera letra del apellido en el buscador de Google, salen como primera opción con un pequeño rotulito que pone ‘artista musical’ y su foto) y la cantante Ángela Cervantes, que cantó la versión de Roqueta, sa meua roca de Pueyo. Con Seir Caneda, al piano; Arturo Valero, al contrabajo; y Rodrigo Ballesteros, a la batería calentaron el escenario con buen jazz para una noche especial de la Big Band Ciutat d’Eivissa.

Sergi Vergés, el director de la big band del Liceu de Barcelona, quiso poner en valor el repertorio de la noche: canciones tradicionales de Ibiza llevadas al terreno del jazz. «Revisar la música de los antepasados y adaptarla a la big band, devolviéndola a la vida, es maravilloso», dice.

El tercer salto es a ese escenario maravilloso del Eivissa Jazz, el baluarte de Santa Llucia. EME EME PROJECT sorprendió con su jazz urban flamenco, que así sobre el papel suena raro, pero la sorpresa fue para bien, con una muy buena puesta en escena. Le siguió Javier Navas Project con La Revolución, un disco que mezcla el jazz clásico con los tintes más vanguardistas.

La voz espectacular de Lucía Fumero abrió la noche del viernes. Su trío ofrece un jazz melódico, que a veces se acerca al pop y otras al bolero. La luna sobre la catedral fue acompañando el concierto y con el bis, desapareció. Llegaba uno de los platos fuertes de cada edición, el Eivissa Jazz Experience que organiza el pianista Abe Rábade. El maestro de ceremonias, como siempre José Miguel López, se encargó de recordar lo especial de este concierto. Cinco virtuosos sobre el escenario, un tema cada uno y un día de ensayo. Chris Kase (trompeta), Ander Garcia (contrabajo), Rale Micic (guitarra) y Gonzalo del Val (bateria) presentaron sus temas. «Algo de la intrahistoria de este proyecto es que los músicos no conocemos la historia del tema hasta que estamos sobre el escenario», explicó Rábade, «así que lo que os cuentan, también nos lo cuentan a nosotros».

Tras la última jornada vuelve la espera de un año. El Eivissa Jazz deja una buena grabación que seguro que merece la pena escuchar relajado para amenizarla.