Una trencada de frutos secos, elaboración de bunyols, un árbol donde mandar mensajes a quienes ya no están con nosotros junto a otras actividades para que el alumnado de la Escola d’Arts «aprendan nuestras tradiciones y vivencias ancestrales que siempre se han transmitido oralmente», tal como explicaba Joan Torres, coordinador de la comisión de normativa lingüística.

Las encargadas de la elaboración de los bunyols característicos de estas fechas fueron las hermanas Esperança y Margarita, de Cas Moliner. «Un parell (cuatro) de kilos de harina, una docena de huevos y un pessic de azúcar, no mucho porque se le echa después», así desvelaban las maestras bunyoleras, en términos tradicionales, los ingredientes del postre que prepararon junto al marido y la hija de una de ellas. «Tenemos que agradecer la colaboración del Ajuntament de Sant Josep, que nos ha buscado a estas maestras y nos ha cedido toda la logística (carpas y demás) necesaria para poder llevar a cabo esta jornada», declaraba Marian Ferrer, directora de la Escola d’Arts i Oficis.

No solo los buñuelos y los frutos secos fueron los protagonistas de la jornada a la que los responsables decidieron llamar Obrint Boca. «Un término que tiene este doble sentido del que somos tan aficionados los ibicencos. Por un lado, abrimos boca para expresarnos en nuestra lengua, por otro lado, también abriremos boca para degustar nuestras tradiciones», explicaba Ferrer.

Un pequeño almendro, el ‘árbol de los recuerdos’, en el centro del recinto, sirvió como argumento para que el alumnado de la escuela de Artes y Oficios pudiera escribir mensajes a quienes ya no están con nosotros en hojas que, junto al tronco, simularon la caída de las hojas en el otoño. Una original manera de rendir homenaje a los seres queridos desaparecidos en el día de los difuntos.
«El paso del verano al invierno significa que empezarán a predominar los días más oscuros. Un momento en el que la cosecha ya está recogida y que, según la tradición, es el momento más propicio para recordar a quienes ya no están con nosotros», argumentaba Torres en su discurso al alumnado, a quien recordó el origen común de la celebración del día de Todos los Santos y de los difuntos con la de Halloween.


La granada, al igual que la mandarina, también fue uno de los frutos característicos en estas fechas, que tuvieron presencia en la jornada de este miércoles. Pelada y preparada con mimo por Jaume Reus, «el maestro magraner», tal como le definía su compañero en la comisión de normativa lingüística, Joan Torres.


Esther Hernández y Manel Orti, maestros de forja y de volumen respectivamente, fueron los encargados de la elaboración de unos zancos (peus d’ase, en su nomenclatura tradicional) con los que el alumnado pudo probar, no sin algún traspiés, lo que significa caminar sobre estos aparejos.
Un panel recogía, en fichas de colores, «algunas pinceladas que explican la tradición en el día de Todos los Santos y del Día de los Difuntos», tal como apuntaba Torres.


Àngels y Amanda son dos de las alumnas que disfrutaron de la jornada. «Esto es algo que hacíamos mucho en primaria, pero no me esperaba que siguiéramos haciéndolo en bachiller. Tenía el concepto de que esto era algo más enfocado a los niños pequeños, pero ya veo que no», declaraba Àngels. Sobre las tradiciones ibicencas, Amanda reconocía que «conocía algunas como el baile payés, también lo de ir a visitar a los seres queridos al cementerio. Pero no lo de la trencada de frutos secos. Es verdad que no me entusiasman los frutos secos y los bunyols son demasiado dulces para mí, aunque lo del árbol sí que me ha encantado».