Imagen de archivo de la desaladora de Santa Eulària. | Archivo

La Alianza por el Agua y el Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation apostaron por combinar nuevas tecnologías con modelos tradicionales ante la entrada de Ibiza en prealerta de sequía.

Según señalaron ambas organizaciones en un comunicado, es necesario que «la sociedad ibicenca trabaje en ser más resiliente, conjugando nuevas técnicas y tecnologías con la vuelta a las formas tradicionales (como por ejemplo la utilización de agua pluvial como recurso, la utilización de plantaciones y jardinería xerófila autóctonas, la acumulación del agua para riego, el respeto por el paisaje y las líneas del terreno). Camino necesario para construir una sociedad resiliente, capaz de poder afrontar el impacto de la escasez de agua».

«En los últimos ocho años, la isla ha tenido escasos períodos de normalidad en cuanto a la disponibilidad de agua se refiere» recordó Inés Roig, técnica de la Alianza. De hecho, el análisis de los datos sobre el índice de sequía hidrológica que realiza la Alianza por el Agua y que se recoge en el Informe anual del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation muestra que en 2018, 2019 y 2022 las situaciones de prealerta se han generado entre agosto y septiembre, coincidiendo con la temporada estival y, por tanto, con una mayor explotación de los recursos subterráneos por la combinación de una mayor presión humana y una menor pluviometría.

Mejora de las redes

Por otro lado, desde ambas organizaciones recordaron que el caso de Ibiza, con tres desaladoras cuyo máximo productivo es de 44.000 m3, debería ser suficiente para abastecer con agua de calidad a toda la población (aún integrando en el agua de abastecimiento parte del agua subterránea en caso de necesidad) si se invirtiese en telecontrol y mejora de las redes.

«Además, si se reutilizase el agua depurada, podríamos disponer de un flujo continuo de agua», señaló la coordinadora del Observatorio de Sostenibilidad de IbizaPreservation, una afirmación con la que Inés Roig, desde la Alianza, comparte: «Debemos darnos cuenta de que Ibiza podría ser una isla muy rica en agua si ésta se gestionase adecuadamente. El caso de Sa Caleta nos recuerda que aún queda trabajo por hacer en la mejora del ciclo integral y el acceso al agua».