«Antes me atrevía a todo, pero ya no». | Daniel Espinosa

El 18 de mayo de 2019 cambió para siempre la vida de Carlos Brítez Martínez, un hombre de 34 años que, tras reventarse uno de los neumáticos de su coche, se salió de la carretera y se «empotró» contra un pino. Este accidente le provocó un traumatismo craneoencefálico que le mantuvo ingresado un mes. «Me golpeé la cabeza y me hicieron una reconstrucción craneal en la parte derecha mediante titanio», señala Carlos Brítez tres años después del accidente en las instalaciones de Aemif. El centro de referencia en Ibiza de atención a estos pacientes y demás enfermedades neurológicas.

Con paso lento y el brazo izquierdo sin apenas movilidad, este hombre entró por la puerta del centro dispuesto a contar su historia para visibilizar una discapacidad que puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de su vida: el Daño Cerebral Adquirido.

Carlos Brítez se sienta y relata desde el dolor provocado por aquel fortuito percance que «en esta vida cada acto o acción tiene sus consecuencias». Explica algo nervioso que, aunque fue un accidente inesperado y aciago, siempre hay que tener precaución porque la vida te puede cambiar en décimas de segundo.

Es por eso que este miércoles, con motivo del Día Internacional del Daño Cerebral Adquirido, Carlos quiere compartir su historia y cómo le ha cambiado su vida desde entonces. «Antes me atrevía a todo, pero ya no. Ahora incluso tengo que pensar las cosas antes de hablar porque hay palabras que no me salen por la boca», explica Carlos diez minutos antes de comenzar sus ejercicios de fisioterapia con el especialista Francisco José.

Secuelas

Además de afectarle a la manera de comunicarse, Carlos tiene vértigos y claustrofobia. Recuerda, con ademán de tristeza, que antes locutaba en la radio y se defendía bastante bien como colaborador radiofónico. Ahora ha tenido que reinventarse, pero gracias a la atención que recibe en Aemif por parte de los profesionales, es una persona diferente, un hombre que desde que entró por esa puerta inició una lucha constante que se mantiene viva e intacta hasta hoy. «Desde que soy usuario noto una gran mejoría», indica feliz. Sin ir más lejos, explica que hasta que no llegó a Aemif en 2020, un año después del incidente, no supo su diagnóstico.

Pese a que estas secuelas le han cambiado su día a día, afectando a su movilidad, especialmente del brazo izquierdo, sigue superándose cada día en el centro sin importarle las dificultades. Cabe recordar que el 26 de octubre de cada año se celebra el Día del Daño Cerebral Adquirido (DCA), con la finalidad de sensibilizar a la población y poner el foco en las necesidades de atención, de rehabilitación y reinserción social de las personas con daño cerebral adquirido o sobrevenido.

En este sentido, Francisco José explica que el DCA es una lesión que se produce en las estructuras cerebrales por diferentes causas como ictus, tumores, traumatismos craneoencefálicos o encefalitis. «Se acompaña de una gran variedad de secuelas dependiendo del grado de lesión y la zona afectada. Estas secuelas pueden ir desde pequeñas dificultades de concentración hasta una gran dependencia de terceras personas», señala.