Roberto San Esteban, presidente Asociación Viviendas Turísticas, en su despacho. | Daniel Espinosa

El presidente de la patronal de viviendas turísticas, Roberto San Esteban (Londres, 1958), repasa las principales preocupaciones del sector y reconoce la importancia de poner ciertos límites en la isla de Ibiza para evitar episodios de saturación.

-Hace unos años ya fue presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas (AVAT), ¿ha notado diferencias entre una etapa y otra?

-La primera etapa supuso construir de cero una idea de vivienda turística vacacional profesional y ponerla en el mercado, creando también un colectivo de propietarios y comercializadores y, de alguna forma, darle una identidad, algo que en un primer momento costó, aunque se consiguió. Fuimos capaces de que el colectivo de hoteleros reconociera también nuestra posición.

-¿Cómo ha evolucionado AVAT en todo este tiempo?

-Entre socios numerarios y no numerarios, la cosa varía. De socios numerarios puede haber unos 250 y de no numerarios, cerca de 1.400. La diferencia la encontramos en una serie de comercializadores que pueden representar a decenas de casas asociadas. De alguna manera, estamos representando a unas 1.400 casas.

-¿Qué considera necesario el sector en estos momentos?

-En primer lugar, deberíamos saber cuántas casas ejercen en la actualidad el alquiler turístico temporal. Sabemos que hay casas que en los últimos años, por la pandemia, se han alquilado para largos periodos y no están utilizando la licencia turistica vacacional. Otras, por motivos diversos, tampoco están siendo utilizadas. De las 19.000 plazas actuales, puede haber 3.000 o 4.000 que no están siendo usadas en este momento. Otro punto en el que estamos interesados es en formar un colectivo fuerte y ser un pequeño lobby en la isla, además de unir y coordinar mucho más nuestros intereses, como con el recién creado club de producto que cuenta ya con unos 50 proveedores asociados que podrán beneficiarse en sus respectivos negocios de las compras de los 1.400 miembros.

-¿Cree que ha mejorado en algo la lucha contra la competencia desleal?

-En los últimos dos años o tres, desde que cambió la normativa, ha mejorado y hay menos viviendas turísticas ofertadas, si se habla de casas, y menos viviendas turísticas ofertadas en relación a los apartamentos puesto que hay muchos más alquilados a largo plazo. Sigue existiendo competencia desleal y, en las casas, creo que ha aumentado algo más. El problema es que la mayoría de la gente no quiere alquilarlas por semanas, pero hay personas externas que lo que hacen es alquilar la vivienda todo el año y después la subarriendan por semanas. Llegan a tener tres o cuatro inmuebles y los ofertan ilegalmente, ejerciendo competencia desleal, ilegal, y no pagan impuestos ni seguros para dar tranquilidad a los inquilinos. Muchas veces, destrozan las casas o se van sin pagar a los propietarios lo que es el alquiler propiamente dicho.

-¿Se está haciendo suficiente entonces para combatir esta problemática?

-Trabajo se está haciendo, lo que pasa es la coordinación entre las diferentes áreas estatales para poder acceder a los apartamentos o casas y poder denunciar, y que estas denuncias sean rápides y ágiles a la hora de tramitarse. Desde que se inicia el proceso hasta que se termina, es excesivamente lento, sin una coordinación interna por parte de las diferentes áreas del mecanismo del Estado.

-Recientemente, han celebrado una nueva edición de su congreso, ¿qué conclusiones han podido extraer?

-Globalmente, el octavo congreso ha seguido manteniendo una línea muy alta en cuanto a contenido, hablándose de líneas candentes para el sector, incluso para el sector turístico, como pueden ser las fiestas ilegales o las plazas que están ahora mismo completamente bloqueadas. También hemos hablado de sostenibilidad o digitalización, así como de nuevos mercados como el norteamericano y el gran disgusto que nos hemos llevado en el sector turístico de la isla al contar Mallorca con la conexión directa con Nueva York en vez de llevársela Ibiza, cuando su nombre es más conocido en EEUU. Entre las conclusiones, pensamos que tenemos mucho campo por seguir, mucho por aprender y transmitir a nuestros clientes porque es un producto que cada día gusta más al visitante foráneo.

-Sobre las fiestas ilegales, reiteran su preocupación por las repercusiones que pueden suponer para los propietarios de las viviendas.

-Nosotros apoyamos completamente la paralización de cualquier fiesta ilegal e incluso fiestas que molesten a los vecinos. Se pide mantener celebraciones que no molesten y que estén organizadas. El problema fundamental es cuando se nos culpa de ser los responsables de la organización de estos eventos y, además, nos ponen unas multas extremadamente altas que pueden llegar a los 300.000 euros. En un 99% de las circunstancias los propietarios no sabemos que se van a celebrar estas fiestas e indicamos a nuestros inquilinos que no se puede poner la música alta o molestar a los vecinos y que actividades de este tipo están prohibidas y, a pesar de ello, hay veces que lo hacen. Modificar la normativa es bastante complicado porque lleva tiempo y hay muchas personas involucradas, pero sí hemos pedido que se nos acepte un protocolo. El Consell parece que está a favor y hace falta que los cinco municipios lo ratifiquen.

-¿En qué consiste dicho protocolo?

-Cuando hay una denuncia por parte de la Policía Local de un municipio, simplemente deben chequear con el Consell si la vivienda es turística y, si lo es, que el propietario sea avisado para que pueda conocer la existencia de la denuncia, que pueda seguirla. Si ésta es pequeña, que pueda mantener el depósito de seguridad. Si se trata de una fiesta mayor o ilegal, que el propietario pueda denunciar a su cliente para que, cuando salga el juicio, se demuestre que él no ha tenido nada que ver. Después, nos encontramos con la problemática de que muchos de estos clientes residen en el extranjero y habría que pasar estas multas a sus correspondientes países. Este procotolo ahora debe transmitirse a los diferentes municipios.

-¿Conoce propietarios que hayan sido sancionados por fiestas ilegales?

-Sí, no muchos, pero ha habido algunos que han recibido, uno o dos años después, una multa por exceso de música, molestias o incluso por una fiesta. En algunos casos, eran multas no muy grandes, pero en otros ya eran considerables y ha sido complicado poderlas recurrir y, al final, han tenido que pagar. Hay casos y, por ello, desde AVAT estamos intentando modificar este punto y que los propietarios no sean los culpables.

-Hace años se plantearon utilizar una App para detectar excesos de ruido en viviendas alquiladas y combatir así una posible fiesta ilegal.

-Esta aplicación en concreto no salió adelante, pero ahora mismo estamos cerrando acuerdos con una App que también va a controlar el exceso de decibelios en interiores y se está trabajando en la segunda fase del proyecto. Va a haber también una opción para el exterior de las viviendas.

-¿Qué destacaría de esta temporada turística?

-Ha sido un año, no diría que excelente porque ha habido muchas casas que han tenido que afrontar reservas de 2020 y 2021 con los precios de aquella época y se ha generado dinero, pero no grandes beneficios. Otras casas de medio y alto standing han tenido más huecos porque ha habido gente que no ha viajado y que se ha echado para atrás. En general, ha sido un año bueno. Calculamos, en un primer balance, que puede estar sobre un 7% más que en el año 2019 y, en líneas generales, la gente está contenta, aunque los costes han subido a todos los niveles. La falta de personal en limpieza o jardinería también ha causado problemas. En general, el sector está contento.

-¿Ibiza ha demostrado su fortaleza como marca turística?

-Una cosa es la marca y la de Ibiza estamos convencidos de que perdurará porque es muy fuerte y muy potente y, como isla, es muy especial en toda Europa y en todo el mundo. Es cierto que estamos sufriendo una saturación desmesurada y habría que realizar algún tipo de control o paralización en el volumen de gente. Hay que evitar una saturación de viviendas construidas o ilegales, de coches. Todas estas cosas hay que ajustarlas y tener una isla compensada.